Armisticio en Nervión
El Sevilla, en inferioridad numérica, y el Athletic, conformistas
No se lo creyó el Athletic ni el Sevilla pudo más que ofrecer toneladas de oficio cuando se quedó con uno menos por la justa expulsión de Romaric. Con la reserva justa después de los compromisos europeos, el Sevilla y el Athletic firmaron una tregua en Nervión que en el fondo les viene bien a ambos. Al Sevilla, porque tiene claro que su pelea en la Liga se reduce a la lucha con el Valencia por la tercera plaza ante la falta de potencial del Mallorca y el Deportivo. Un punto es un punto teniendo en cuenta cómo se le puso el encuentro, en el que acabó, por cierto, presionando al Athletic. Una muestra de lo inocua que es la aportación de Romaric, que resta más que suma al Sevilla.
SEVILLA, 0; ATHLETIC 0
Sevilla: Palop; Stankevicius, Fazio, Dragutinovic, Adriano; Jesús Navas, Romaric, Renato (Rodri, m. 86), Acosta (Lolo, m. 55), Perotti (Capel, m. 60); y Kanouté. No utilizados: Javi Varas; Escudé, Konko y Fernando Navarro.
Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Castillo; Gurpegi, Iturraspe (David López, m. 64), Javi Martínez, Gabilondo (Íñigo Pérez, m. 88); De Marcos (Susaeta, m. 74) y Llorente. No utilizados: Armando; Ustaritz, Toquero y De Cerio.
Árbitro: Muñiz Fernández. Roja directa a Romaric, del Sevilla. Amonestó a Iraola, Castillo, Gabilondo, Iturraspe, Kanouté, Iraizoz y Susaeta.
Unos 38.000 espectadores en el Ramón Sánchez Pizjuán. Tarde lluviosa.
Caparrós apeló a los dobles marcajes para frenar el potencial de Jesús Navas
También le vino bien el punto al Athletic, pues se lamió un poco las heridas después del desastre europeo y le permitió escapar vivo de un escenario en el que sale derrotado, y goleado, una y otra vez. Además, cuando apretó, se encontró con Palop, en un impresionante momento de forma.
El primer partido que se jugó antes de la expulsión de Romaric mostró 20 minutos de buen fútbol del Sevilla, en los que Iraizoz fue capaz de mantener su puerta a cero después de dos lanzamientos de falta de Perotti y Stankevicius. Claro que todo habría cambiado si en vez de Acosta hubiera sido Navas el encargado de enfilar la meta del Athletic a los cuatro minutos de juego. La aparición del menudo futbolista argentino fue una de las novedades en el once del Sevilla, un cambio que mostró a las claras la evidente distinción entre los titulares y los suplentes que se manifiesta en todos los equipos.
Una cosa sí hizo bien la escuadra vasca. Los conocimientos de Joaquín Caparrós sobre el potencial de Jesús Navas, al que hizo debutar en el Sevilla, se plasmaron en dobles marcajes al internacional, lo que provocó que el extremo se atascara más de costumbre. Finalizado el arreón inicial de los locales, prácticamente nada pasó en un partido dominado por el tedio hasta que dos hombres, en el Sevilla, cobraron un papel esencial. El primero fue Palop, y el segundo, Romaric. El portero, en un espectacular momento de forma, salvó de forma milagrosa ante Iturraspe, mientras que el centrocampista africano cometió una estupidez que le costó la expulsión. No contento con su nula aportación, controló un balón de espaldas al borde de su propia área. Iturraspe le robó la pelota y Romaric no tuvo más remedio que derribarlo. Otra vez irrumpió Palop ante el disparo de Gabilondo.
Entonces, cuando todo pintaba a favor del Athletic, este misterioso deporte amplió su gama de incógnitas. La expulsión hizo reaccionar al Sevilla, al que pareció sobrarle Romaric. Espoleado con uno menos, recobró vigor y ritmo, traducidos incluso en acercamientos a la portería de Iraizoz. Contentos ambos con el empate, acabaron firmando tablas.
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