“A la perfección se llega con pasión”
La mirada ojerosa de Predrag Danilovic (Sarajevo, Bosnia-Herzegovina, 1970) concentra la nostalgia de un expediente de los grandes en el que, además de su escala en la NBA, relucen sobremanera dos Euroligas. La que conquistó en 1998 con el Virtus de Bolonia y la de 1992 liderando junto a Djordjevic el mítico Partizán de Fuenlabrada. Ahora dirige desde el despacho el destino de su equipo del alma. Hoy, (20.45, E3) su Partizán, que aun no conoce la victoria, visita el Palau para medirse al Barcelona, invicto en Europa.
Pregunta. ¿Es cierta la leyenda de que no se hablaba con Djordjevic aquel año 92 en el que lograron la Copa de Europa ante el Joventut?
Con Navarro y Rudy, Barcelona y Madrid tienen dos líderes con valor de ‘final four”
Respuesta. Seguramente sí. Eran cosas de niños que además no afectaban en la pista. No fue nada grave, pasa en todos los equipos hasta que se aprende a controlar los egos. En cualquier caso, todo aquello se resolvió con el abrazo en el que nos fundimos tras su histórico triple. En mi despacho tengo la foto de aquel lanzamiento y todavía hoy se lo agradezco. Eso sí que no lo olvidaré nunca.
P. Aquella conquista encierra una historia memorable.
R. Pareció el guion de una película. Hubo drama y también romanticismo. La cancha se convirtió en nuestra salvación para superar las adversidades de la guerra. No teníamos ni idea de dónde estaba Fuenlabrada, pero nada más llegar nos aceptaron como suyos. Si hay que definir la magia, es lo que sucedió aquel año.
P. Fue la primera y única Euroliga del Partizán hasta la fecha.
R. Éramos muy jóvenes y nadie podía pensar que fuéramos a ganar. Esa inconsciencia nos impulsó para ser campeones. Después creíamos que íbamos a lograr muchas más, pero solo Obradovic lo hizo. Se llevó la fórmula.
P. ¿Cómo resume su carrera?
R. La NBA me llamó muy rápido. Ese mismo año 1992 fui drafteado por Golden State, pero decidí permanecer en Europa por cuestiones económicas y para madurar como jugador. En la NBA pasé dos grandes temporadas. Es lo máximo llegar allí y son los reyes del baloncesto, pero la forma de vivir la vida y el deporte que hay en Europa me gustaba mucho más y por eso decidí volver.
La final del 92 pareció el guion de una película. Hubo drama y también romanticismo"
P. ¿No se planteó la posibilidad de jugar en España?
R. Nunca tuve ofertas serias de equipos españoles. Bolonia me lo daba todo. Brunamonti fue uno de mis ídolos y fue crucial para que jugara allí. A pesar de los rumores, a la hora de la verdad Bolonia estaba por encima.
P. ¿Qué le pareció la final olímpica?
R. Cuando los Estados Unidos mandan a una competición a su mejor equipo no hay rival en el mundo que le pueda ganar. España lo hizo fenomenal. Son sin duda, la mejor selección del mundo normal, pero Estados Unidos sigue estando en otro planeta. Solo me queda la duda de si España podrá prolongar en el tiempo ese dominio cuando se retiren varios de sus jugadores clave.
P. ¿Qué le faltó a España?
R. Le haría falta tener cinco gasoles. O al menos tres (ríe). Hay que ser realistas y a día de hoy es imposible ganarles cuando compiten al máximo nivel. A España la ambición desmedida le está impidiendo disfrutar a tope de lo que está logrando. Su preocupación no debe ser cómo ganar a Estados Unidos sino descubrir y cuidar a sus jóvenes talentos para garantizar el relevo.
P. ¿Con qué jugador español se queda?
R. Su principal valor es el equipo con mayúsculas. Todos son grandes individualmente pero saben que lo son más gracias a los compañeros que tienen al lado. Sin duda, Pau Gasol está por encima de todos, pero el éxito viene por su equilibrio. Además, tienen el entrenador más guapo. Es muy amigo mío y admiro su trabajo.
A España la ambición desmedida le está impidiendo disfrutar de lo que está logrando"
P. Si su generación no se hubiera truncado, ¿habría llegado a competir con Estados Unidos?
R. Aquella generación tampoco hubiera podido con ellos. Si hay que cuantificarlo yo diría que nos hubiéramos quedado a 15 o 20 puntos. Primero nos encontramos con el Dream Team y luego en Atlanta…
P. ¿Qué entrenador le enseñó más?
R. Dusha Vujocevic (actual entrenador del Partizán), sin duda. Pero he madurado como jugador y como persona junto a Obradovic, Ivkovic, Pat Riley, Messina… los más grandes.
P. La escuela yugoslava es una cantera inagotable.
R. Históricamente somos una nación que ama este deporte y los grandes jugadores van ligados a grandes entrenadores. Somos hijos del baloncesto, lo llevamos en las venas, nos apasiona, y a la perfección se llega desde la pasión.
P. Reuna en un quinteto a los mejores con los que jugó.
R. He tenido la suerte de jugar con grandes jugadores y reducirlos a cinco sería injusto. Lo que tengo claro es que yo sería titular en ese quinteto.
P. ¿Quién es su favorito para vencer la presente Euroliga?
R. El CSKA, sin duda, pero ya lo era el año pasado y no ganó. El deporte tiene mucho de azar, de imprevisible y el baloncesto más que ninguno. Con Navarro y Rudy, Barcelona y Madrid tienen dos líderes con valor de final four.
P. ¿Y qué papel le toca al Partizán?
R. No tenemos ni estrellas ni dinero, pero tenemos mucho talento joven. El objetivo es sacar adelante esta generación sin tener que vender a nadie. Ojalá Vujocevic pueda trabajar con ellos durante cuatro o cinco años para sacar lo mejor de cada uno.
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