La hora de Radwanska
La polaca, finalista en 2012 y jugadora de mejor ránking en semifinales, se cita con Lisicki ● Flipkens buscará la final contra Bartoli
Se llama Agnieszka Radwanska, pero podrían decirle la momia. Con las dos piernas vendadas de arriba abajo, la polaca, finalista en 2012, avanza hasta las semifinales tras tener que apurar nueve puntos de partido ante la china Li (7-6, 4-6 y 6-2). Esto es Wimbledon, y ganarlo exige que el cuerpo pague un tributo y que la mente haga frente a un impuesto. Radwanska, que jugará contra la alemana Lisicki (la otra semifinal cruzará a Bartoli con Flipkens) sabe que hay trenes que solo pasan una vez en la vida, que su juego sin fuerza ni potencia, rebosante de inteligencia, se adapta perfectamente a la hierba; que sin Serena Williams, Maria Sharapova y Victoria Azarenka, es ahora o nunca, la gran oportunidad de hacer valer su ránking como número cuatro del mundo.
“Y me está costando mucho”, reconoció la polaca de 24 años sobre los dolores de su cuerpo; “pero me empujo, lucho, compito hasta el final, doy mi 200%. Lo que tengo no es una lesión, simplemente que he jugado mucho, he sobreutilizado mis piernas. No creo que haya límite para el dolor, que haya tanto dolor como para que tenga que parar a estas alturas del torneo. Estoy feliz de haber tenido mi venganza”, cerró, recordando que la china le había derrotado en los cuartos del Abierto de Australia.
Sin Serena, Sharapova y Azarenka, es ahora o nunca, la gran oportunidad de hacer valer su ránking como número cuatro
Radwanska compite castigando las debilidades de sus contrarias. Su raqueta es como un escáner que radiografía el golpe más propenso al fallo de su rival y luego lo persigue de intercambio en intercambio. Ella es la sutileza. Las tenistas que quedan en su camino son tenistas de potencia.
Ahí está la alemana Lisicki, que descarriló en octavos a Serena Williams de ace en ace, formidable al saque también en cuartos contra Kanepi (doble 6-3). Ahí que está la belga Flipkens, que es la número 20, una tenista a la que los problemas de circulación sanguínea casi retiran del tenis, capaz de tumbar 4-6, 6-3 y 6-4 con su mezcla de fuerza y cambios de ritmo a la checa Kvitova, la campeona de 2011. Y ahí que está la francesa Bartoli, extrañísima tenista, la número 15, la finalista de 2007, que golpea a dos manos el revés y la derecha y siempre aprieta a los mejores pese a que no tiene el cuerpo de una atleta (6-4 y 7-5 a Stephens: llega a semifinales sin ceder un set o jugar un tie-break). En ese grupo de cuatro tenistas está la campeona de 2013. El Wimbledon más abierto que se recuerda.
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