El mejor ataque contra la mejor defensa
El rincón estadístico de la final: el Barça supera al Manchester en posesión y goles marcados; el equipo de Ferguson al de Guardiola, en remates de cabeza y menos tantos recibidos
El mejor ataque frente a la mejor defensa. Como en aquella fatídica final de 1994, en la que el Barça fue vapuleado por el Milan de Fabio Capello, el equipo azulgrana aterriza en Wembley como el conjunto con más pólvora de todo el torneo y como referente del fútbol ofensivo con los goles de Leo Messi, máximo artillero de la Champions, por bandera. Pero, como ya ocurriese en Atenas, se topará con un muro de gran envergadura, en esta ocasión representada por la fornida defensa del Manchester United con los hercúleos Vidic y Ferdinand al mando.
Alejados de aquel Milan en la forma, que no en el fondo, los red devils son el equipo menos goleado del torneo. Su meta, Edwin Van der Sar, tan solo ha encajado cuatro dianas (0,33 por partido), por las ocho que ha recibido Víctor Valdés. Eso sí, el guardameta holandés, que colgará los guantes tras el envite de Londres, interviene más que el catalán y detiene más balones que ningún otro portero, con un 91% de acierto en sus intervenciones. Por tanto, la defensa inglesa propicia más opciones de gol.
Si los números defensivos del Manchester son superiores, el Barça goza de un torrente ofensivo más productivo que el del Mufc. El conjunto de Guardiola ha rubricado 27 goles en esta Champions, mientras que los diablos han cifrado su registro en 18. Ambos son conjuntos de gatillo fácil y sus atacantes percuten como una ametralladora, como lo evidencian los 198 remates del cuadro azulgrana y los 155 de los ingleses. En este apartado, los datos vuelven a avalar al Barça, cuya efectividad en el remate (13,6%) es mejor que la de su rival (11,6%).
Siempre con la portería entre ceja y ceja, los estilos de Barça y Manchester son muy dispares. Frente al toque, la mesura de la pelota y la elaboración que enarbolan Xavi e Iniesta, se contrapone el fútbol directo de los de Ferguson, que han efectuado casi 3.000 pases menos (6.973 por 9.916) que los azulgrana, más atinados también en este apartado con un 88,9% de aciertos -por el 80,3% de los británicos- y cuyo promedio de posesión (74,3% ante 55,6%) es manifiestamente más elevado que el de los Carrick, Fletcher y compañía.
Eso sí, en el último enfrentamiento entre ambos, en la final de Roma de 2009, los ingleses lograron reducirlo hasta un 52,7%. De corte más físico, los futbolistas del Manchester explotan más el juego aéreo (el 13,5% de sus remates con la cabeza frente al ínfimo 3% azulgrana), y también los carriles a la hora de atacar. No el derecho, en donde las incursiones de Alves y Pedro son tan recurrentes (36,9%) como las de Valencia o Nani (36,1%), pero sí en el izquierdo, un filón para Evra y Giggs (35,5% por un 29,8% azulgrana).
La zona de castigo, el terreno de los depredadores, es para Messi, por cuyas botas pasa casi todo el flujo de ataque del Barça. El pulso individual que mantendrá La Pulga con Wayne Rooney, estilete de los de Ferguson, será de altos vuelos. El argentino acumula 11 tantos y está a uno solo de igualar el récord de Ruud Van Nistelrooy en 2003. Además, puede convertirse en el primer jugador que se hace con el pichichi del torneo tres campañas consecutivas.
Su incidencia en el bagaje goleador del Barça (ha intervenido en un 52% de los goles) es indiscutible y tan solo Eto'o, en el Inter, le supera (72%). Sin embargo, Inglaterra se le resiste al 10, que no ha marcado en sus ocho visitas al territorio británico. Messi ha tenido más presencia sobre el césped que Rooney, estancado en tres goles este año en Europa y cuyos porcentajes de cara a portería son peores. El ariete, que en ocasiones se desenvuelve como segundo punta por detrás de Chicharito o Berbatov, chuta menos (32 frente a 63), asiste menos (14 ante 19) y encara menos (31 regates por 146 del argentino).
Pese a todo, y después de una convulsa temporada en la que flirteó con el Manchester City y estuvo a punto de abandonar su club, llega con el rifle a punto.
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