Nocioni ilumina al Baskonia
El argentino decide ante un Barça que igualó a falta de 35 segundos y no supo resolver (76-72)
En los momentos difíciles, en los de apuro, en los que asoma el vértigo por lo que puede venir, cuando cabe la posibilidad de que el castillo, antes de pedernal se convierta en naipe, aparece un tipo grande, ancho, pero ágil, ataviado con sus rodilleras y una estruendosa codera que demuestran que está curtido en mil batallas, y rescata a la princesa. Ese es Chapu Nocioni, santo y seña del Baskonia, que rescató a su equipo cuando el Barcelona amenazaba con doblegar a un rival que siempre le había sacado la delantera.
No eran los 19 puntos que convirtió, ni los seis rebotes que capturó, ni sus continuos regalos a Tibor Pleiss con algunos de los cuales el alemán pudo disfrutar pero otros ni los abrió. Era, sobre todo, su don de la oportunidad para conseguir las canastas importantes, las estratégicas, las que elevaban la moral de su tropa y minaban la del rival. Especialmente la última, cuando el Barcelona había logrado empatar a 72 y quedaban aún 35 segundos por disputar. El Chapu, de espaldas se giró con una gracilidad poco acorde a su corpachón y anotó como un pívot de la vieja escuela.
Luego una defensa agresiva del Baskonia frenó la penetración de Navarro y la personal de Tomic la convirtió en dos puntos más Causeur, precisamente el vigilante de Navarro, que firmó un partido tácticamente soberbio. El marcador, al final, reflejó la superioridad del Baskonia a lo largo de todo el partido: 76-72.
El Barça fue un rival fuerte que manifestó todo su repertorio, tanto en capital humano como en alternativas de juego, aunque padece la versión aún baja de Navarro y la escasa aportación de hombres llamados a ser importantes como Lorbek, Lampe o Nachbar. Dorsey tampoco ha dado aún el do de pecho, Pero el estadounidense, sin demasiados minutos, se echó al equipo encima cuando parecía que el Baskonia iba a aplanar al Barça con una nueva exhibición de acierto en los triples, y en el poderío bajo los aros, a pesar de la irregularidad de Pleiss bajó el tablero (aun así anotó 17 puntos).
El Baskonia accedió al partido con la luz encendida y el Barça en penumbra. Tan apagados estaban los pupilos de Pascual que incluso perdieron un ataque por demorarse cinco segundos en el saque. Un despiste impropio de su nivel y más aún cuando el partido aún calentaba motores. Con los ganchos de Pleiss y la sabiduría de Nocioni, el Baskonia se fue con un 26-20, que nada decidía pero marcaba el territorio. Tanto que en ningún momento del partido, el Barça pudo ponerse por delante en el marcador. El Barça del segundo cuarto fue otra cosa. Dorsey frenó a Pleiss y agudizó la agresividad de su defensa. Varios errores arbitrales consecutivos desquiciaron a ambos equipos que vivieron momentos de confusión, tirados por el suelo en vez de saltando hacia el tablero. Pero el partido se igualó, más que en el marcador, en la jerarquía del juego.
El descanso aclaró las ideas del Barcelona que con varios triples consecutivos se acercó al Baskonia, aún confuso y solo arrastrado por su caballero salvador, Nocioni que fue empujando a los de Scariolo tanto en el marcador (aunque un fue un cuarto pobrísimo de anotación, 11-14), para entonces ya se habían fijado las parejas de hecho bajo el tablero: Tomic y Pleis de principio, y Lampe y Hamilton, cuando los otros dos volvían al banco. En ambos bailes ganó el Baskonia, especialmente en el segundo donde la superioridad de Hamilton era manifiesta sobre un apagado Lampe. La primera era de centímetros contra centímetros; la segunda, de músculo contra músculo.
Un partido tan físico requería esfuerzos supremos. Y el Barça hizo el último, hasta llenar de dudas al Baskonia cuando empató a 72 a falta de 35 segundos. Jugando dentro-fuera, el Barcelona encontró los huecos que antes no veía. El Baskonia se agarró a los triples, con Nocioni y San Emeterio comandando la caballería, pero el Barça respondió con un acierto continuo que le llevó a empatar el encuentro y a soñar con una victoria que nunca había avistado en el marcador.
Pero la última decisión de Navarro, intentando penetrar entre las torres del Baskonia, buscando una personal que pudiera darle al menos el empate y la prórroga, acabó con varios jugadores embarullados bajo el tablero, otros por los suelos y Tomic frenando con personal la salida de Causeur al que le había llovido el balón como fruto de una tormenta. Y anotó los dos puntos. Y la bocina sonó. Con los jugadores exhaustos y el Baskonia acercándose a su primer objetivo: un lugar en la Copa del Rey. Nocioni le volvió a enseñar el camino.
LABORAL KUTXA, 76; BARCELONA, 72.
Laboral Kutxa: Heurtel (0), Causer (10), San Emeterio (8), Nocioni (19), Pleiss (17) —equipo inicial—; Mainoldi (3), Hanga (3), Hamilton (7), Hodge (5) y Jelinek (4).
Barcelona: Marcelinho (7), Navarro (9), Papanikolaou (10), Nachbar (2), Tomic (12) —equipo inicial—; Dorsey (8), Sada (2), Todorovic (0), Oleson (10), Lorbek (7), Lampe (5) y Pullen (0).
Parciales: 26-20, 20-19, 11-14 y 19-19.
Árbitros: Conde, Peruga y Rial. Eliminaron por faltas personales a Nachbar (m. 35).
Fernando Buesa Arena de Vitoria. 14.182 espectadores.
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