Luna llena colchonera en Neptuno

Menos de una hora después de que Forlán marcase el gol en la prórroga frente al Liverpool y colase al Atlético en la final de la Liga Europa en Hamburgo (el próximo 12 de mayo), la fuente de Neptuno de Madrid ya estaba rodeada de jolgorio colchonero. Han pasado ya 24 años desde que el club ganó la Liga y la Copa del Rey, los últimos títulos de su mítica historia de alegrías y tormentos. "Hay que celebrarlo antes de la final por si acaso, porque nuestro equipo tiene un constante trastorno bipolar. No se sabe qué va a pasar en Hamburgo", bromeaba Javier, un aficionado de 43 años.

A unos 300 metros de la diosa Cibeles, símbolo madridista, acompañado por las bocinas del sinfín de coches que se dirigen hacia su colega Neptuno, la Policía Municipal tomaba posiciones para evitar que los colchoneros se diesen un chapuzón en la fuente de su dios. Junto al cordón policial velaban también los equipos de asistencia sanitaria del Samur y de limpieza del Selur. Durante la fiesta, que se prolongó durante algo más de dos horas, se produjeron pequeños disturbios y, según fuentes policiales, los agentes detuvieron al menos a tres personas.

No eran muchos, alrededor de un millar, pero se les oía como si fueran 10.000. Se notaba que estaban deseando y cocinando la fiesta desde hace mucho tiempo. "Somos la mejor afición y abultamos mucho. Como sufrimos tanto, cuando ganamos algo nos sale una alegría gigantesca. Porque somos fieles, ganemos o perdamos", dice Miguel Ángel, de 45 años.

Iñaki, que se desplazó desde su barrio de Delicias y a pesar de la fiesta esperaba estar este viernes a las nueve en la oficina, rememora aquella última gran alegría, la del doblete del 96. "Se llenó entero el paseo del Prado. De verdad, sólo se veían cabecitas. Un espectáculo", recuerda. Cabecitas atléticas. Cabecitas que de nuevo se liberan, 14 años después, ansiando una nueva alegría.

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