El sustituto perfecto
Elia, habilidoso en el regate y veloz en la carrera, se muestra como una alternativa de éxito para Holanda
Minuto 84 de partido en el Estadio Soccer City de Johanesburgo. Se enfrentan Dinamarca y Holanda en el debut de ambas selecciones en Sudáfrica. La Oranje van ganando 1-0 gracias a un gol de Agger en propia puerta, pero el combinado escandinavo no se da por vencido. Puede pasar cualquier cosa. Wesley Sneijder tiene la posesión del balón y, en ese momento, ve cómo uno de sus compañeros le tira el desmarque. El jugador del Inter le da un precioso pase en profundidad. Eljero Elia (Voorburg, Holanda; 1987), que ha salido hace poco tiempo desde el banquillo, comienza la carrera por llegar al esférico. El defensa danés le tiene ganada la posición y el balón está cada vez más cerca del portero, que ya ha iniciado su salida. Parece que no va a llegar, pero Elia avanza a más velocidad que todos ellos. Alcanza el balón un suspiro antes que el cancerbero y toca la pelota. Un ligero contacto, el suficiente para que el esférico supere al guardameta y vuele hacia el fondo de la red. Pero se tuerce y se encuentra con el palo. Kuyt, que pasa por allí, aprovecha el rechace y marca. Holanda consigue su primera victoria en el Mundial. Elia, que ya está en la semifinal y que esta tarde se medirá a Uruguay, lo celebra.
El gol de Kuyt demuestra el fútbol rápido, eléctrico, potente y técnico de Elia. Un estilo que comenzó a forjar en el equipo de su localidad y que perfeccionó en el ADO de La Haya, adonde llegó en 2004. Marcó seis goles en 59 partidos y, en 2007, se marchó al Twente. Allí mejoró sus marcas: 11 dianas en 64 partidos. Pero, en realidad, Elia no vive de anotar goles, sino de fabricarlos por la banda izquierda, donde se suele desempeñar pese a que es diestro. En cualquier caso, también ha jugado como segundo punta e incluso como delantero, pero en esas posiciones no puede explotar su velocidad y su gran control del balón como lo hace en la banda.
En su primera temporada en el Twente, fue nombrado mejor talento del año 2009. Sus actuaciones llamaron la atención de varios equipos europeos, pero Elia se decantó por el Hamburgo alemán, que lo fichó por unos nueve millones de euros. La Bundesliga, sin embargo, no le trajo demasiada suerte. Se lesionó el tobillo y solo disputó 23 partidos, aunque marcó cinco goles. El 5 de septiembre de 2009, debutó con la selección, y en su segundo encuentro internacional, frente a Escocia en la fase de clasificación para el Mundial, se estrenó como goleador con la Oranje. Con aquel tanto demostró, al margen de sus cualidades, su tranquilidad y su sangre fría. Un error de la defensa rival le dejó solo frente al portero. Tenía muchas opciones para batirle, pero decidió regatearle y disparar cuando se estaba quedando sin ángulo. Aquel gol hizo que Holanda se clasificase invicta para Sudáfrica y desde entonces el nombre de Elia comenzó a sonar con fuerza en los Países Bajos.
En Sudáfrica, Elia ha jugado 84 minutos en cuatro partidos, siempre saliendo como suplente. El choque frente a Brasil, de cuartos de final, es el único en el que no ha participado. Por delante de él tiene a Kuyt, Van der Vaart, Sneijder, Robben y Van Persie, pero es el sustituto perfecto para cualquiera de los cuatro. A pesar de todo, ha aprovechado bien las oportunidades que ha tenido en Sudáfrica y ha firmado buenas actuaciones. Y eso que Elia no comenzó el Mundial con buen pie. Los primeros días de la concentración se descubrió que había escrito en la red social Twitter la frase "Marroquí canceroso". Después, explicó que era una broma a un amigo suyo de esa nacionalidad y pidió disculpas. El seleccionador, Bert Van Marwijk, prohibió el Twitter a partir de ese momento.
Polémicas extradeportivas aparte, Elia, cuya familia es de Surinam, está llamado a ser el sucesor de grandes futbolistas de la Oranje que proceden de aquel país. Davids, Seedorf o Winter son algunos ejemplos. Puede añadir su nombre, además, a la lista de buenos extremos que ha dado Holanda, en la que figuran, entre muchos otros, Overmars, el propio Winter o, más recientemente, Robben. Ahora solo necesita oportunidades para demostrarlo. Las semifinales de un Mundial son un momento inigualable para hacerlo.
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