Al Niño se le acaban las rentas
Sergio García debe mejorar su clasificación mundial para ir a los grandes
Sergio García ya no puede vivir de rentas. Se le ha acabado esa red de seguridad que ganó al conquistar el Players Championship en mayo de 2008. El considerado quinto grande venía con regalo: tres años de exención para disputar el Open Británico y el Masters de Augusta. Pero los tres años están a punto de acabarse y el Niño tendrá que espabilar si quiere seguir compitiendo en los grandes. Si no mejora su clasificación mundial, se quedará sin billete. García entró en la semana del Masters como el número 73 del mundo, y solo los 50 primeros tienen ganado el derecho por clasificación a competir en los mejores torneos.
El próximo es el Open de Estados Unidos, del 16 al 19 de junio, y el castellonense tendrá que sumar buenos resultados y puntos en los siguientes campeonatos que dispute, el torneo de China, Quail Hollow y el Players, para escalar en la clasificación. Si no remonta, solo le quedará la posibilidad de disputar las rondas previas, como ha hecho por ejemplo Olazábal. Pero está por ver si García se remangará en esos charcos.
El Niño está contra las cuerdas por primera vez en mucho tiempo. Desde que asombró al mundo con aquel segundo puesto ante Woods en el Campeonato de la PGA de 1999, Sergio García no se ha perdido ningún grande. Cuenta desde entonces 46 participaciones consecutivas en los majors, con tres segundos puestos (fue además subcampeón en el Open Británico de 2007 y en el PGA de 2008), 15 clasificaciones entre los 10 primeros y 12 concursos fuera del corte.
El español no gana ningún torneo desde 2008 -el Players del circuito estadounidense y el Castelló Masters del europeo-, el mismo año en el que llegó a ser segundo del mundo en noviembre, una posición desde la que incluso tuvo opciones matemáticas de llegar al trono de Tiger. Ahora, con 31 años, vive malos tiempos, inconsistente, de nuevo con problemas de desconexión en su juego pese a dos buenas primeras mangas en Augusta. Ya se quedó fuera de la lista europea en la última Copa Ryder. En Augusta patinó en el tercer día: "Creí algo que no era, y el campo me puso en mi sitio". Ahora le espera una cuesta arriba para seguir peleando con los mejores.
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