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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Una vivienda modélica

La luz tamizada de los secaderos de tabaco y el sonido del agua circulando por una acequia. Este es un ejercicio de escucha y cultura para responder al anhelo de los clientes por recuperar la vivencia de su lugar de infancia

Fachada principal de la vivienda de Serrano y Baquero.
Fachada principal de la vivienda de Serrano y Baquero.FERNADO ALDA
Anatxu Zabalbeascoa

Esta es una vivienda modélica. Luminosa, ventilada y amplia, dignifica la sencillez. En Albolote, Granada, los arquitectos Paloma Baquero y Juan Antonio Serrano (Serrano+Baquero) han construido una casa que se toca y se siente antes de llegar a verse. Más que con un programa concreto, los proyectistas han trabajado con sensaciones: ideas que remiten a la infancia de los clientes. Así, el frescor de la sombra de los chopos, los juegos de luz y el paisaje rotundo y sencillo de los secaderos de tabaco son las referencias que nuevos materiales y una vegetación distinta tratan de evocar. En eso consistió el encargo de esta vivienda: en arraigarla junto a un olivar que traza un puente agrícola hasta la infancia en la vega de Granada de la pareja de clientes.

Fachada trasera de la vivienda de Serrano y Baquero.
Fachada trasera de la vivienda de Serrano y Baquero.FERNADO ALDA

La parcela, a los pies del Tajo Colorao, era estrecha y además estaba sujeta a una servidumbre de paso para poder llegar hasta la acequia que hay en uno de los lados y realizar las labores de mantenimiento que precisa. Lejos de ver en esa condición un problema, los arquitectos incorporaron el sonido del agua al programa. Baquero y Serrano cuentan que fue la suma de esos recuerdos, pero también la estrechez del solar, lo que les llevó a recuperar la imagen de los secaderos de tabaco como inspiración.

Detalle del trabajo de obra y celosía.
Detalle del trabajo de obra y celosía.FERNADO ALDA

Establecido el orden longitudinal, la casa comenzó a desplegarse en una gran pérgola, celosías y tragaluces. La luz queda ahora tamizada por todos esos elementos. El ladrillo, y el hormigón, construyen en el exterior y también en el interior la huella de la mano, una memoria habla en los muros de la casa. El ladrillo cerámico y las celosías y ranuras para la ventilación también remiten al paisaje de los secaderos y, a la vez, funcionan como forma pasiva de ventilación.

En la casa hay muros opacos, cubiertas con diversas inclinaciones y ventanas que esquivan el calor y enmarcan las vistas. También hay vistas cruzadas, el aire y la luz pueden atravesar toda la vivienda. Lo mismo que hace el sonido del agua circulando por la acequia que ha quedado elevada y ahora acompaña, a quien entra en la el jardín, hasta la alberca.

El interior de la casa carece casi de acabados.
El interior de la casa carece casi de acabados.FERNADO ALDA

Más allá de exprimir el solar y arraigarse en el lugar, esta vivienda busca resucitar vivencias. Quiere ser un legado del añorado campo de la infancia de los clientes y refleja la recreación de una atmósfera soleada, seca, directa y, en su sencillez, luminosa. Es una vivienda legado, una arquitectura que suma recuerdos y necesidades para actualizar la tradición.

Precio de construcción con “absolutamente todo incluido: mobiliario, cocina e IVA”, 890 euros por metro cuadrado.

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