Una vivienda modélica
La luz tamizada de los secaderos de tabaco y el sonido del agua circulando por una acequia. Este es un ejercicio de escucha y cultura para responder al anhelo de los clientes por recuperar la vivencia de su lugar de infancia
![Fachada principal de la vivienda de Serrano y Baquero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4EZM7DE5T5EMDACN7PBWZQHUOE.jpg?auth=a28ecb9170f1d6b1b11c208176a3f690d014e8b894f0f181d13a138b7a02908a&width=414)
Esta es una vivienda modélica. Luminosa, ventilada y amplia, dignifica la sencillez. En Albolote, Granada, los arquitectos Paloma Baquero y Juan Antonio Serrano (Serrano+Baquero) han construido una casa que se toca y se siente antes de llegar a verse. Más que con un programa concreto, los proyectistas han trabajado con sensaciones: ideas que remiten a la infancia de los clientes. Así, el frescor de la sombra de los chopos, los juegos de luz y el paisaje rotundo y sencillo de los secaderos de tabaco son las referencias que nuevos materiales y una vegetación distinta tratan de evocar. En eso consistió el encargo de esta vivienda: en arraigarla junto a un olivar que traza un puente agrícola hasta la infancia en la vega de Granada de la pareja de clientes.
![Fachada trasera de la vivienda de Serrano y Baquero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UQNZF4HPLJFB7C6RQRVLOF6YOE.jpg?auth=9ab87f2f6ee784dde19d1a8160b9623347bfa4e6e83f259e312021e95fca2698&width=414)
La parcela, a los pies del Tajo Colorao, era estrecha y además estaba sujeta a una servidumbre de paso para poder llegar hasta la acequia que hay en uno de los lados y realizar las labores de mantenimiento que precisa. Lejos de ver en esa condición un problema, los arquitectos incorporaron el sonido del agua al programa. Baquero y Serrano cuentan que fue la suma de esos recuerdos, pero también la estrechez del solar, lo que les llevó a recuperar la imagen de los secaderos de tabaco como inspiración.
![Detalle del trabajo de obra y celosía.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2MHJWYYRSJB5LJSRSWXAOMEDHQ.jpg?auth=a1427b660a1bc294d8683d305d72c8a5266b204c6467e5078f28ed0865532968&width=414)
Establecido el orden longitudinal, la casa comenzó a desplegarse en una gran pérgola, celosías y tragaluces. La luz queda ahora tamizada por todos esos elementos. El ladrillo, y el hormigón, construyen en el exterior y también en el interior la huella de la mano, una memoria habla en los muros de la casa. El ladrillo cerámico y las celosías y ranuras para la ventilación también remiten al paisaje de los secaderos y, a la vez, funcionan como forma pasiva de ventilación.
En la casa hay muros opacos, cubiertas con diversas inclinaciones y ventanas que esquivan el calor y enmarcan las vistas. También hay vistas cruzadas, el aire y la luz pueden atravesar toda la vivienda. Lo mismo que hace el sonido del agua circulando por la acequia que ha quedado elevada y ahora acompaña, a quien entra en la el jardín, hasta la alberca.
![El interior de la casa carece casi de acabados.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7ON3UHONCVAGTHMBX6HU7JUKVY.jpg?auth=633300acc6b5a6557b911c3f8f9b15788feb9b65f7c266605826b38b735b5be8&width=414)
Más allá de exprimir el solar y arraigarse en el lugar, esta vivienda busca resucitar vivencias. Quiere ser un legado del añorado campo de la infancia de los clientes y refleja la recreación de una atmósfera soleada, seca, directa y, en su sencillez, luminosa. Es una vivienda legado, una arquitectura que suma recuerdos y necesidades para actualizar la tradición.
Precio de construcción con “absolutamente todo incluido: mobiliario, cocina e IVA”, 890 euros por metro cuadrado.