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Un Sevilla pinturero

Rakitic, Reyes y Marin protagonizan la gran superioridad de los andaluces ante un Valladolid condenado por un penalti infantil

Rafael Pineda
Gameiro celebra su primer gol.
Gameiro celebra su primer gol.José Manuel Vidal (EFE)

Magnífico partido del Sevilla, que se quitó, en parte, el mal sabor de boca que le dejó el primer capítulo del derbi continental. El equipo andaluz, por momentos, tuvo mucho fútbol. Algo que se puede entender cuando se alinean juntos jugadores de la clase de Rakitic, Reyes y Marin. Tres futbolistas de nivel. Uno emergente y poderoso, Rakitic. Otro con capacidad todavía para alterar partidos de una exigencia limitada, caso de Reyes. Y, por último, Marin, quien por fin dio muestras de la calidad que le llevó a ser fichado por el Chelsea.

Este trío, con la ayuda de Gameiro, capaz de lo mejor y lo peor, desbarató a un Valladolid ordenado al inicio y desquiciado la mayor parte del encuentro. Le castigó mucho el penalti de Sastre a Marin, decisivo en un tramo del encuentro donde el buen fútbol del Sevilla no tenía reflejo en el marcador. Un penalti claro, aunque no el segundo, donde Mitrovic le dio al balón con el costado y no con el brazo. No fue el día del Valladolid, que tendrá que asentar sus esperanzas de salvación en otros escenarios, más acordes con su nivel. El conjunto castellano no ofreció buenas sensaciones, sobre todo al dejarse ir con el 2-0 en contra. Una rendición inesperada tras su gran partido frente al Barcelona.

El Sevilla, mientras, se consolida en los puestos europeos. Fue un equipo pinturero, de mucho toque y buena definición, ayudado por esos penaltis que le facilitaron el camino del triunfo. Ahora, los de Emery tienen la opción de lograr una remontada histórica en la vuelta del derbi europeo. Le será más fácil cuando sus buenos jugadores, como ante el Valladolid, tienen su día. Su afición, contenta con este Sevilla de la Liga, quiere más, por lo que apeló a la épica europea.

SEVILLA, 4-VALLADOLID, 1

Sevilla: Beto; Diogo, Fazio, Pareja, Alberto Moreno; Cristóforo, Iborra (M'Bia, m. 77); Reyes, Rakitic, Marin (Coke, m. 71); y Gameiro (Bacca, m. 71). No utilizados: Varas; Fernando Navarro, M'Bia, Vitolo y Carlos Fernández.

Valladolid: Mariño; Rukavina, Jesús Rueda, Mitrovic, Bergdich; Sastre, Valiente, Rossi (Óscar, m. 45), Rama (Omar, m. 63); Manucho (Larsson, m. 46) y Javi Guerra. No utilizados: Jaime; Baraja, Víctor Pérez y Jeffren.

Goles: 1-0. M. 23. Rakitic, de penalti. 2-0. M. 41. Gameiro. 3-0: M. 65. Gameiro, de penalti. 4-0. M. 74. Diogo. 4-1. M. 76. Javi Guerra.

Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Bergdich, Valiente, Diogo, Reyes, Rukavina y Bacca.

Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 30.000 espectadores.

La combinación de talento y clase suele ser beneficiosa para el fútbol. La de la ansiedad y los nervios depara malas noticias. Así, en parte, se explica la gran diferencia que existe entre un Sevilla que busca la quinta plaza y un Valladolid que ha regresado a los puestos de descenso después de su gran encuentro ante el Barcelona, hostigado por el gran momento del Rayo Vallecano. A Emery, que se le critica con insistencia por reservón, le dio por colocar una línea de tres jugadores de indudable talento, formada por Reyes, Rakitic y Marin. Este último regresaba a la titularidad cinco meses después de la última vez, perdido entre lesiones, falta de constancia y una ausencia de competitividad que le condena a la mediocridad cuando tiene condiciones para ser un futbolista de los grandes. Una línea explosiva, llena de calidad, ante la que el Valladolid, valiente, con dos delanteros, apenas opuso resistencia. El Sevilla, más discreto cuando el balón pasaba por los pies de Cristóforo e Iborra, hilvanaba pases, regates y desmarques. Eso sí, sin gol.

El empujón a la causa lo dio Sastre, que hizo un penalti de lo más innecesario para tirar por la borda el esfuerzo del Valladolid. Es aquí donde se explican la ansiedad y los nervios. Rakitic, que había fallado el último penalti que lanzó en Nervión, ante el Valencia, fue a lo seguro, marcando el gol número 11 en Liga, una gran cosecha para un centrocampista. Marchitado por el error de Sastre, el Valladolid se desvaneció. Al mismo ritmo que creció y creció el Sevilla. Entre toque y toque, con Marin como supremo protagonista. Un pase al hueco del alemán encontró a Gameiro, un delantero eléctrico. En dos toques puso el 2-0 en el marcador.

El gol del francés acabó con las esperanzas del Valladolid, que, inesperadamente, decidió borrarse del partido, con un sistema defensivo muy blando. El Sevilla siguió a lo suyo, tocando y tocando, dibujando goles estupendos, como el cuarto, donde Reyes ofreció un pase de ensueño que Diogo empujó a la red. La guinda a una victoria de lo más convincente, en la que recuperó a jugadores como Marin y M’bia, muy importantes para los próximos partidos de los andaluces.

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