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El vendaval sevillano se lleva por delante a Unicaja

El Banca Cívica de Plaza desborda a un rival aletargado y sin colmillo (65-77)

Robert Álvarez

La primera sorpresa de la Copa escenificó un cambio de poderes en el baloncesto andaluz. Mandan Paul Davis, Urtasun, Calloway, Bogdanovic, las huestes del Banca Cívica de Sevilla. Amasaron la victoria con un dominio por momentos abrumador, a costa de un extraño Unicaja, aletargado más de tres cuartas del partido y reavivado tardíamente, pero que llegó a acariciar la remontada.

La brecha se agrandó hasta los 17 puntos (46-63), ya entrado el último cuarto. El naufragio de Unicaja resultó de grandes dimensiones, raro en un equipo de su rango. Reaccionó de una manera enérgica, pero coyuntural, con todos los síntomas de la desesperación más que de un juego realmente sólido. Llegó a acercarse a cuatro puntos (61-65). Quedaban dos minutos para el final. Demasiado tarde. Al Banca Cívica le bastó un último golpe de riñones para sentenciar. El equipo de Joan Plaza disputará la semifinal por primera vez desde 2004.

La calidad de Freeland no apareció hasta muy tarde, Earl Rowland y Berni Rodríguez apenas tuvieron incidencia en el juego y a Zoric ni se le vio. Demasiados jugadores perdidos en el trasiego que demandaba el Banca Cívica, que rindió con una aportación muy solidaria y coral, como para que el Unicaja, este Unicaja que parece actuar sin alma, sin colmillo, mantuviera el tipo.

El equipo malagueño no enseñó las uñas más que en ese desesperado asalto de última hora. Sus ataques hasta entonces acabaron desvaneciéndose, sin causar mayores daños a su rival. La defensa del Banca Cívica resistió sin apenas ningún susto, incólume ante la reiteración de la propuesta malagueña. Los bloqueos eran previsibles, no desbordó Rowland, no logró ventajas cerca del aro Freeland; tampoco anotaron apenas o nada, como Peric y Berni Rodríguez. La esterilidad fue tan absoluta que los sevillanos, sin mayores alardes ofensivos, fallando muchísimo desde la línea de tiros libres y de triples, se permitieron el lujo de llegar al descanso con una apreciable ventaja, 28-36. Tal como pintaba la cadencia del marcador, el botín tenía un valor incalculable.

Bogdanovic, con dos triples obtenidos en carrera, a la salida de bloqueos, en muy buena posición, y Paul Davis, con algunos ramalazos de la clase que atesora y que le han convertido en el tercer jugador estadísticamente más valorado en lo que va de temporada, mantuvieron en cabeza al Banca Cívica. Los bases, Calloway y Satoranski, también aportaron su pequeña ración de puntos. Aún así, el equipo de Joan Plaza debió reprocharse por no haber sacado más ventaja en el primer tiempo. Ocho puntos fueron poco y si no fueron más se debió a la descorazonadora irrupción de Carl English, desconocido, horroroso en sus dos intentos de canasta, uno simplemente un balón al aire; el otro, taponado sin necesidad de ningún alarde por Garbajosa. Ni rastro de unos de los mejores cañoneros de las últimas temporadas.

El Banca Cívica abrió brecha definitivamente en el tercer cuarto, con la aportación de jugadores como Calloway y Urtasun, con cinco robos de balón cada uno, uno de los puntos en los que su equipo marcó diferencias. El Unicaja perdió nueve balones más que los sevillanos. Cuando quiso darse cuenta ya estaba demasiado lejos en el marcador. Cuando Freeland, su bastión bajo los aros, empezó a marcar la hoja de ruta con algunos puntos y 13 rebotes y Darden, Fitch y Valters a sumar con mayor cadencia, la suerte ya estaba echada.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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