Triste regreso de los 'bleus' a Francia
Thierry Henry se entrevista con el presidente francés Nicolas Sarkozy nada más llegar a su país
Ha sido una llegada discreta la que han protagonizado esta mañana los jugadores del equipo francés de fútbol, tras la eliminación de un Mundial desastroso que se recordará por el ridículo realizado por la selección dentro y fuera de la cancha. Los 'bleus' aterrizaron en el aeropuerto de Le Bourget, al norte del país, tomado por las fuerzas de seguridad que mantuvieron a los jugadores apartados de la prensa y de los pocos aficionados que se desplazaron para manifestar su descontento. Recién bajado del avión, el delantero Thierry Henry puso rumbo al palacio del Elíseo, donde se entrevistó con el presidente Nicolas Sarkozy.
Sólo faltaba en la comitiva, además de Nicolas Anelka, expulsado la semana pasada por insultar al entrenador, el jugador del Chelsea Flaurent Malouda, autor del único gol del conjunto en los tres partidos de competición -un empate y dos derrotas-, que voló por su cuenta, directamente a Londres. El resto de los jugadores siguieron luego su propio camino, como Franck Ribéry, que tomó un jet privado con destino a Múnich, donde será sometido a una operación de la ingle.
Escoltado por unas motos y a bordo de un vehículo mandado por el presidente, Henry, uno de los veteranos del equipo que participó en la Francia de 1998, campeona del Mundo, se dirigió directamente al palacio presidencial. El barcelonista, que ha mantenido un perfil discreto durante el conjunto de la competición, siguió en la mismo línea y se abstuvo de hacer declaraciones a la prensa. Entró y salió del palacio presidencial por una discreta puerta trasera, en un encuentro que si bien anunció el Elíseo, no formaba parte de la agenda oficial. De hecho, la oficina del mandatario no emitirá ningún comunicado sobre este encuentro, celebrado según la presidencia a petición del jugador.
La víspera, el presidente, gran aficionado de fútbol, había convocado, esta vez sí oficialmente, una reunión de emergencia con su ministra de Sanidad y de Deportes, Roselyne Bachelot, la secretaria de Estado de Deportes, Rama Yade, y el primer ministro, François Fillon, al final del cual reclamaron que cada cual tome sus responsabilidades. Bachelot reiteró esta mañana en las ondas de la radio RTL que la dimisión del presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Jean-Pierre Escalettes, en el ojo del huracán tras el desafío de los jugadores, era "inevitable".
Al mismo tiempo, otra polémica nacía hoy tras el encuentro de Sarkozy con Henry. La ONG Oxfam denuncia que Sarkozy ha anulado una reunión con varias organizaciones no gubernamentales de desarrollo destinada a preparar el G20 de finales de esta semana en Toronto. El encuentro estaba previsto esta mañana a las 11h00 pero ayer fue remplazado por un encuentro en el Ministerio de Relaciones Exteriores, poco antes de darse a conocer la encuentro con Henry. La presidencia niega cualquier relación entre ambos eventos, pero las organizaciones han decidido no asistir a la reunión de recambio en protesta.
Y mientras tanto, el culebrón sobre lo que ocurrió en Sudáfrica promete nuevos capítulos. Patrice Evra, último capitán del fracturado equipo y, según la prensa, uno de los cabellizas del motín del domingo, cuando los jugadores boicotearon el entrenamiento en protesta por la expulsión de Anelka, ha prometido hacer pública su versión de la "pesadilla" vivida durante la competición, si posible esta misma semana.
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