Italia, caos deportivo y criminal
La goleada ante Rusia y los escándalos de corrupción deprimen a los ‘azzurri’
A la misma hora en que la selección italiana recibía un gol y luego otro y otro más de Rusia en Zúrich (3-0), agentes de la Guardia de Finanzas practicaban un registro en el estanco de Parma al que el guardameta y capitán Gianluigi Buffon envió, entre enero y septiembre de 2010, 14 cheques por un valor total de un millón y medio de euros. El primer evento pudo ser seguido en directo y el segundo, casi: en Italia, los agentes llegan a las operaciones contra el fraude del fútbol acompañados por cámaras y fotógrafos. La única diferencia es que el partido de Zúrich era amistoso, y la operación de Parma todo lo contrario. La fiscalía está convencida de que los cheques de Buffon, de entre 50.000 y 200.000 euros cada uno, estaban destinados a cubrir apuestas —algo que tienen prohibido los futbolistas— sobre partidos previamente amañados.
Es un compromiso internacional importante; jugad, jugad bien y forza Italia” Anna Maria Cancellieri, Ministra de Interior
Así que las vísperas de la Eurocopa están animadas en Italia, tanto por lo deportivo como por lo criminal. La mala actuación contra Rusia preocupa, pero no tanto. Los aficionados quieren creer lo mismo que su paisano Giovanni Trapattoni, ahora entrenador de Irlanda: “Sería un gran error pensar que la Italia a la que nos enfrentaremos será la misma que vimos perder con Rusia. No sé qué tipo de preparación han hecho, pero seguro que la verdadera Italia no es la quedó ko contra Rusia”. Eso sí, prensa y aficionados italianos están por una vez de acuerdo al 100%. Si la selección quiere hacer algo de provecho en la Eurocopa tiene que aprovechar muy bien los siete días que quedan hasta debutar contra España: “Los adversarios son un equipo; los nuestros, un grupo de solistas”.
La cuestión es ver hasta qué punto el escándalo por los partidos amañados es capaz de interferir en la actuación de los jugadores. En los últimos meses la investigación ha ido subiendo de categoría hasta el punto de dejar fuera de la concentración al internacional Domenico Criscito. Hasta el jefe del Gobierno italiano, el tecnócrata Mario Monti, reflexionó en voz alta: “Me pregunto si no sería beneficioso parar el calcio durante dos o tres años”. A lo que el seleccionador nacional, Cesare Prandelli, respondió con una provocación: “Si es lo mejor, no vamos a la Eurocopa”. Tuvo que intervenir hasta la ministra del Interior, Anna Maria Cancellieri, que puso sensatez en el diálogo de gallos: “No, no, es un compromiso internacional importante; jugad, jugad bien y forza Italia”.
Dentro de unos días, por tanto, Italia se enfrentará a España. Los aficionados italianos más optimistas —y los hay, pese a la mala racha que golpea al país en todos los frentes— recuerdan que en 1982 y en 2006 la selección acudió al Mundial manchada por los casos de corrupción. Y que, en las dos ocasiones, ganó.
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