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Blogs / Cultura
El toro, por los cuernos
Por Antonio Lorca

Florito, mayoral, seleccionador nacional de toros, el alma de la plaza de Las Ventas

“He cumplido 65 años y en octubre me retiro. Los taurinos han agotado mi paciencia; en este mundo siempre ha habido respeto y ahora se está perdiendo”

Florito, en los corrales de la plaza de Las Ventas.
Antonio Lorca

Florencio Fernández Castillo (Talavera de la Reina, Toledo, 65 años), bautizado como Florito por el empresario Manuel Chopera en 1986, anuncia que el 12 de octubre de este año será su última tarde como mayoral de la plaza de Las Ventas. Dice que está harto de las presiones de los taurinos, y que se va con los 60 bueyes que posee a la finca que tiene en su pueblo, a seguir entrenándolos y continuar su servicio en las distintas plazas en las que trabajan.

Florito se ha ganado la admiración y el respeto de Madrid por la pericia de sus cabestros cada vez que la presidencia decide la devolución de un toro. Pero esa no es más que la punta del iceberg de una labor tan callada como oportuna. Es el responsable de los corrales, el cuidador de los toros desde que salen del camión que los transporta hasta que aparecen en el ruedo. Vive en la plaza, y desde una de sus habitaciones tiene acceso directo a la zona donde descansan y esperan los animales que se van a lidiar. Cuenta que por los sonidos que percibe adivina cómo es la convivencia entre ellos, y que no son pocas las noches que debe poner paz entre los nuevos inquilinos. Toros que él conoce como si fueran suyos, porque Florito se pasa casi todo el año viajando por todas las ganaderías para elegir las reses ―toros y novillos― que se anunciarán en Madrid a lo largo de la temporada. Él es el veedor de Las Ventas ―el que selecciona y negocia la compra de todas las corridas―, y asegura que en el mes de diciembre de cada año ya tiene vistos, señalados y negociados todos los animales que se lidiarán la temporada siguiente.

Y así desde finales de 2005, cuando un hombre del equipo de José Antonio Chopera, empresario entonces de la plaza madrileña, le ofreció el puesto y lo rechazó por la dificultad que entrañaba. “Me dijo que yo era un cobarde, y aquellas palabras me llegaron al alma”, recuerda Florito, “porque no he sido nunca un hombre de valor, pero sí de constancia”. Y aceptó el reto.

Mi hijo Álvaro, que es ingeniero aeroespacial, será mi sucesor; me ha confesado que esta es su verdadera vocación”

Pero para entonces hacía ya 20 años que Florencio Fernández era mayoral de Las Ventas porque para ese cometido lo contrató el empresario de entonces, Manuel Chopera, en febrero de 1986, y lo bautizó con el sobrenombre de Florito.

Nació en un hospital, pero a los ocho días de vida conoció la plaza de toros de Talavera; en ella vivía su familia y su padre ejercía como conserje. Junto él, aprendió desde niño el manejo de los bueyes, y no había cumplido los 14 cuando debutó como mayoral en la plaza de Hellín.

Intentó triunfar como torero, pero tras 49 novilladas colgó el traje por falta de afición, según reconoce, y se dedicó a su verdadera vocación, la preparación de los bueyes. Trabajó en varias de las plazas que regentaba Manuel Chopera, hasta que el empresario lo contrató para Las Ventas.

Se han cumplido ya 39 años desde que cumplió su sueño (“Sí, mi ilusión era ser el mayoral de Las Ventas”), y, ahora, en un despacho contiguo a los corrales, con un timbre de voz casi inaudible, con el conocimiento y la seguridad que ofrece la experiencia, y con una humildad no exenta de amor propio, va desgranando su trayectoria. “La parte fundamental de la fiesta reside en los corrales, y siempre he mirado por el bienestar de los animales”, asegura. Dice que se considera una persona exigente y responsable, “pero esa seriedad provoca problemas de salud y abandono familiar”, añade. Y Florito recuerda a su esposa, administrativa en un centro público de salud: “He tenido la suerte de contar con una mujer que ha aceptado mi profesión y nos hemos respetado siempre porque yo, egoístamente, he vivido solo para mi trabajo para que ninguna mancha emborrone mi hoja de servicios”.

