Riquelme solo sabe que quiere irse de Boca

Juan Román Riquelme no quiere saber nada más de Boca Juniors. “No puedo más, estoy vacío”, dijo la estrella xeneize de 34 años hace una semana, después de que su equipo perdiera la final de la Copa Libertadores de América ante Corinthians en São Paulo. Lo que no tiene decidido aún es si dejará el fútbol o si continuará su carrera. Y si sigue, tampoco se conoce su destino. Puede volver al Villarreal, quedarse en Argentina, marcharse a China, Emiratos Árabes, Catar o Brasil.

El pasado lunes era festivo en Argentina y miles de hinchas boquenses se juntaron al lado del estadio de La Bombonera para montar un banderazo, un acto con banderas al ritmo de los bombos, para pedirle a Riquelme que recapacitara su decisión. Pero este jugador de toque preciso y pausado, de conflictivas relaciones con entrenadores y compañeros de Boca, Barcelona o Villarreal, ya había tomado su decisión. El ídolo que le ha dado a los xeneizes más títulos que Diego Maradona (cinco ligas locales y cinco copas internacionales) no se llevaba bien con el presidente del club, Daniel Angelici, y el entrenador, Julio Falcioni. Ninguno de ellos hizo ningún esfuerzo por cambiar la opinión del centrocampista, baluarte del equipo que llegó con poco juego hasta la final de la Libertadores. El pasado martes se organizó una reunión entre dirigentes de Boca y un representante de Riquelme para torcer el destino, pero fue imposible. Román, que dice que nació bostero, solo quiere cumplir una parte del contrato que lo une al club más popular de Argentina hasta 2014: la que dispone que vestirá la azul y oro en un partido homenaje cuando cuelgue las botas.

Puede que se rescinda ese contrato o puede que Boca preste a su estrella a algún otro club. Los representantes de Riquelme apenas han dicho que el jugador se ha tomado unos días de vacaciones para resolver su futuro. Varios clubes se hacen ilusión. Una opción es que se sume a la aventura de que el Villarreal vuelva a Primera. A principios de año, Román había dicho que si el Submarino Amarillo lo necesitaba, de un día para el otro él regresaría a ese club donde llegó hasta la semifinal de la Champions League en 2006.

En Brasil, una liga que atrae cada vez más estrellas treintañeras, lo pretenden varios. Cruzeiro admitió que preguntó por él. El presidente del conjunto de Belo Horizonte, Gilvan de Pinho Tavares, declaró que Román "es bienvenido y la edad no es un problema: todos los clubes brasileños están contratando deportistas con esa cantidad de años”. Su rival Atlético Mineiro acaba de contratar al holandés Clarence Seedorf, de 36 años. Flamengo reconoció que si no consigue repatriar a Diego, del Wolfsburg, intentará llevar a Riquelme. Algún representante ha ofrecido al jugador de Boca en Palmeiras. Tampoco se descarta al Corinthians.

En Brasil, una liga que atrae cada vez más estrellas treintañeras, lo pretenden varios equipos

También existen interesados en Asia. Dos semanas antes de la final de la Libertadores, el exseleccionador argentino y actual entrenador del Shanghai Shenhua, Sergio Batista, llamó a Riquelme para proponerle sumarse al equipo donde juegan el costamarfileño Didier Drogba y el francés Nicolas Anelka.

A pesar de que Riquelme dijo hace una semana que morirá bostero, hay tres clubes argentinos que también sueñan con contratarlo. Uno es Tigre, el subcampeón local que dirige otro exjugador del Villarreal, Rodolfo Arruabarrena. Tigre tiene su estadio en San Fernando, el municipio de la periferia norte de Buenos Aires donde nació Román. Alguna vez este futbolista de cuna pobre confesó en televisión que era hincha de Tigre.

Argentinos Juniors fue el club donde Riquelme inició su carrera, igual que Maradona. A diferencia del Pelusa, Román no debutó en Primera en Argentinos sino en Boca. Los bichos colorados también se ilusionan con un regreso del centrocampista. Por último también está Rosario Central, que quiere volver a Primera y que cuenta con un entrenador amigo de Riquelme, Miguel Ángel Russo. El genial y díscolo diez tendrá que decidirse.