El Barça sobrevive
El conjunto azulgrana se mantiene a la zaga de la Liga vengándose de un Getafe muy agresivo
Dos minutos ha tardado el Barcelona en adelantar el marcador y poner color azulgrana a un partido que sabía a revancha. Con la herida de la Copa del Rey aún sin cicatrizar, el triángulo Messi, Eto'o y Ronaldinho ha encendido la maquinaria ofensiva desde el pitido inicial, y, sin previo aviso, el brasileño ha apaciguado los nervios en Can Barça perforando con pocos titubeos y mucha maestría la portería de Abondanzieri tras un pase del camerunés.
Ambos equipos han saltado al césped con decisión. Quizá más el Barça, para saldar cuentas con una afición que reivindica un liderato que todavía posee el Real Madrid. Los de Rijkaard lo han intentado por las bandas, a balón parado y con peligrosas aunque desafortunadas internadas como la de Messi en el minuto 21. El argentino, que no conoce o no tiene la picardía suficiente para provocar una pena máxima cuando recibe un empujón dentro del área, ha seguido perseverante en su carrera hacia la portería, pero el disparo final, casi en el suelo, ha salido demasiado fácil para el 'pato'.
El aguante en la defensa del Getafe sólo ha sido comparable a la dureza de los rechaces para defender su meta. El conjunto de Bern Schuster no ha mostrado ni la puntería ni la agresividad ofensiva ofrecidas en el anterior duelo, y las llegadas al área de Valdés han sido tan tímidas que apenas han dado trabajo al guardameta culé en la primera parte.
Grado a grado, el termómetro del Nou Camp ha ido calentándose hasta estallar en el minuto 38 con la expulsión de Ronaldinho. La paciencia del '10' ha llegado a su fin con tres patadas de Belenguer, que sólo ha visto factible la falta para frenar al brasileño. El arrebato de ira con patada incluida con la que ha respondido el azulgrana le ha costado la expulsión. Ronaldinho ha perdido dos cosas en un día: La sonrisa y la presencia ante el Espanyol dentro de dos semanas. Con un enfado monumental, el brasileño se ha despedido antes de tiempo de una grada que se llenaba de pañuelos blancos lamentando una decisión arbitral que puede ser crucial en una Liga declarada ya de infarto.
El descanso no ha servido para templar los nervios. El Getafe, que no ha conseguido recuperarse del varapalo del segundo minuto, ha seguido frenando al Barcelona con la misma tónica provocativa de la primera mitad. Es decir, a base de patadas. Al otro lado, los locales han sacado su orgullo a relucir, intentando disimular la mutilación sufrida con toda la táctica posible, pero la sutileza de Messi y la velocidad de Eto'o no han sido suficientes para romper el parapeto erigido por la defensa madridista.
El tiempo ha corrido sin nadie que desequilibrara el partido. Frank Rijkaard insistía en sus indicaciones y Schuster se desesperaba poco a poco en el banquillo, pero ni el Barcelona ha sabido sentenciar ni el Getafe ha aprovechado los pocos deslices del rival. Los últimos coletazos los han puesto los visitantes. Primero Pachón, quien ha tenido el empate en las botas a falta de ocho minutos tras un pase de la muerte de Manu que ha pasado llorando por la portería blaugrana; después Celestini, con un disparo agudo desde fuera del área que ha despejado Valdés sin miramientos.
El Barcelona economizaba fuerzas, el público ha coreado cada pase y la victoria ha llegado por sí sola tras el pitido de un Pérez Burrull que ha repartido tarjetas a diestro y siniestro para calmar la guerra en el coliseo barcelonista. Los de Rijkaard sufren, brillan, se quitan la espina y prosiguen en la carrera por una Liga que puede decidirse sin la presencia del astro brasileño ante el Espanyol.
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