La Soweto de Río de Janeiro
Cómo viven las 30.000 personas de la Favela de Mandela, una de las más pobres de la ciudad brasileña
Entre los callejones es normal avistar el alcantarillado sin protección. Dentro de las casas, los niños conviven con las ratas y la suciedad, dos de los focos de transmisión de enfermedades, especialmente de la piel, visible en casi todos los muchachos. La basura se acumula alrededor de los hogares, la mayor parte de ellos hechos de madera. Además de la ausencia de los derechos fundamentales, la población tiene que convivir con la violencia. Las imágenes nos hacen recordar a Soweto, el poblado chabolista más grande de Sudáfrica; sin embargo, está en la Favela de Mandela, en el barrio de Manguinhos, en la zona norte de Río de Janeiro. Bautizada en homenaje al líder negro sudafricano, la chabola tiene uno de los peores Índices de Desarrollo Humano (IDH) de Brasil, de 0,726, lo que le sitúa por debajo de países como Gabón (0,755) y Argelia (0,754).
La favela creció alrededor de una urbanización construida en 1990, que llevaba el nombre del ex mandatario sudafricano. Actualmente se divide en Mandela 1, Mandela 2 y Mandela de Pedra; esta última la más pobre, debido a una ocupación de sin techo. En la zona viven aproximadamente 30.000 personas. La chabola también esta marcada por la violencia y es parte de la llamada franja de Gaza de Brasil, un conjunto de favelas dominada por el narcotráfico. En octubre del año pasado, un adolescente de 15 años fue víctima de una bala perdida cuando salía de casa para tirar la basura: alcanzado durante un tiroteo entre policías del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) y los narcotraficantes, murió de camino al hospital.
Por caprichos de la geografía -la ciudad está encorsetada entre el mar, cerca de donde viven los ricos, y las montañas, donde están las favelas- Río de Janeiro es la imagen de un apartheid social. El barrio de Gávea, por ejemplo, que tiene el mayor Índice de Desarrollo Humano de la ciudad (0,970), muy parecido al de Dinamarca, con 0,971, se encuentra a unos quince kilómetros de Manguinhos. Por la pobreza, la zona está incluida en el Programa de Aceleración de Crecimiento (PAC), uno de los más famosos del Gobierno del presidente Lula. La expectativa de obtener una vivienda crea ansiedad por lo menos en 1.600 familias de la comunidad que aún esperan recibir uno de los apartamentos que serán construidos fuera de la chabola de Mandela.
Sin ninguna zona deportiva, los partidos de Brasil en el Mundial parecen ser la única opción de ocio para los niños que viven entre la basura y las balas perdidas.
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