Un sendero para desenterrar un paisaje
En el sendero taiwanés The Dark Line el proyecto es el lugar. Existía antes de ser diseñado. Los arquitectos han trabajado palpando la historia y han recuperado un paisaje a partir de su memoria
![Vista del sendero The Dark Line.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QBMCDDI6RFFBPNYLKMENXDRYIM.jpg?auth=b42d70766ef88a6dadd5f9acf6ea06b1e246cae96fe71718bfadcb7fcf644cb5&width=414)
The Dark Line (la línea oscura) es, en realidad, una línea clara, un rayo de luz convertido en paisaje. Sus arquitectos, Miquel Batlle y Michèle Orliac (Michele & Miquel) han trabajado asistidos por el paisajista local Chung Hsun (dA Vision Design) y lo han bautizado así porque es un solo material, económico, oscuro y filiforme (barras de acero corrugado) lo que lo construye.
![Vista del sendero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5AZ3ZY27XBE4PAMDG6LAT2SYCA.jpg?auth=7e9efeb40062b12146b64e59f26d2059382d313c53d6317c6ac4a7bca14b9119&width=414)
Lo que ellos hicieron desde que ganaron el concurso convocado para construir un sendero peatonal y ciclista entre Mudan y Sandiaoling, en Taiwán, fue trazar un hilo. Y emplear ese material oscuro para los puentes peatonales, las barandillas, los aparcamientos para las bicicletas, las marquesinas o los bancos. Así, con un único material, y un profundo respeto por el paisaje, este sendero parece escuchar más que afirmar. Hace que la pre-existencia renazca en Sandiaoling.
El sendero atraviesa los antiguos túneles ferroviarios, levantados por los japoneses durante los cincuenta años que ocuparon la isla y reconstruye el puente sobre el río Keelung, que fue arrasado durante unas inundaciones. La industria, la historia, la ocupación y el lugar se funden en un espacio natural en perpetuo cambio por las condiciones atmosféricas y luminosas. Cambia el lugar para hablar del cambio. Y para preservar el paisaje y la historia.
![La naturaleza pre-existente atraviesa la pasarela.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RI2W6RX5YFFLHCJXEFSV2764PI.jpg?auth=e4271c858b32379a9b02f5298c6dc7afb1752dc58b54a4a123a143dad3e891a8&width=414)
La intervención, además de recuperar la historia, domestica el paisaje. Acerca al caminante a la exuberante vegetación sin que tenga que arriesgar esfuerzos. Esa ambivalencia ―natural y doméstico, paisaje-construcción― se da también en la propia naturaleza de la intervención, tejida, se diría que a mano, con una trama de acero. Las barras de acero corrugado ―de producción evidentemente industrial― construyen un traje a medida al lugar. Y atraviesan pozos verticales, galerías subterráneas, balcones en voladizo y desfiladeros. Este recorrido ideado por los arquitectos se hizo con el Premio FAD internacional y también fue reconocido en la Bienal Española de Arquitectura. El sendero es tan sutil, sinuoso y cuidadoso que infunde respeto a los visitantes. Pide calma y también la ofrece.