De la gloria a Dubai

Diego Armando Maradona fue un futbolista como han existido muy pocos. Nadie duda en incluirle entre los mejores de la historia, en ponerle a la altura de otros jugadores inolvidables como Cruyff o Pelé. Firmó jugadas y goles tan impactantes que sus aniversarios son noticia. Es el caso del histórico tanto que le marcó a Inglaterra en el Mundial de México 1986, del que hoy se cumplen 25 años. Figura inigualable a la par que polémica y controvertida, un cuarto de siglo después de burlar a media selección inglesa, Maradona inicia ahora una exótica aventura que contrasta con su grandiosidad de aquella época: dirigirá al Al-Wasl, dubaití, en la Liga de los Emiratos Árabes Unidos.

El Pelusa cerró el mes pasado el acuerdo para entrenar al equipo en el que milita el español Fran Yeste. "Estoy contento porque vi la oportunidad de poder dirigir en un país donde quizás no estén todas las estrellas, pero sí tener un equipo para comandar, buen dinero, te dan los jugadores que pides, todo", explicó entonces. Las cifras de su contrato respaldan su afirmación. Algunas fuentes indican que cobrará 25 millones de euros por estar dos temporadas al frente del Al-Wasl -él lo negó en su presentación-. Y podrá contar a su lado con sus hombres de confianza, Héctor Enrique, Alejandro Mancuso, Fernando Signorini, los mismos a los que impuso como ayudantes para firmar como seleccionador argentino en 2008.

Probablemente, a la hora de ficharle, en el Al-Wasl habrán ponderado su impacto mediático y su cercanía con la afición por encima de su experiencia como técnico. Lo mismo que hiciera en su día Julio Grondona, presidente de la federación argentina, que le dio las riendas de la selección en plena fase de clasificación para el Mundial de Sudáfrica cuando disponía de un ínfimo bagaje en los banquillos. Llevaba toda la vida, eso sí, siendo idolatrado por los aficionados de su país. El resultado no fue el que muchos de ellos esperaban. Rodeado de polémica de principio a fin, acabó saliendo por la puerta de atrás de la albiceleste tras ser vapuleado por Alemania (4-0) en los cuartos de final de la cita mundialista.

Ahora, llega a una competición cuyo nivel deportivo está muy lejos del que, tal vez, se podría esperar para alguien que alzó una Copa del Mundo tras dibujar filigranas imposibles sobre el césped. Allí, como era presumible, ha despertado una gran expectación. Maradona, desde luego, está encantado. Rodeado del lujo dubaití, su ambición deportiva no parece necesitar del máximo nivel para satisfacerse: "Es una experiencia maravillosa, bárbara, que la vine a buscar yo, no necesité absolutamente de ninguna recomendación".