_
_
_
_

“De especulación, ni hablar”

Españoles y brasileños solo hablan de ganar mañana su duelo Cuatro parejas de bádminton fueron expulsadas por jugar a perder

Robert Álvarez
Los jugadores de España abandonan la pista tras su derrota ante Rusia.
Los jugadores de España abandonan la pista tras su derrota ante Rusia.E. Gay (AP)

Pierde España ante Rusia (74-77), gana Brasil a China (98-58) y el torneo olímpico de baloncesto, cuatro jornadas después de su inicio, se sume en la especulación, empujado a la farsa por los vericuetos del sistema de la competición. Españoles y brasileños se enfrentarán el lunes en el último partido del Grupo B con la desagradable perspectiva de que el perdedor retrasará su posible cita con el ogro del torneo, con Estados Unidos, hasta la final: un premio en absoluto desdeñable. En cambio, el que gane se topará con Bryant, James, Durant y compañía en las semifinales: un verdadero castigo.

Esa es la extraña situación que afrontan en su duelo de mañana España y Brasil. Todo son previsiones, hojas de ruta, porque antes tendrán que disputar también los cuartos de final. Pero, en definitiva, sobre el papel, será muchísimo más difícil el camino hacia la final para el que se imponga en ese último duelo del grupo B. El dilema se parece a la situación que derivó en la expulsión de las cuatro parejas del torneo femenino de bádminton, castigadas por jugar a perder para evitar al rival más fuerte en la ronda de cuartos de final.

Magnano: "¿Cómo les pido que ganen la final si antes les pido que pierdan contra España?"

Sergio Scariolo esquivó el debate. “No es momento de hablar de eso ahora”, zanjó. “Este año hemos tenido problemas y debemos afrontar el que tenemos ahora con inteligencia y determinación”. Pau Gasol fue más explícito: “Será importante ganar el partido con Brasil y conseguir la segunda posición, pero sin duda, tenemos que intentar mejorar, sobre todo a nivel mental”.

La cuestión se planteó de manera más abierta a los brasileños, que jugaron su partido tras el de España y, con su victoria sobre China, quedó clara la encrucijada de la última jornada del grupo B. Rubén Magnano, el argentino que ocupa el cargo de seleccionador de Brasil, se mostró firme, muy contundente. “De especulación ni una sola palabra. Vamos a ganar, sin duda. ¿Cómo les pido a mis jugadores al día siguiente que ganen si les pido que pierdan contra España? Así es imposible crear una mentalidad ganadora”.

Marcelinho Huertas, el base brasileño del Barcelona, fue tajante: “No especulamos nada. Saldremos a ganar”. Y Anderson Varejão, el pívot de los Cleveland Cavaliers, reflexionó: “Antes de Estados Unidos hay unos cuartos de final. Cuando vienes a competir tienes que jugar para ganar. Está claro que Estados Unidos es la selección con más nivel, pero si tienen un mal día y tú estás bien, como ha estado a punto de demostrar Lituania, les puedes ganar”. Se refería Varejão al encuentro de la cuarta jornada del grupo A en que Estados Unidos sufrió para derrotar al equipo lituano por 94-99.

Scariolo y Gasol zanjan la polémica: "Tenemos que vencer a Brasil y ser segundos"

El embrollo, la posibilidad de especular con el resultado o de no forzar al máximo en un partido a sabiendas de que la derrota retrasa un posible duelo con Estados Unidos, tomó forma con la derrota española ante Rusia. El juego y el resultado infundieron el desasosiego en el ánimo de los jugadores españoles, conscientes de que dejaron escapar una preciosa ocasión y perdieron el primer puesto del grupo lo cual hubiera evitado un posible duelo con Estados Unidos hasta la final.

España, que ya estuvo espesa y obsequiosa ante Gran Bretaña, reincidió y con una alarmante falta de continuidad y contundencia en su juego, acabó perdiendo un partido que empezó como un huracán, 2-20, y que parecía tener en la mano cerca del final, 60-69. Sucumbió de manera inexplicable, con dos parciales que retrataron su repetida tendencia a incurrir en desconexiones momentáneas pero fatales como las que le llevaron a encajar un 24-13 en el tercer cuarto o un 17-5 en esos últimos y fatales cuatro minutos y medio.

Se reprochará España por qué no consiguió remediar el daño que le hicieron dos jugadores exteriores. Ponkrasov, y sobre todo Fridzon, el mismo que dos días antes ya había dejado una muestra de su estado de inspiración al anotar el triple de la victoria ante Brasil en el último segundo, le amargaron la vida. Entre los dos anotaron 23 de los 32 puntos de Rusia en la primera parte sin fallar un solo tiro. No puede decirse que no estuviera avisado el equipo español.

Pero la historia se repitió en la segunda parte, con el agravante de que Khryapa anotó cuatro triples que dejaron en evidencia la dificultad de los pívots españoles para defender a un pívot rival cuando anota desde fuera. Y cuando lo intentaron, se desmoronó el muro defensivo en el interior de la zona de manera que el gigante ruso, Mozgov, machacó con comodidad el aro español. Solo faltó que Pau Gasol fallara un tiro libre a falta de cinco segundos que pudo haber establecido un empate a 75 y haber dado lugar a la prórroga.

Scariolo apenas le dio cancha a Ibaka, estiró mucho el tiempo de Sergio Rodríguez en el último cuarto y con Navarro todavía lejos de su mejor forma a causa de sus problemas físicos, no acertó a encontrar un quinteto que mantuviera unas constantes y evitara las fulgurantes reacciones de la escuadra rusa. Se complicó la vida España, obligada ahora a abordar el torneo desde otra perspectiva.

El funesto antecedente de Atenas

R. A.

Uno de los episodios más funestos en la historia reciente del baloncesto español se produjo precisamente por una situación que recuerda, aunque se dio de forma diferente, a la de ahora en Londres. Fue hace ocho años en los Juegos Olímpicos de Atenas. España cumplió entonces con su objetivo, jugó bien y ganó todos los partidos de su grupo, los cinco. Pero Estados Unidos falló en el otro grupo y perdió con Puerto Rico y Lituania. Cayó al cuarto puesto de su grupo. Eso hizo que España, en lugar de medirse a Puerto Rico como era previsible, tuviera que vérselas con la selección que entonces dirigía Larry Brown.

Fue el mejor partido de Estados Unidos y en especial de Stephon Marbury, por entonces base de los Knicks, que anotó 31 puntos, con seis triples, y le dio la victoria a los suyos por 94-102. España, a la que dirigía Mario Pesquera, acabó en el séptimo puesto tras vencer a China por 92-76.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_