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Análisis:BARCELONA 0 - CHELSEA 0
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

De Drenthe a Drogba

Disparen al pianista y puede que se desactive el Barça. Por la misma vía, casi lo consiguió el Madrid en la primera vuelta y anoche lo logró el Chelsea. Dos calcos: nueve jugadores por detrás de la pelota, un ariete tapón, unos cuantos carcelarios para Messi, Iniesta y compañía y una catarata de faltas sin fianza arbitral (17 hizo el Madrid, 20 el Chelsea). Nada que ver con la volcánica eliminatoria anterior entre los londinenses y el Liverpool. Bien que lo sabía Hiddink, que se entronizó con una Copa de Europa al frente del PSV para la que no precisó una victoria desde cuartos.

En la previa, Hiddink sostuvo que a los blues no les ocurriría como al Bayern. El técnico holandés, estudioso él, debió de rebobinar los dos vídeos. Qué no hacer como los bávaros y qué hacer como los madridistas. Al fin y al cabo, han sido los dos duelos más exigentes para el Barça en su estadio. Tal fue la clonación que hasta Drogba fue Drenthe. Al marfileño le detuvo Víctor Valdés, el mismo que frustró al holandés del Madrid cuando, en ambos casos, el Barça estaba emboscado en el 0-0.

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Eso sí, una diferencia. Una y otra jugada simbolizan la distancia entre aquel empequeñecido Madrid -por las bajas y la zozobra institucional- y este Chelsea en plenitud. La ocasión de Drenthe fue fruto de un gran pase de Raúl; de una, al menos una, buena jugada. A Drogba la asistencia se la dio Márquez. El Chelsea, que no tuvo una pizca de fútbol, fue aún más mezquino. Y no tenía excusas para comportarse como una escuadra de la Serie B, a la que finalmente su oponente le hizo un racimo de ocasiones, muchas más de las que concedió aquel principiante y hoy explosivo Madrid de Juande.

Por aquellas fechas, el equipo azulgrana aún estaba lejos de la meta. Pero acabó entero ante el Madrid y su tránsito desde entonces resultó brillante e impecable. De aquella jornada también salió lanzado el cuadro de Juande, que convirtió la derrota en un fabuloso masaje de autoestima. Lo mismo podría esgrimir ahora el Chelsea, pero sólo tirará el cubilete una vez. A Hiddink, que no fue el animoso seleccionador de Corea o el vanguardista arquitecto de la Rusia de la Eurocopa 2008, no le valdrá atrincherarse como aquella noche que bajó la persiana en Eindhoven para defender un 1-1 logrado ante La Quinta del Buitre en Chamartín.

Entonces, al PSV le faltó un icono central (Koeman); en Londres, al Barça le faltarán dos (Puyol, sancionado, y Márquez, lastimado). Para el próximo miércoles, el Barça ya se habrá dado una vuelta por Chamartín, adonde llegará sin los rasguños de Drenthe y Drogba, pero con muchas más cicatrices y en el sprint final de la temporada. La jornada de ayer dejará secuelas para el clásico; el clásico condicionará la cita en Stamford Bridge. Con un matiz: en los segundos envites, Madrid y Chelsea tendrán que ganar. Esta vez será al Barça al que le valdrá con no perder. El problema para los azulgrana es que no conocen otro registro que el de la vista al frente. Aunque de nuevo disparen al pianista, no cambiará el repertorio. Cuestión de estilo.

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