El deporte entra en la campaña de Estados Unidos
Romney ha recaudado más dinero que Obama de las Ligas nacionales, pero el demócrata despierta más simpatías entre los profesionales
Michael Jordan es el mejor jugador de baloncesto de la historia. Gregg Popovich ha ganado cuatro anillos como técnico de los Spurs. LeBron James es el MVP de la final de la NBA. Muhammad Ali es icono del boxeo. ¿Qué tienen todos estos personajes en común? Además del deporte, es la política. Todos ellos apoyan la relección del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el próximo 6 de noviembre.
Las arcas de los candidatos a la Casa Blanca se nutren de donaciones. A cuantos más actos acuden, más dinero consiguen para promocionarse. Empresarios, estrellas de cine, lobbys y ciudadanos anónimos pueden dar la cantidad que quieran a su candidato favorito. El mundo del deporte no es una excepción. Al contrario de lo que sucede en España, los deportistas dicen abiertamente sus preferencias políticas y las apoyan, ya sea con su imagen o con su dinero. El último caso es el de Michael Jordan. El exjugador de los Bulls organizó en Nueva York una cena para recaudar fondos para Obama a razón de 20.000 dólares el cubierto (15.940 euros). Se celebró el martes, y el hall of fame Patrick Ewing y el máximo responsable de la NBA, David Stern, compartieron mesa con el presidente de Estados Unidos. En total, el candidato demócrata espera recaudar para su campaña tres millones de dólares.
Mitt Romney no se queda atrás en esta particular competición. El candidato republicano, que en julio recaudó 101, 3 millones de dólares, 25 más que Obama, tiene el apoyo de los grandes magnates de las franquicias. Danny Ainge, director de operaciones de los Celtics y Pat Riley, presidente de Miami, le respaldan.
Los dueños del deporte estadounidense se decantan más por Romney que por Obama. Las ligas de béisbol, baloncesto, fútbol americano y hockey se han dejado 1.992.050 dólares (1.585.017 euros) entre comités, elecciones al Congreso, al Senado y presidenciales. En total, 994.611 euros para los republicanos y 596.791 euros para los demócratas. Los republicanos son líderes en recaudación en todas las ligas, la única victoria de Obama es en la NBA: el baloncesto ha donado más a la campaña presidencial demócrata que a Mitt Romney, 15.916 euros frente a 14.722.
Los republicanos son líderes en recaudación en todas las ligas, la campaña de Obama solo gana en la NBA
Ahora, decantarse por uno u otro pensamiento no ocasiona a los deportistas más que algo de animadversión por algunos seguidores de la ideología contraria. O, en todo caso, una disminución en las ventas de la marca que les patrocina. Por esta razón, en 1990 Michael Jordan se negó a apoyar públicamente al candidato demócrata para frenar el avance del republicano homófobo y racista Jesse Helms. “Los republicanos también compran zapatillas”, dijo la estrella de los Bulls, que tenía un contrato publicitario con Nike.
Las consecuencias de la libertad de pensamiento no siempre han sido tan amables. Históricamente, los deportistas han dejado de lado su silencio político y han utilizado su perfil mediático para defender una u otra causa. Muchos han primado la defensa de unos ideales antes que las consecuencias que les pudiera acarrear compartirlos públicamente. Se jugaban su carrera e, incluso, su vida. Es el caso del boxeador Muhammad Ali al negarse a ir a la guerra de Vietnam. Era negro, musulmán y defensor de la paz. Demasiado para la sociedad norteamericana de los sesenta. Ali perdió su licencia de boxeador y el título de los pesos pesados. En los Juegos de México 68, los atletas Tommie Smith y John Carlos, estadounidenses negros oro y bronce en los 200m, levantaron los puños en el podio para protestar por la segregación racial. Fueron expulsados de la Villa Olímpica, recibieron amenazas de muerte y fueron, durante toda su vida, repudiados.
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