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FÓRMULA 1 | GRAN PREMIO DE MALAISIA

Button sigue intratable

El británico logra en Malaisia el segundo triunfo seguido de Brawn. La carrera fue suspendida por un diluvio a 26 vueltas del final. Alonso, 11º. Las puntuaciones se reducen a la mitad al no llegar al 75% de la prueba

La carrera del Gran Premio de Malaisia fue una locura , pero Jenson Button volvió a ganar. ¿Casualidad? En absoluto. En medio del caos, el hombre que mejor se desenvolvió fue precisamente Ross Brawn, jefe del equipo más nuevo y revolucionario del paddock. Acertó en casi todo. Hasta el punto de que su primer piloto entró cuatro veces en el taller y acabó imponiéndose en medio de un diluvio que obligó a dar por terminada la carrera en la 32ª vuelta, a 26 del final. Sin embargo, con eso sólo no basta. Es necesario tener un gran coche y el Brawn GP lo es de pies a cabeza. Tras la primera victoria en Australia, persistía la incógnita de si en Malaisia, un circuito radicalmente distinto, su ritmo de carrera sería también tan endiablado. Y vaya si lo fue.

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Nada pudo frenarles, ni los monoplazas de Rosberg, Trulli y Alonso ?excelente con el KERS hasta la primera curva, ganando seis posiciones?, que se le colaron a Button en la salida, ni la lluvia, que apareció tras 21 vueltas y se convirtió en torrencial en la 32ª, hasta el punto de que la carrera tuvo que suspenderse por exceso de agua y falta de luz. En el podio, Button fue acompañado por Nick Heidfeld y Timmo Glock. BMW fue el único infiltrado entre los coches de los dobles difusores, que coparon cuatro de las cinco primeras posiciones. La clasificación se estableció en base a la penúltima vuelta, la 31ª, y las puntuaciones se redujeron a la mitad porque la carrera no había cubierto el 75% de su recorrido, como establece el reglamento.

"¡Vaya una locura!", proclamó Button tras lograr la tercera victoria de su carrera y la segunda consecutiva. "Salí mal porque mis neumáticos patinaron al arrancar. Pero pronto pude comprobar que nuestra puesta a punto era excelente. Pude pasar a Alonso ya en la primera vuelta y luego a los demás hasta recuperar el liderato. El principal problema fue la elección de los neumáticos. Y ahí nos equivocamos una vez. Pero supimos rectificar", admitió Button tras el terrible caos.

Era previsible que la lluvia apareciera durante la carrera, porque es habitual que caiga una tormenta a esas horas de la tarde. Todos los equipos lo habían anunciado. Sin embargo, los primeros pilotos que entraron a repostar, entre las vueltas 15 y 20, optaron por seguir usando neumáticos de seco. Excepto uno, Raikkonen. El piloto de Ferrari cambió neumáticos en la 18ª vuelta y el equipo decidió ponerle extremos, esperando que la lluvia comenzara ya a caer. Tardó todavía cuatro vueltas. Las suficientes para arruinar por completo su carrera: fue perdiendo posiciones hasta caer a la 14ª. Otro desastre de Ferrari: Massa acabó noveno. El cielo se fue encapotando, la visibilidad se fue perdiendo y comenzaron a caer las primeras gotas. Entonces, todo el mundo entró en boxes. En la vuelta 22ª los talleres parecían las Ramblas de Barcelona. No faltaba nadie. Alonso, que sufrió una salida de pista cuando iba quinto por detrás de Barrichello ya con el suelo mojado, fue de los últimos en aparecer en el taller. Aquello le perjudicó, porque hubiera podido luchar incluso por el podio.

Todos pusieron neumáticos extremos de agua, esperando que el aguacero se convirtiera rápidamente en diluvio, como suele ocurrir en estas latitudes. Menos uno, Timmo Glock, que optó por los intermedios. Pero la tormenta se retrasó. Y el piloto de Toyota comenzó a rodar cinco segundos más rápido que todos los demás y a recuperar posiciones. "Le vi acercarse peligrosamente a nosotros, volando con los intermedios. Y opté también por cambiar mis neumáticos", reconoció Button, que entró en boxes en la vuelta 29ª para poner los mixtos. En aquel momento, Glock llegó a encabezar la carrera. Pero cuando la tormenta estalló, también él tuvo que pasar por el taller y cuando salió iba tercero, por detrás de Button y de Heidfeld, el único que sólo había hecho una parada.

Después el agua lo desbordó todo. Apareció el coche de seguridad y la bandera roja. Se había disputado una hora de carrera y un total de 32 vueltas de las 58 previstas. Los pilotos no querían seguir. Raikkonen se fue directo al box, se sacó el mono y se tomó un helado. Alonso, Webber, Hamilton, Trulli... ninguno quería seguir. No había prácticamente luz. Pero Charlie Withing, director de carrera, tardó todavía 45 minutos en tomar la decisión. "No creo que nosotros le influyéramos", señaló Alonso, finalmente undécimo. "Pero esta vez al menos se ha impuesto la cordura". La carrera fue suspendida y fue la quinta vez en la historia en que los puntos de la clasificación quedaron reducidos a la mitad: Australia 1991, Mónaco 1984 y Austria y España 1975.

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