Anfield saluda al nuevo rey
Luis Suárez deslumbra, Kuyt marca un triplete y el Liverpool vence al Manchester United
¡El rey ha muerto, viva el rey! A esa cita histórica se acoge la impagable afición de Anfield para saludar a su nuevo ídolo, el delantero uruguayo Luis Suárez, tras la marcha de Fernando Torres al decaído Chelsea. No se ha hecho esperar Suárez, jugador muy experimentado pese a sus 24 años. Dueño de recursos muy variados: regate en corto y en largo, pase y un disparo notable, también en las jugadas a balón parado. Suficiente para cargarse a un Manchester United extrañamente inofensivo a pesar de que Ferguson puso en Anfield toda su dinamita. Mojada por la atonía de Rooney y de Berbatov, apenas maquillada por el gol picado de cabeza al final de Chicharito tras un precioso centro con la derecha de Giggs. El insistente Kuyt marcó un triplete el día en que debutó Carroll con los reds. Y el día en que Arsène Wenger, técnico del Arsenal, se tiraría de los pelos al recordar su empate de ayer ante el Sunderland en el Emirates (0-0). La lucha por la Liga inglesa se aprieta y el Arsenal queda a tres puntos del Mufc.
Primero, una obra de arte. La situación de Luis Suárez era poco recomendable. Esquinado a la izquierda dentro del área, de espaldas a la portería y rodeado de dos defensas, Smalling y Rafael da Silva. Bien, con un golpe de cintura, el punta uruguayo se giró sobre sí mismo al tiempo que le tiraba un caño al lateral izquierdo brasileño. Dos menos. El siguiente en aparecer fue Carrick, limpiado con un regate en corto hacia un lado. A continuación llegó West Brown, regateado en otro palmo antes de tirar cayéndose ante la salida de Van der Saar, a quien se le coló el balón entre las piernas. La pelota quedó en la línea de gol y Kuyt tuvo el detalle de embocarla. Ese tanto queda ya grabado en la memoria colectiva de Anfield. Corría el minuto 33 y ponía sobre el tapete dos realidades: el Liverpool ha fichado un delantero mágico y el centro de la defensa del United, ocupada por Brown y Smalling por las ausencias de Ferdinand y Vidic, era un coladero. Como se encargó de comprobar poco después (m. 38) el mismo Kuyt al rematar de cabeza casi desde la línea de gol tras un desgraciado cabezazo hacia atrás de Nani, calamitoso en sus acciones defensivas. Sin apenas elaboración, tan solo descubriendo las debilidades defensivas del Manchester, el Liverpool se iba al descanso con una ventaja comodísima.
Aunque antes el partido se embruteció de mala manera. Por culpa de Carragher, fundamentalmente. El central red, en posición de lateral derecho tras la lesión de Fabio Aurelio, se fue al centro del campo y, sobre la línea lateral, le clavó los tacos a Nani en una entrada criminal. El árbitro le perdonó la expulsión a pesar de que el extremo portugués se fue del campo llorando, víctima de la violencia de Carragher. A Nani lo suplió Chicharito, de manera que Ferguson tiraba con todo en la segunda parte: un 4-3-3 con Berbatov, Rooney y el chispeante delantero mexicano, además de Giggs, Scholes y Carrick. Imposible plantar un equipo más ofensivo.
El Manchester, sin embargo, tenía los pies de barro, como bien intuyó Luis Suárez. El uruguayo volvió a marcar distancias con una falta enroscada desde la frontal que no atrapó Van der Saar. Kuyt aprovechó el rechazo para completar su triplete (m. 64). En la grada, Ian Rush se frotó las manos cuando vio el debut de Andy Carroll, el delantero procedente del Newcastle, de 22 años, por el que el Liverpool pagó 40 millones. Bastante más de lo que el Liveropool abonó al Ajax por Luis Suárez (26,5 millones), a pesar de que el rendimiento de este es espectacular desde el primer minuto. Al ser sustituido por Cole (m. 89), Anfiel lo despidió puesto en pie. Justo antes de que Giggs, en su partido 607 con el United en la Liga, uno más que Bobby Charlton, zascandileó por el extremo y centró meloso al punto de penalti. Chicharito cabeceó a gol en la tarde inolvidable de Luis Suárez.
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