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Bale despierta con un golazo

Los de Ancelotti, con goles de Illarramendi, Bale, con un trallazo e Isco, se deshacen (3-0) del flojo conjunto ilicitano

Diego Torres
Bale marca el segundo tanto del partido.
Bale marca el segundo tanto del partido.álvaro garcía

La gente acudió a Chamartín para ver a Bale y a Jesé con más interés de lo que fue a ver al Madrid jugar contra el Elche. El duelo que librarían los equipos carecía de incertidumbre mientras que la carrera que protagonizan Bale y Jesé evocaba sentimientos grandiosos. Se juegan un puesto el futbolista más caro de la historia y el mejor canterano que se asienta en el Madrid en los últimos tres lustros. Esta Liga empobrecida no es capaz de rivalizar contra semejante concurso y el encuentro confirmó punto por punto las expectativas. El Madrid aplastó al Elche sin arrugarse el uniforme y el espectáculo lo pusieron los dos hombres examinados. Jesé porque hizo lo que pudo por elevarse sobre una vulgaridad de partido que acabó tragándoselo. Bale porque dejó que se le escaparan las oportunidades, de tropiezo en tropiezo, hasta el cañonazo final. El 2-0, un gol espléndido que zanjó el animado debate en la tribuna.

REAL MADRID, 3; ELCHE, 0

Real Madrid: Diego López; Carvajal, Pepe, Varane, Arbeloa; Xabi Alonso (Casemiro, m.83), Illarramendi, Di María; Bale, Jesé (Isco, m.73) y Benzema (Morata, m.81). No utilizados: Casillas; Ramos, Coentrão y Nacho.

Elche: Manu Herrera; Cisma, Lombán, Botía, Edu Albacar; Carles Gil (Cristian Herrera, m.79), Rubén Pérez, Rivera (Aarón, m.73), Manu del Moral (Fidel, m.73), Javi Márquez; y Coro. No utilizados: José Carlos, Mantecón, Boakye y Pelegrín.

Goles: 1-0, m.34: Illarramendi. 2-0, m.62: Bale. 3-0, m.80: Isco.

Árbitro: Prieto Iglesias (Colegio Navarro). Amonestó a Pepe (50) por el Real Madrid; y a Rivera (40), Botía (63) y Javi Márquez (70) por el Elche.

El Madrid se metió en faena con pie firme. Intimidó más por presencia física que por juego, con un despliegue que se fue apagando con el transcurso de los minutos. Como un torrente que desemboca en el mar, perdió impulso contra una defensa ordenada. El Elche se apretó cuando no tuvo el balón, basculando unánime de lado a lado, y se desplegó con criterio cuando recuperó la pelota, agrupándose alrededor de Rivera. Con Manu, Coro, Gil, Rubén y Márquez pobló el medio campo hasta conseguir superioridades que le permitieron mantener la posesión. Escondieron la pelota a un rival que se enfría cuando no es capaz de tenerla. Cumplieron por méritos propios pero, sobre todo, cumplieron porque se encontraron con una situación cómoda. Confortable porque cuando atacó el Madrid no consiguió ser creativo ni profundo, le faltó dinamismo y precisión. Las maniobras del Madrid se hicieron lentas y previsibles, y Lombán y Botía llegaron a tiempo de cerrar. Solo en una ocasión se vieron desbordados. Fue por culpa de un taconazo sublime de Benzema. El francés se valió de este gesto inesperado para brindar a Bale con el mejor pase en profundidad de la tarde. Bale arrancó desde la derecha y se quedó mano a mano con Herrera. El estadio cantaba el gol, pero el delantero, inhibido, hizo una pausa tan larga que Botía recuperó a tiempo de cruzarse en su camino. Hubo pitos. Silbidos de los primeros impacientes.

La hora invitó al sesteo y aficionados y jugadores se dejaron llevar por la inercia de un intercambio tibio. El Elche fatigaba para entretener la pelota y el Madrid se aplicaba en no partirse, en afirmarse, en trabajos de mantenimiento, siete atrás y tres arriba a esperar la ocasión. Di María era el único elemento que parecía alterar el equilibrio general con desmarques, cambios de ritmo, irrupciones por la derecha y por la izquierda. En una de esas centró para Jesé, que intentó enviar el balón al segundo palo con un remate de primeras. Lo tocó demasiado poco y no consiguió darle el efecto necesario para encontrar puerta.

Se agotaba el primer tiempo de este intercambio incruento cuando el Madrid se adelantó a la salida de un córner. Lo lanzó Di María y lo controló fuera del área Illarra, habilitado, solo, antes de meter el derechazo. La pelota se desvió en un defensa, confundió al portero, y acabó en la red. El gol profundizó el perfil del Madrid en estos días. Una creciente capacidad de gestionar los partidos desde la organización defensiva hasta madurarlos y rematarlos sin necesidad de articular grandes jugadas. Contundencia atrás y puntería adelante.

El Elche regresó del descanso con energía renovada, empeñado en entretener al público. Colgó un par de centros, uno de Gil, otro de Albacar, y agitó la tarde. Pepe se ocupó personalmente de desactivar cualquier avanzadilla y el partido volvió a espesarse. Trabado, discontinuo, el duelo ofreció pocas emociones hasta que Pepe abanderó un contragolpe a grandes zancadas por el eje del campo. Vio a Bale a su derecha y le entregó la pelota. El zurdo enganchó hacia el medio, ceñido por Lombán, y soltó el tiro. La pelota se fue al fondo sur y desde las gradas bajaron pitos. Más pitos que nunca contra Bale.

Isco marca el tercer gol del partido.
Isco marca el tercer gol del partido.PEDRO ARMESTRE (AFP)

No se sabe si Bale percibió lo que sucedía, tal y como está, ensimismado, ansioso por cumplir. En contraste con el cálido ambiente de los campos ingleses, la impaciencia desapacible del Bernabéu debió parecerle inexplicable, si es que se detuvo a contemplar el entorno, los nervios, y esas ovaciones aisladas a Jesé, que se debatía por agradar en la otra banda. Su situación era crítica cuando le dio la vuelta al destino. Fue durante una jugada aparentemente inocua, en el medio campo. Xabi le entregó la pelota con la izquierda, en un pase corto, y él, a más de 30 metros de la portería, sin ningún defensa encima, se encontró súbitamente perfilado. Listo para armar el golpe con un movimiento armónico de brazos y cadera. Soltó el zurdazo con un swing y la pelota viajó dulcemente hacia arriba antes de perder altura para golpear la cruceta y meterse en el arco. Fue un golazo. Una descarga eléctrica que levantó a la multitud de sus asientos y liberó un grito unánime de admiración. Bale bien había valido pagar la entrada. El palco respiró aliviado y Ancelotti mandó el cambio como quien dicta sentencia: Isco por Jesé.

El Elche estaba rendido cuando Benzema, que hizo otro buen partido, le regaló un balón a Isco de cara a Herrera. El malagueño envió el disparo al fondo de las mallas antes de cubrirse de cánticos. La hinchada le aclamó, encantada de llevarse de recuerdo un ornamento más. Para entonces ya nadie pitaba.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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