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Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | A dos días de la final

El rey diablo

Ferguson, ante su cuarta final, ha inyectado todo su carácter ganador al United

La UEFA invitó a un grupo de entrenadores a una comisión de debate el pasado mes de agosto. Por supuesto, estaba Alex Ferguson, el entrenador más laureado de Europa, y Mourinho, que con el triplete con el Inter entraba en el selecto grupo del técnico escocés, que lo logró en 1999. Pep Guardiola, que lo firmó en 2009, también fue invitado. El escocés invitó al catalán a sentarse a su mesa durante el desayuno y alargaron tanto la charla que tuvieron que recordarles a lo que habían ido.

A Guardiola, aquel rato le reportó uno de los momentos más gratificantes de su carrera. Mañana se saludarán por los pasillos de Wembley, donde el sábado las dos máquinas futbolísticas surgidas de su talento, el Manchester United y el Barça, medirán sus fuerzas en lo que Owen ha calificado "la final perfecta" por el nivel de los dos equipos y el escenario de la final. Que nadie descarte que el viejo sabio le robe la cartera al aprendiz en el mismo túnel de vestuarios.

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Si Pep es de pueblo, Sir Alex es de barrio. Creció en un suburbio de Glasgow y se le nota en la mirada de pícaro. Lo hizo compitiendo, y no acepta la derrota. Si tropieza, se levanta. Según su orden de valores, en la vida ganas o pierdes. Y si tú no ganas, sufres. Así fue de niño, así sigue siendo. Por eso, le dio igual competir con un hermano o con el capitán de su propio equipo. Por eso, a los seis años pisoteó el precioso barco de cerillas que Martin, su hermano pequeño, le había regalado a su padre; por eso Roy Keane se levantó de una partida de Quiz entre el cuerpo técnico y el equipo del United gritándole: "¡Eres un tramposo!". En verdad, el capitán pilló al jefe haciendo trampas. "Ferguson ha conseguido que ganar no sea lo más importante cuando juegas para el Manchester: Es lo único importante", explicó Eric Cantona.

Por eso, en la ciudad deportiva del United, la derrota de 2009 en Roma contra el Barça es tema tabú. "Debemos jugar más concentrados que entonces, en ataque y en defensa", se ha limitado a decir el técnico al respecto. "Ferguson no es un ganador por lo que ha ganado ni por lo que puede ganar: es un ganador porque lo lleva en la sangre", resume Graham Hunter, periodista escocés residente en el barrio de la Barceloneta. "Si en algo se parece a Guardiola es en esa capacidad competitiva".

Para Sir Alex, para el rey escocés de los diablos, será la cuarta final (ha ganado dos). Se le abre otra vez la posibilidad de igualar a Paisley, que las ganó para el Liverpool -"Solo le vi una vez, en el 80, pero yo era un chaval muy tímido y no le dirigí la palabra", recuerda-, un honor que le negó el Barça en la final del 2009. Tenso, se molestó tanto con una pregunta sobre Giggs que ha vetado al periodista que la hizo. No es nuevo. En su día vetó al Daily Mail -les prohibió acudir a la conferencia de prensa el día después de ganar la Champions en Barcelona- y lleva años sin hablar para la BBC.

Ferguson, que en su juventud fue enlace sindical en los astilleros de Clyde, donde trabajó con su padre, chapista, ha dirigido al United en más de mil partidos, desde 1986, y ha reinventado un equipo campeón. Un día, tras la agónica victoria contra el Bayern en el Camp Nou, en 1999, dijo: "El fútbol, un sangriento infierno". Allí, en el infierno, él es el rey de los diablos rojos. Lo del sábado no es un café cordial a la hora del desayuno.

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