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Un aniversario entre disputas políticas y futbolísticas

El gol de Maradona supuso un "homenaje a los argentinos que combatieron en la Malvinas"

Parece mentira, pero hasta ayer casi nadie se acordaba en Argentina de que hoy se cumplen 25 años de los dos goles que quizás más gritaron los argentinos en su historia: los dos que Diego Armando Maradona marcó contra Inglaterra en el Mundial de México 1986. El de la mano de Dios y el que desparramó a medio seleccionado inglés desde el medio campo hasta el área rival. Mientras que en la prensa mundial la efeméride aparecía aquí y allá, en los periódicos argentinos prácticamente ni se lo mencionaba hasta ayer. Tal vez estén más preocupados por la Copa América que en nueve días comenzará en Argentina o en la suerte de uno de los dos clubes más populares del país, el River Plate, que está a punto de caer al Nacional B (Segunda División).

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El que aún recuerda aquella gesta es Héctor Enrique, el medio que en México 86 "volaba" tanto como Maradona, según comentó alguna vez otro de los campeones de aquella copa, Jorge Valdano. "Recuerdo aquella victoria con mucho orgullo", rememora Enrique, que fue ayudante del Pelusa en el cuerpo técnico del Mundial de Sudáfrica 2010. "Para nosotros, el partido con Inglaterra fue el partido más importante del Mundial porque veníamos de la Guerra de las Malvinas (1982)", comenta para EL PAÍS Enrique, de 48 años. "Aclaro que nosotros no vivimos el partido como una guerra. Ni los jugadores ingleses habían combatido en las Malvinas ni nosotros tampoco, pero la victoria fue un homenaje a los chicos que combatieron allá". Del lado argentino murieron 746 soldados y del británico, 268, en dos meses de batalla en aquel archipiélago gélido del Atlántico Sur.

Precisamente, 25 años después de aquel triunfo deportivo de Argentina las relaciones políticas con Reino Unido viven desde la semana pasada una nueva etapa de tensión verbal. Tras la victoria bélica, los diferentes gobiernos británicos nunca quisieron ni hablar de la negociación de la soberanía de las islas que ellos llaman Falkland. Y la semana pasada el primer ministro británico, David Cameron, ratificó su postura: "Mientras las islas Falkland quieran ser territorio soberano británico, deben seguir siendo territorio soberano británico. Punto final de la historia". La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, contestó a lo que ella consideró un "gesto de mediocridad y casi estupidez" de una "burda potencia colonial en decadencia": "Los argentinos nunca creímos en los puntos finales de los derechos humanos ni de los derechos soberanos de nuestras islas Malvinas". En el bar de la embajada británica en Buenos Aires, que con buen humor fue bautizado The Hand of God (la mano de Dios), se iban a compartir mañana unos vinos con ocasión de la programada visita del director de las Américas del Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores de Reino Unido), pero el duelo verbal entre los jefes de Gobierno suspendió la llegada del funcionario.

Más allá de la discusión política, Héctor Enrique prefiere la futbolística. Recuerda con emoción aquel primer "gol de cabeza, casi con la mano" del máximo astro de la historia del fútbol argentino y también se jacta, en broma, de que él le pasó el balón a Maradona en la jugada que inició en campo albiceleste hasta llegar a la portería de Peter Shilton. "En un entrenamiento en Sudáfrica reprodujimos el segundo gol de Diego. Yo giré y le toqué el balón. Si yo le hubiera tocado mal el balón, era saque de banda para Inglaterra", sonríe.

Enrique siente nostalgia por aquella gesta -fue el último Mundial que ganó Argentina- porque considera que la situación actual del fútbol argentino es "lamentable". Reivindica, pese al 0-4 en cuartos de final contra Alemania, la apuesta ultraofensiva del seleccionado de Maradona, a quien admira como jugador y ser humano, y recuerda que el cuerpo técnico y el entonces entrenador del combinado juvenil y actual sucesor del Pelusa, Sergio Batista, coincidían en que ahora los clubes buscan jugadores altos y fuertes en lugar de habilidosos. "Todos decíamos que había que dejar de jugar con dos medios defensivos centrales, pero ahora Batista pone tres. De todos modos, le deseo lo mejor."

En uno de los sitios de Internet más visitados de Argentina, Taringa!, se entabló un debate entre amantes del fútbol sobre los dos goles más famosos de Maradona. Estaban quienes criticaban al Pelusa por su gol con la mano, por su experiencia como seleccionador argentino, por su pasada adicción a las drogas o por su personalidad provocativa. Otros lo defendían por su trayectoria como jugador, añoraban el fútbol que se veía hace un cuarto de siglo, hablaban de la presunta "envidia" de los países que no tuvieron un Maradona, aún se emocionaban hasta las lágrimas y lo exaltaban frente a un Lionel Messi que aún no conquistado nada con la selección mayor de Argentina. El 1ª de julio Messi inaugurará la Copa América contra Bolivia. Tendrá la oportunidad ganar en casa un trofeo que la albiceleste no gana desde 1993 y de reivindicarse ante su público, de acercarse al altar en el que aún domina Maradona.

Maradona es objeto de falta por parte de Terry Fenwick, de Inglaterra, en México 1986.
Maradona es objeto de falta por parte de Terry Fenwick, de Inglaterra, en México 1986.REUTERS

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