Olazábal y las hazañas de Ballesteros
El vasco recuerda la magia de la Ryder de 1997 en un homenaje a Seve en Valderrama
Severiano Ballesteros vivió "la mejor semana de su vida" en Valderrama, en 1997, según dijo ayer su hijo Javier en un emotivo homenaje que le rindieron en el campo gaditano durante el Masters de Andalucía. Allí, a su lado, como en aquella mágica edición de la Copa Ryder, estaba su gran amigo Chema Olazábal. En Valderrama ganó Seve la Ryder del 97, y en Valderrama cogió Olazábal de manera simbólica el testigo de Ballesteros. El vasco será el capitán europeo en la competición que se disputará en Chicago en 2012.
Seve y Olazábal fueron elegidos la mejor pareja en la historia de la Ryder. Su química era fabulosa. Uno como capitán y otro como jugador, ayudaron a aupar a Europa al triunfo sobre Estados Unidos en Valderrama. Cuando le preguntaron a Chema sobre Seve y sobre aquella edición de 1997, el genial jugador vasco se vació con un sentido discurso sobre sus vivencias y la figura del campeón cántabro: "Gracias a todos los que hacen posible que la memoria de Seve siga viva. Valderrama es sinónimo de desafío, es un reto extraordinario desde el tee del uno hasta que terminas. Recuerdo que Seve era tan minucioso que no se le escapó un detalle para la Ryder Cup del 97. Como el equipo americano era más pegador, decidió estrechar 40 metros la calle en el 17 a 260 yardas, para asegurarse de que todos diéramos el segundo golpe desde el mismo lugar. Seve hizo que el golf fuera reconocido en todo el mundo, sin él no estaríamos aquí y siempre nos acordaremos de él. Con Seve, mi mentor, he vivido tantos momentos que no sabría cuál destacar, pero sin duda los más entrañables son los que compartimos en la Ryder Cup, especialmente en el 87, la primera que yo jugué, y luego la que ganamos aquí en Valderrama en el 97 con él como capitán. Fue una semana muy especial que nunca olvidaré. Seve la vivió con esa intensidad que ponía en todo lo que hacía, y esa misma intensidad nos trasmitió al equipo. Su fuerza, espíritu de lucha y pasión nos llevaron a ganar la Ryder Cup en Valderrama. Me vienen muchos recuerdos a la memoria, como el Fourball que jugamos Costantino Roca y yo el viernes por la tarde: la metí en el 14 con el segundo golpe y ganamos a Davis Love y Fred Couples por 5 & 4; allí estaban mis padres, George Bush... fue muy emocionante. El partido que empatamos Nacho Garrido y yo contra Phil Mickelson y Tom Lehman: yo estaba en el agua en el 17, pero Nacho hizo una sacada de búnker antológica y metió el putt para igualarles; y en el 18, la metí desde unos cuatro o cinco metros y empatamos el partido. También recuerdo, como si fuera ayer, la rueda de prensa después de haber ganado. Fue un momento muy emotivo. La Ryder del 95 la vi por televisión. Yo había estado un tiempo apartado de la competición y volví a jugar en el 97. Cuando me vi en la sala de prensa abarrotada, con todo el equipo, y Seve nos fue dando paso uno a uno para que expresásemos lo que sentíamos, me vinieron tantas cosas a la memoria que no pude hablar y rompí a llorar".
Javier Ballesteros, hijo de Seve, y Manuel Ballesteros, su hermano, escuchaban emocionados. También George O'Grady, director del circuito europeo. "Muchas gracias a todos en mi nombre y en el de mis hermanos, Miguel y Carmen. Mi padre fue grande en parte gracias a todos vosotros que le hicisteis grande. Mis hermanos y yo nos sentimos muy orgullosos de todo lo que hizo, del cariño que le habéis demostrado que, en estos momentos, nos está ayudando mucho... En Valderrama mi padre pasó la mejor semana de su vida", dijo Javier. "Seve ganó la batalla de la Ryder y ahora tenemos otro gran capitán, Olazábal", resumió O'Grady.
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