Vivir en siete metros cuadrados
Los estudios Star Strategies + architecture y Board han diseñado Cabanon, el miniapartamento más grande del mundo
En 1951, en Cap-Martin, en el sur de Francia y a pocos metros del Mediterráneo, Le Corbusier dibujó, para su propio uso, una cabaña de apenas 12 metros cuadrados. La casa era a la vez una obra integral de arquitectura —en la que él lo había diseñado todo: de la mesa a la cubierta— y un espacio mínimo, una célula irreductible en la que vivir. Llamó a esa vivienda de vacaciones Cabanon, cabaña en francés. Moriría frente a ella 14 años después, mientras nadaba en su adorado Mediterráneo.
Cabanon es ahora el piso pequeño, pero lujoso, equipado con bañera de hidromasaje y sauna de infrarrojos, que Beatriz Ramo (de STAR strategies + architecture) y Bernd Upmeyer de Board (Bureau of Architecture, Research, and Design) han construido en Rotterdam. No se sabe si con ironía, realismo o resignación, Ramo, una voz crítica con el maquillaje de la sostenibilidad, habla de “reducción epicúrea”. Y ese gusto por el disfrute lo hallan no en el espacio sino en las prestaciones de la casa.
Así, este Cabanon holandés es un desván rehabilitado de un edificio residencial levantado en el centro de la ciudad en los años cincuenta. El apartamento cuenta con cuatro espacios, tres metros de altura y un gran ventanal de seis metros con vistas sobre la ciudad. El dormitorio, al que se accede por peldaños incrustados en la arquitectura-mueble que define el hogar, tiene poco más de un metro de altura, pero cuenta con espacio para almacén. Esa es una de las primeras lecciones de este proyecto: no todas las estancias de una vivienda precisan de la misma altura.
La segunda lección es que lo extraordinario, esta vivienda mínima de lujo, puede obtenerse a partir de lo ordinario. El apartamento está construido con productos estándar. Así, la cocina, por ejemplo, fue diseñada a partir de la profundidad de una mini nevera, y el dormitorio a partir de las medidas de colchones existentes.
La tercera lección del piso es logística: la bañera-jacuzzi entró en la casa antes de levantar los límites del baño.
Además, al igual que ocurrió con la casa de Le Corbusier en la Costa Azul, el Cabanon holandés será utilizado por los mismos arquitectos que lo han diseñado. Es, por lo tanto, más una casa tan a la medida de un presupuesto como una vivienda a medida y, a la vez, una vivienda-laboratorio para los proyectistas. Ellos, Ramo y Upmeyer, hablan de “un templo a la medida de sus propietarios” y a la vez que ellos —de 1,72 y 1,78 cm de altura— son el “modulor” de su casa, hablan de un crecimiento personal basado en la reducción voluntaria, la “reducción epicúrea” a la que aludía Ramo “para liberarse de objetos innecesarios que sobrecargan nuestro espacio y nuestra mente”, señala.
Ambos arquitectos defienden la estrategia de optimización de la vivienda y los costes, pero no abogan por la reducción de superficies como única vía hacia una vivienda asequible. Buscan, simplemente, hallar estrategias para optimizar y abaratar las viviendas. Esta es la suya, una posibilidad transformada en su nueva realidad.
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