Esta plaza es su vida. Aquí nacieron sus hijos, chica y chico; en la capilla se bautizaron y recibieron la primera comunión, veterinaria ella (30 años) e ingeniero aeroespacial él (28) en la actualidad.

Florito, en su labor de mayoral de la plaza, intentando que un toro devuelto vuelva a los corrales.

Pero en la recta final de su vida laboral, con sus hijos criados y una envidiable estabilidad laboral, cuando pensaba que podría retirarse a su finca a descansar y seguir entrenando sus bueyes, a Florito se le plantea un inesperado y serio problema.

“El 10 de marzo del año pasado (no se me olvida la fecha), me llamó mi hijo y me dijo que quería hablar conmigo. Yo creí que iba a contarme que había conocido a una chica, y cuál fue mi sorpresa cuando me dijo: ‘Papá, mi carrera no me gusta, y quiero ser el mayoral de la plaza cuando tú lo dejes’. Pero, hijo, le contesté yo, pero si has estudiado una carrera y trabajas en una multinacional… Tú sabes lo sacrificado que es esto…, si yo no he ido nunca de vacaciones con vosotros… Además, por mucho que te enseñe, tardarás mucho tiempo en aprender; esta es una profesión de años y años… ¿Y sabe lo que me contestó?

¡…!

‘Déjame intentarlo, papá’. Y esa es ahora mi gran preocupación, porque sé lo que es esto y el nivel de exigencia que conlleva. Mi hijo solo será mayoral, no veedor, pero si un día un toro no entra en los corrales, no me gustará escuchar que alguien diga: ‘Ese muchacho no vale, y está ahí por ser el hijo de quien es… Pero, mire usted, si mi ilusión era que mi hijo entrara en la plaza con traje y corbata y le gente dijera: ‘ahí va el hijo de Florito…’, y va y me sale ahora con que quiere ser mayoral…”.

Y así, con la intranquilidad en el semblante, recuerda el calvario que vivió en su primer año como veedor de Las Ventas.

El toro que elijo para Madrid debe tener presencia y cinco años de vida; los cuatreños todavía son niños”

“La plaza se la adjudicaron a José Antonio Chopera a últimos de diciembre, y cuando fui al campo estaba todo vendido; los mejores toros, quiero decir, los que sirven para Madrid; vamos, que aquel año de 2006 tuve que hacer de unas cortinas una traje de novia para que se pudiera celebrar San Isidro. Y aquel trance me sirvió de lección; por eso, en cuanto acaba la feria viajo al campo para reservar la camada del año siguiente. Todos los toros que hay en España y Portugal que puedan servir para Madrid están vistos por mí”.

Insiste Florito en que esa labor entraña constancia, dificultad y peligro: “El campo es difícil y conlleva muchos riesgos”, explica. “Los toros se pelean, engordan o no y contraen enfermedades con el agua de la lluvia; el toro de Madrid debe tener sus kilos en noviembre porque si no es así, es muy difícil que llegue a San Isidro. Y no se trata solo de verlo y elegirlos, sino de hacerles un seguimiento constante para comprobar su evolución”.

Pregunta. ¿Y qué toro busca usted?

Respuesta. En primer lugar, que esté bien hecho y tenga presencia, que se mueva, que sea fiero, y cinqueño porque los cuatreños todavía son niños, y todo ello en función de su encaste, lógicamente; a veces, me dice un ganadero: “Ese toro tiene muy buenas notas de familia”, y yo le respondo: “Las notas, para los músicos, porque si no tiene trapío…“. Y si tanto confía en el animal, que lo tiente para semental.

P. ¿Y la empresa de la plaza no le ha pedido que continúe en su puesto?

R. Me lo ha pedido, sí, pero yo me voy porque no aguanto más las malas formas de algunos taurinos; soy muy exigente en mi trabajo y no tolero ciertas actuaciones. En el mundo del toro siempre ha habido respeto, y se está perdiendo.

Florito repite una y otra vez que la decisión la tiene tomada, pero la sorprendente decisión de su hijo Álvaro le ha roto los planes. A la finca de Talavera de la Reina le acompañará una preocupación inesperada.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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