El enfado de Alonso
Alonso, serio y esquivo, se desmarca del optimista discurso de Ferrari con vistas al nuevo Mundial de F-1
Resultó significativo que la comparecencia de Fernando Alonso en Madonna Di Campiglio terminara antes de lo previsto por la escasez de preguntas de los periodistas, cuando la de su compañero, Felipe Massa, pocos minutos antes, y la que ayer dio Stefano Domenicali, el directo de Ferrari, dejaran algunas cuestiones sin resolver por falta de tiempo. El asturiano, serio y escueto, ha adoptado una actitud esquiva al responder la mayor parte de las demandas, enfadado, al parecer, por el trato informativo que los medios de comunicación dieron al respecto de su reciente divorcio. Su manifiesto cabreo ha sido, prácticamente, la única conclusión que se ha podido extraer de un encuentro demasiado tenso, en la presentación del equipo, cuando aún faltan más de dos meses para que los coches formen en la parrilla de la primera cita de la temporada 2012, el Gran Premio de Australia que se celebrará el próximo 18 de marzo por las calles del Albert Park de Melbourne.
"¿Cómo se siente uno al recibir los elogios que ayer le brindó su jefe, Stefano Domenicali, que dijo que su rendimiento la pasada temporada fue prácticamente insuperable?", le preguntaron a Alonso a las primeras de cambio. "Hablo con mi jefe día a día. No me hace falta que venga aquí y os diga a vosotros lo que piensa de mí", replicó el español, que se ha quitado de en medio la mayoría de preguntas, muchas de ellas con monosílabos, y otras echando mano de un viejo recurso. "No tengo una bola de cristal", soltó el ovetense cuando se le ha pedido que valore si los cambios en el reglamento que han entrado en vigor, básicamente la prohibición de los difusores soplados, pueden beneficiar a Ferrari y a su nuevo prototipo.
Después de considerar a su gran amigo Robert Kubica como el mejor piloto de la actualidad, Alonso volvió a lamentar que la F-1 sea la única disciplina deportiva en la que esté prohibido entrenarse -"ensayar con un kart es como si es como si Rafa Nadal lo hace con una raqueta de pimpón, o como si Leo Messi lo hace con una de tenis", ha comparado-, y negó que el hecho de ser la punta de lanza de Ferrari le lleve a sentirse obligado a ganar. "El deporte supone sacrificio, trabajo en equipo y pasión por lo que haces, pero el resultado depende de otros muchos factores", consideró.
Poco después, ya algo más relajado, se centró un poco más en su monoplaza del próximo curso. "El aspecto exterior será bastante parecido al del año pasado, pero dentro de la carrocería sí que habrá bastantes cambios. Las reglas se han clarificado un poco en los dos últimos años, de forma que todos los monoplazas se parecen cada vez más", relató, optimista, en parte, porque Ferrari ya ha arreglado los problemas que arrastraba en el túnel de viento. "Eso nos penalizó. Tomamos datos erróneos y comenzamos a ir para atrás. Ahora, con todo solucionado, no sé si tendremos un coche dominante pero lo que sí creo es que será más parecido al de los demás", ha concluido Alonso.
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