Delantero frustrado, ala-pívot de altura
Freeland, que de niño aspiraba a ser como el ariete Crouch, impulsa al Unicaja al liderato en solitario
El día que a Joel Freeland (Surrey, Inglaterra; 1987) le dijeron que había interés por él en el draft de la NBA se echó a reír. Apenas llevaba unos años jugando al baloncesto, desde que con 14 se rompió la pierna cuando lo suyo parecía el fútbol y un profesor le recomendó probar el deporte de la canasta. "Iba para Crouch", aseguró en una entrevista el ala-pívot de 208 centímetros, en referencia al gigantón delantero internacional del Stoke City. Pese a que por aquel entonces -2006- estaba en la Liga EBA -cuarta categoría española-, su actuación en los partidos previos al draft universitario convenció a los ojeadores y Portland le eligió en el último puesto de la primera ronda. Aunque aún no ha jugado en la NBA, aquello fue una pista del talento del líder del Unicaja Málaga, que con tres victorias en tres partidos gobierna la clasificación de la Liga Endesa.
Aunque se perdió la primera jornada de Liga por lesión, logró recuperarse a tiempo para la visita al Obradoiro (71-78) y, pese a apurar los plazos, fue el máximo anotador (20 puntos) y el jugador más valorado del equipo (24). Logro que repitió en el triunfo (92-95) ante el Lagun Aro, con 22 tantos más y 30 de valoración, además de 10 rebotes. Todo ello, con sus habituales grandes porcentajes en el tiro: 17/23 en lanzamientos de dos puntos, un 74% de efectividad (lleva dos temporadas por encima del 60%). Fuerte e intenso en ambas zonas, pero ágil para su tamaño, es capaz de jugar tanto de espaldas como de cara al aro y de alejarse de él para, puntualmente, probar suerte desde más allá de la línea de tres.
Su gran inicio de campaña no ha sido una sorpresa, dada la evolución que ha experimentado su juego en los últimos años, que ha hecho despertar el interés de varios equipos por sus servicios. "No me seduce jugar en el Barça, porque estoy muy cómodo donde estoy. Bendito problema el mío. He hecho un buen año y muchos equipos me tienen en su agenda", explicó este verano el ala-pívot ante los rumores que le situaban en el ojo de mira del campeón de Liga. En su progresión, Freeland ha elevado su anotación en cada una de las cinco temporadas que ha disputado en la ACB; de apenas dos puntos en su primer año en el Gran Canaria, a los 13,2 de la pasada campaña, la segunda de las cinco que tiene firmadas con el Unicaja, que no dudó en apostar por él. Lo que vaticinaba más responsabilidad para el futuro. "Vivo en una gran ciudad, juego muchos minutos y el año que viene tendré un rol aún más importante", afirmó el mes pasado.
Dicho y hecho. El técnico del equipo andaluz, Chus Mateo, no ha tenido reparos en poner a los suyos en manos del jugador inglés: "He hablado mucho con Chus sobre ese tema y creo que estoy preparado para cargar con el peso del equipo en mis hombros", reconoció en una entrevista. "Quiero por lo menos estar en una final, luchar por algo, saber qué se siente. No tenemos una estrella, pero sí un equipo". De momento, los números confirman que el Unicaja funciona, pero se empeñan en negar que al equipo le falte un líder. Tiene a Joel Freeland.
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