Torres emula a Cesc en San Siro
El Niño marca su 26º gol y el Liverpool elimina a un Inter en el que Mancini anuncia su adiós
En tan sólo ocho días, dos españoles han conquistado San Siro. Dos jóvenes estilistas. Cesc Fàbregas liquidó al vigente campeón, el Milan, con una actuación magistral. Fernando Torres hizo ayer lo propio con el Inter en un instante de inspiración: el control de espaldas a la portería, la media vuelta y el disparo picado buscando la esquina derecha de Julio César. El Niño marcó su 26º gol de su deslumbrante estreno en el Liverpool. Entre Cesc y Torres certificaron la supremacía de los clubes ingleses en Europa, así como las esperanzas de que España dé con ellos el salto definitivo en la Eurocopa. Les sobra talento y van ganando experiencia.
Tan cuestionado en la Premier, Rafa Benítez suma una medalla más a su impecable trayectoria europea, en la que ha disputado tres finales en los últimos cuatro años. Su Liverpool no enamora como el Arsenal, pero es un rival temible al que nadie quiere oponerse. Sabe sufrir, ha aumentado su estajanovismo con esa metódica pareja de medios centro ?Mascherano y Lucas Leyva? y ha mejorado la calidad en dos puestos: la punta de Torres y la orilla izquierda de Fabio Aurelio.
¿Quién es más popular de los españoles en la Premier? |
En la grada, Dottore Rossi, con una bufanda interista, asistió al enésimo fracaso europeo del club de vocación más universal de Italia. Autocomplaciente por sus éxitos en el calcio, el Inter ha evolucionado poco. Es un equipo mastodóntico. Capaz de aplastar al rival en dos zarpazos, pero incapaz de marearlo a golpe de cintura. Mucha fuerza y poca habilidad. Su estrella, el sueco Ibrahimovic, alimentó su leyenda de jugador grande ante los pequeños y pequeño ante los grandes. San Siro le abucheó.
Dio pena ver cómo todo el ataque interista era propulsado por ese capitano ilustre llamado Zanetti, que conduce el balón con tanto entusiasmo como falta de visión. A su lado, en un triple mediocentro, Cambiasso y Vieira, que tampoco prometían nada nuevo. Por no hablar de Stankovic, otro con las orejeras puestas. A pesar de tanto músculo, el Inter se derritió atrás a poco que los reds presionaban en las barbas de Julio César.
?Compact!?, pedía Benítez a sus hombres, que ni precisaron un excesivo desgaste defensivo. A pesar de que el central Skrtle pagó la novatada y entregó la pelota a Ibrahimovic ante Reina, felino frente a tres disparos del siempre eficaz Julio Cruz.
Expulsado Burdisso por sus excesos, Benítez recurrió a Benyoun, que atrapó el balón y Fabio Aurelio se lo puso a Torres para que lo amansara definitivamente y enviara al Inter un mensaje inequívoco de renovación. De apertura al mundo. Quizá por ello su técnico, Roberto Mancini, anunció su adiós al término de la temporada.
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