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El entuerto de Alemania

El grupo B, el de los germanos, es terrible porque cuenta con rivales como Holanda y Portugal, además de la efervescente Dinamarca

La cara de Joachim Löw, seleccionador de Alemania, hablaba por sí sola a medida que avanzaba el sorteo. Las cámaras de las televisiones germanas le recogieron tras el sorteo algún que otro resoplido, miradas al suelo y respiraciones hondas, bien hondas. Sus rivales son de aúpa, con Holanda y Portugal -dos candidatas para el triunfo final, por más que los lusos llegaran tras la repesca-, además de Dinamarca, que fue capaz de sobreponerse, precisamente, a Portugal en la fase de grupos.

Holanda, remata como nadie

Para Bert Van Marwijk al fútbol se juega al toque siempre y cuando no se enfrente a España o Alemania, sus rivales más admirados y temidos, a los que trata de detener con el golpe. El seleccionador oranje, con la connivencia de los gurús holandeses (Cruyff, Rijkaard, Van Basten...) y el apoyo de la grada, hace y deshace sin apuros ante rivales europeos menores, con un transitar de lo más apacible en la fase de clasificación. Pero tiene un equipo fijo, casi intocable, donde nadie tiene cabida a no ser que sea de relleno.

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Equipo goleador por naturaleza (ha sumado una media de 3,7 dianas por encuentro en la fase de clasificación, más que nadie), ha recobrado la versión más mordaz y afinada de Huntelaar, que se ha convertido en el pichichi europeo con 12 goles redes. Generosa en el ataque, sin embargo, se parte en ocasiones a la hora de replegarse, quizá porque alinea a futbolistas como Van Persie, Afellay o Van der Vaart en el mismo equipo.

La vertiginosa Dinamarca

La selección danesa es la principal responsable de que Portugal tuviera que jugarse su pase a la Eurocopa en la repesca. El equipo entrenado por Morten Olsen -ocupa el cargo desde 2000- se adjudicó la primera plaza de su grupo al derrotar en el último partido a los de Cristiano Ronaldo (2-1).

Cuenta con el ariete del Arsenal -actualmente cedido al Sunderland- Niklas Bendtner, que ofrece con la selección su cara más incisiva y afilada, además de con veteranos como Sorensen, Rommedahl y Poulsen. También destaca la presencia del joven mediapunta Christian Eriksen, que con solo 19 años ya luce el 8 en el Ajax, holandés. Selección con gusto por el fútbol vertiginoso, sin remilgos para cerrarse en caso de apuros.

Alemania nunca se acaba

Con el juego de España como libro de cabecera, el seleccionador Joachim Löw ha logrado conjuntar un equipo de lo más sugerente y efectivo, candidato firme para el título. Es una selección de múltiples registros, capaz de jugar al toque, a la contra en caso de apuros y, en cualquier caso, sin miedo a tener la posesión del balón. Sus números en la fase previa son demoledores, al contar todos sus encuentros por victorias, con una media goleadora de 3,4 redes por partido. En el último amistoso, ante Holanda, además, le endosó otras tres dianas.

Sensacional el trabajo de la cantera del país, no hay curso en el que no se renueven varias posiciones del equipo con un éxito rotundo. Si Özil, Neuer y Müller deslumbraron hace poco al mundo, ahora lo hacen Kroos y Schürrle, sin contar a una estrella como Gotze. Toda una potencia.

El último gancho de Portugal

Equipo con demasiadas desavenencias, sobre todo porque el seleccionador Paulo Bento ha sacado la fusta y no permite que los divos actúen como tales, se han sublevado futbolistas de la talla de Carvalho y Bosingwa. Su fase de clasificación, iniciada con Carlos Queiroz, fue mala hasta que se repuso, hasta que alcanzó la repesca y doblegó con un sonoro y contundente 6-2 a Bosnia en Lisboa.

Con futbolistas de primer nivel, Portugal solo flaquea en la portería (Eduardo o Rui Patrício) y en la punta de ataque, donde se atornilla Hélder Postiga, ariete del Zaragoza que arma disparos de la nada, pero no siempre enfoca con tino. Su zaga, sin embargo, es bien lustrosa, dirigida por Pepe, con laterales de luces largas, medios briosos y de buen pie para el reparto del juego, y unos extremos que no desmerecen la histórica tradición lusa de que el fútbol se rompe por los costados. Y, como demostró en la repesca, se guarda el último gancho para cuando se le exige.

Huntelaar celebra un gol con la selección holandesa.
Huntelaar celebra un gol con la selección holandesa.AP

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