El Barcelona se atasca
El Barça, que sigue sin poder ganar al Liverpool en la Liga de Campeones, tendrá que visitar Anfield en busca del milagro
Benítez partió de salida sin el interminable Peter Crouch y Rijkaard prefirió la movilidad del pequeño Saviola en detrimento de Gudjohnsen, un jugador que, en principio, por sus características, podía resultar de utilidad ante los ingleses. Con Messi, Saviola y Ronaldinho el Barcelona presentaba una delantera cuando menos inquietante para cualquier rival, pero los que esperaban un partido defensivo del Liverpool se llevaron una gran sorpresa en el arranque, porque los de Rafa Benítez, presionando muy arriba, bien plantados sobre el ancho césped y basculando con orden y sentido para cubrir las líneas de pase, ahogaron a los surtidores del Barça y se hicieron con el balón, algo que de verás hace daño al equipo de Rijkaard.
Despertó el Barça a los diez minutos con una genialidad de Ronaldinho y una buena combinación entre Messi y Deco que terminó en saque de esquina. Y terminó por despertar en cuanto pudo tener más tiempo el balón. Y con el balón en los pies busco las bandas, los desmarques, los espacios. Hasta que llegó el gol de Deco, un gran cabezazo que culminó una buena internada por la izquierda de Zambrotta; el primer gol que le marca el Barça al Liverpool en Copa de Europa. Bien, el Barça cobraba ventaja y ya tenía el balón, la mejor forma que tienen los de Rijkaard para dominar a los contrarios, pero entre la buena organización defensiva de los “reds” y que el juego barcelonista no terminaba de fluir (Ronaldinho apenas participaba) el partido entró en una fase muy espesa, aburrida, con ataques deslavazados y tímidos del Barça y fogonazos de fútbol industrial de los de Anfield.
Así las cosas, cuando a punto estaba la primera mitad de llegar a su fin, un cabezazo de Bellamy sin apenas peligro se convirtió en el gol del empate tras un resbalón de Víctor Valdés, que se metió en su propia portería con el balón en las manos. Por si acaso, Dirk Kuyt terminó de remachar a puerta vacía.
El Barça, atascado, el Liverpool, muy cómodo
Seguía sin funcionar el fútbol del Barça, andaba atascada la maquinaria, los engranajes chirriaban. Mientras, el Liverpool se encontraba cada vez más cómodo en un partido que se estaba tornando muy físico, de juego impreciso y lleno de interrupciones. Rijkaard, visto el panorama, prescindió de Thiago Motta y echó mano de Iniesta. Tampoco es que los de Rafa Benítez estuvieran haciendo gran cosa, tan sólo ponían sobre la mesa un correcto entramado defensivo y buen orden general, lo propio de los equipos del técnico madrileño, porque en cuanto se hacían con la pelota la enviaban en largo en busca de los puntas, sobre todo de Kuyt, en fin, que elaboración, más bien poca.
Sin embargo, aunque su rival no le dominaba, el Barça estaba adormilado, atontado y roto, y una cesión de Giuly, que había salido por Xavi, a Víctor Valdés, acabó en un libre indirecto que lanzó Gerrard y un rechace que Kuyt, de cabeza, no acertó a rematar entre palos. La cosa pintaba muy mal, el Barcelona vagaba sin rumbo por el Camp Nou, y en la siguiente jugada, y tras una serie de rechaces, llegó el gol de Riise, un zurdo que superó con la derecha al pobre de Valdés, que estaba dejando una actuación para olvidar. Quedaba tiempo, al menos para firmar un empate, y Rijkaard puso en juego a Gudjohnsen, y adelantó líneas. Pero sólo los problemas de Pepe Reina en los balones por alto le estaban dando vida al ataque barcelonista, incapaz de fabricar ocasiones con claridad. Estupendo resultado del Liverpool, que contrarrestó la técnica y mayor calidad del Barcá con orden, presión y trabajo y supo aprovechar sus ocasiones en una noche aciaha para la defensa barcelonista.
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