Mucha inversión, poco rédito
No es por alardear, pero ocurrió lo que pensaba: que es difícil gobernar un pelotón con tantos gallos, que además llegan frescos tras el Tour, con dos semanas de asueto, y que acarician tres premios, no uno, en forma de medalla. Para muchos, no para todos, una medalla, la que sea, es un botín de oro. Que se lo pregunten a Rigoberto Urán, que llegando más fuerte que Vinokúrov se despistó en el sprint, quizás saboreando un premio con el que nunca habría soñado, seguramente, antes de partir de la línea de salida.
No, un campeonato olímpico, técnicamente, no es como un Mundial. De hecho, no es habitual que las medallas se decidan en un sprint masivo. No se rompió la norma. En un circuito complejo para tirar de una fuga, pero también para atacar desde el pelotón, en las zonas estrechas del recorrido. La fuga grande tenía buena pinta y ahí los ciclistas españoles estuvieron magníficos, con un Castroviejo soberbio que imaginó y preparó la carrera para la inteligencia final de Luis León Sánchez y Alejandro Valverde. Pero por el recorrido, quizás por falta de estrategia, por lo que fuera no remataron la jugada. En la carrera que no se ve, el esfuerzo de España fue tremendo, espectacular, corrieron bien, pero remataron mal. Invirtieron mucho, muchísimo, y el rédito, el tipo de interés, fue acorde a los tiempos económicos que corren: nulo.
El fuerte era Urán; pero se le notaba demasiado. Lo que para él era un triunfo, para el kazajo era un fracaso
Lo previsto es que Reino Unido controlase la carrera, con la vista puesta en Cavendish. Y así ocurrió. Pero su dominio no fue como el que el Sky ejerció en el Tour. Porque esto no es el Tour. En cualquier caso sorprendió la poca confianza de otras selecciones en sus esprínters, caso de Australia y Alemania. Esta última no parecía confiar mucho en Greipel, porque solo al final se decidió a tirar para abortar la fuga que ponía en peligro su única opción.
El recorrido era traidor, porque ya en la fase final, en los estrechamientos del circuito, si no estabas entre los 20 primeros, la posibilidad de éxito era imposible. Ahí también le pasó factura negativa a los ciclistas españoles. Eso verificaba la escapada y dificultaba los ataques.
Vinokúrov y Urán fueron los mejores comensales a la hora de sacar tajada a las circunstancias. Vinokúrov era la experiencia y Urán los nervios de la ambición. El fuerte era Urán. Se le notaba demasiado. Pero el kazajo sabía que lo que para su oponente era un triunfo (la plata) para él era un fracaso. Y no lo permitió.
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