Nadie para a Chicharito
México conquista la Copa de Oro guiado por el delantero, máximo artillero del torneo y que cierra un curso soberbio tras su fulgurante irrupción en la 'Premier' con el Manchester United
Solo tiene 23 años, pero ya es el nuevo rey del fútbol mexicano. Javier Hernández (Guadalajara, México; 1988), más conocido como Chicharito, selló la pasada madrugada una temporada excepcional, a la que después de su magnífico estreno en la Premier League inglesa, en la que marcó 13 goles el año de su debut, y disputar la final de la Champions, añadió el cetro de la Copa Oro con México, que remontó la final frente a Estados Unidos (2-4) y reeditó el título (su sexta corona) con el punta del Manchester United como estilete.
No logró marcar el Pequeño Guisante (apodado así en referencia a su padre, exfutbolista, y por sus ojos verdes) en el duelo frente a los estadounidenses, pero su trascendencia en el triunfo del combinado mexicano en el torneo ha sido capital. Chicharito, ariete de movilidad permanente y disparo letal, perforó la portería en cuatro de los seis partidos que jugó su equipo, y solo se quedó en blanco frente a Costa Rica, en la fase de grupos, y contra Estados Unidos, cuyos verdugos fueron Pablo Barrera (2) y dos conocidos de la afición española: Andrés Guardado y Giovani Dos Santos.
"No hay mejor instante que el de la victoria", apuntaba el seleccionador azteca, José Manuel De la Torre; "levantar un resultado así frente a EE UU es muy complicado". "Tienen una pandilla de chicos que pueden hacer jugadas muye especiales", expresaba, contrariado, el futbolista estadounidense Landon Donovan. "El gol de Giovani ha sido fantástico, así que le perdonamos lo que había fallado antes", bromeaba el exbarcelonista Rafa Márquez.
Sin embargo, hoy todos los focos apuntan a la joven perla del Manchester United, que se proclamó máximo goleador del torneo con siete dianas y abrió la lata del campeonato con un triplete en el duelo inaugural ante El Salvador. La selección de Cuba, a la que marcó en dos ocasiones, fue su siguiente víctima antes de firmar el tanto decisivo en cuartos de final, frente a Guatemala, y rubricar el gol de la tranquilidad en las semifinales contra Honduras.
Acostumbrado ya a pulverizar registros, con sus siete tantos se convierte en el segundo artillero histórico del torneo, superado solo por su compatriota Luis Roberto Alves, que estableció una marca de 11 dianas en 1993. Designado mejor jugador de la cita, tampoco es casual su protagonismo, adquirido hace un año, cuando ya irrumpió con fuerza en la selección Tricolor durante el Mundial de Sudáfrica. Allí recogió el testigo de su abuelo y su padre, que participaron en los torneos de 1954 y 1986 respectivamente, y dejó su huella frente a colosos de la talla de Francia y Argentina.
Se frotaba las manos Alex Ferguson, que había atado previamente al cañonero tras apreciar su capacidad para el remate y la definición cuando goleaba en el Chivas de Guadalajara. Y no le defraudó El Guisante, que con su rostro aniñado sedujo rápidamente a la hinchada de Old Trafford, expectante siempre ante sus desmarques y que ve en él al heredero de Ole Gunnar Soljskaer, Bayface Killer, otro depredador de cara angelical al que, a diferencia del mexicano, no le concedieron el Premio Sir Matt Busby al mejor jugador del año.
Como el noruego, Chicharito logró poco a poco hacerse un hueco en el esquema del técnico escocés y, con 13 goles en la Premier, algunos con fortuna y otros antológicos, como el cabezazo invertido ante el Stoke City, desbancó del once a un peso pesado como Dimitar Berbatov, pichichi en Inglaterra junto a Tévez. También brilló con luz propia en la Champions, con cuatro dianas, aunque fue anulado en la final de Wembley por los zagueros del Barça y a los diablos se les escapó el trofeo después de haber conquistado la Liga.
"El Tri se baña en oro", titula el diario El Universal, que además ensalza la figura de Chicharito, ídolo precoz del país azteca. El pequeño monarca del fútbol mexicano.
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