Petacchi saca de quicio a Cavendish
El inglés, nuevo líder, protesta el 'sprint' ganado por el italiano
Petacchi era el hombre más feliz de Italia y de medio mundo y Cavendish el más enfadado del Giro. El italiano no solo ganaba el primer 'sprint' sino que igualaba en número de victorias (21) en el Giro de Italia a un tal Eddy Merckx. Cavendish, el rey de la velocidad, se enfadó con el italiano aunque no se vio nada anormal en un final dilucidado por medio tubular. Fue Petacchi el que primero atacó, con el inglés esperando agazapado, quizás sobrado, y finalmente dolido y airado. Petacchi fue más listo, le tapó legalmente la salida por la derecha y le obligó a un sobreesfuerzo por la izquierda. Hay estuvo el medio tubular que "humilló" al británico y le sacó de quicio aunque se convirtiera en nuevo líder.
Antes brilló Sebastian Lang, un contrarrelojista alemán de un equipo peleón. El del Olimpia Pharma se pegó una panzada de kilómetros en solitario (193) con un único objetivo. No, no era ganar la etapa, algo impensable en una de las pocas jornadas que esta edición del Giro ofrece a los sprinters. Es un Giro para montañeros, no para rodadores y menos para velocistas. Nadie iba a permitir al intrépido alemán que les mojara la oreja. El objetivo de Lang no era menor: acaparar minutos de televisión, tan caros, ser el primer escapado del Giro, el primer perdedor más querido, cobrarse unos cuantos premios y vestirse el maillot de líder de la montaña gracias a Tabiano-Castello, una tachuela de cuarta categoría en el tramo final de la etapa. No es poco botín cuando tantos quieren amasar no ya el principio de su fortuna sino el pan de cada día. Y menos con el pelotón y las ganas intactas antes de la pelea que se avecina.
El fornido alemán sucumbió a 26 kilómetros de la meta en Parma, la ciudad de la leche y el queso, ciudad de sabores. Y había tanta mezcla de sabores en el pelotón que fue cazar al feliz alemán y comenzar las batallas desesperadas, las pequeñas grandes locuras, la oportunidad la pintan calva y nadie quería tener ni un pelo de tonto. A fin de cuentas más vale decir "me equivoqué" que "por qué no lo hice". Y por la izquierda saltó Giordani, al que después se le unieron Bakelandts y Golas. Otros cuatro se sumaron a la locura: Marzoli, Rovny, Pineau y Vorganov, hasta que se cayó cobrándose una costalada tremenda.. Tiempo de escaramuzas, de subversión ante la jerarquía del HTC, del Lampre, de Cavendisk, de Farrar, de Petachi, de los sprinters grandiosos que soñaban con esta etapa y con vestir la maglia rosa de Pinotti, antes de que la otra jerarquía la de Contador o Nibali comience a dejar víctimas en las eternas ascensiones de un Giro brutal.
A ocho kilómetros la locura terminó. Los aventureros fueron devorados por un pelotón en el que había demasiados interesados en arruinar la revolución y volver al orden establecido. Recta larguísima y sprint muy corto. Trabajo para los ayudantes de los jefes y triunfo del más listo. Petacchi. Por algo tiene las mismas victorias italianas que Eddy Merckx. Su mayor éxito.
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