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Orden internacional de detención contra Natalio Grueso por su gestión en el Centro Niemeyer de Avilés

El antiguo responsable del centro cultural internacional está condenado a ocho años de cárcel por malversación de caudales públicos y falsedad documental

Natalio Grueso en 2014, cuando dirigía el Teatro Español, en Madrid.
Natalio Grueso en 2014, cuando dirigía el Teatro Español, en Madrid.Alvaro Garcia

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo ha dictado una orden internacional de detención sobre Natalio Grueso, ex director general de la Fundación Niemeyer de Avilés entre 2006 y 2012, para que cumpla la condena de ocho años de cárcel impuesta por delitos continuados de malversación de caudales públicos por valor de 78.000 euros, falsedad documental y societaria durante su gestión al frente de este centro cultural internacional. La audiencia ovetense ha tomado esta decisión “considerando la probabilidad” de que Grueso haya abandonado España, señala la providencia dictada por el tribunal.

La condena impuesta por la Audiencia de Oviedo en junio de 2020 fue ratificada en abril de 2023 por la Sala Penal del Tribunal Supremo. Luego, en septiembre, la Fiscalía de Asturias se opuso a la concesión del indulto solicitado por Grueso al no apreciar “razones de justicia, equidad o utilidad pública que lo pudieran justificar”. Hasta hoy, cuando se ha sabido que la audiencia ha dictado una orden europea de detención y una requisitoria internacional por si Grueso hubiera abandonado el territorio de la Unión Europea.

Al margen de la condena a Grueso, el Supremo también ratificó la pena de dos años de prisión al exsecretario de esta fundación que dirige el Centro Niemeyer, José Luis Rebollo, por delito continuado societario. Sí rebajo de siete años y seis meses a seis años de prisión la condena al tercer imputado en la causa, José María Vigil, exagente de Viajes El Corte Inglés, por malversación falsedad y estafa.

La sentencia sobre este caso ratificó como hechos probados que Grueso generó gastos ajenos a los fines de la Fundación Niemeyer durante todo el tiempo que duró su relación laboral, “disponiendo de sus fondos en beneficio propio, de sus familiares, amigos y terceros de su entorno, como si de su propiedad fueran”.

Además, con el apoyo de Vigil, a quien le unía una relación de amistad, también ocultó gastos de desplazamientos y estancias hoteleras de familiares y allegados con facturas falsas o alteradas a nombre de trabajadores de la fundación o por conceptos ficticios, según el fallo judicial.


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