Luis Rojas Marcos: “Estar bien formados nos ayuda a superar adversidades”
El psiquiatra analiza los avances en el abordaje de la salud mental y muestra su confianza en la fortaleza de la sociedad para superar la pandemia
EL PAÍS lanza el domingo 5 de septiembre la colección de libros ‘Biblioteca de psicología’, que recorre los últimos avances científicos en las diferentes áreas de esta disciplina.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) es un referente en su campo. Profesor en la Universidad de Nueva York, conversa desde esa ciudad a través de videollamada sobre el desarrollo de la investigación en salud mental, las secuelas de la pandemia y también sobre lo parlanchines que son los españoles. “La extroversión es enormemente positiva la hora de superar adversidades”, expone. Y añade que no solo se trata de hablar con otras personas, sino también con uno mismo de manera positiva. “Aprendemos a decir gracias, pero no a nosotros mismos. Nadie me enseñó que cuando te hablas a ti mismo te tienes que tratar bien, darte ánimos y decirte cosas bonitas”, recuerda el experto.
Pregunta. ¿Cómo percibe la actitud actual de la sociedad hacia el campo de la salud mental?
Respuesta. En los últimos 20 años está cambiando para mejor. En los hospitales públicos de EE UU, que son en los que he trabajado siempre, el psicólogo tiene un papel muy importante y va en aumento. En Europa está cambiando poco a poco y en España, por lo que me cuentan, va por ese camino. Aquí los psicólogos se han especializado en la investigación. Por ejemplo, en la pandemia se han hecho estudios sobre la resiliencia, la capacidad de las personas de superar adversidades, y estudian qué ocurre al llevar estas situaciones de incertidumbre a largo plazo o lo que llamamos la pérdida del sentido de futuro. Otro cambio que ha habido muy útil es el de la visión del enfermo mental. Desde que surge la psiquiatría, hace 100 años, se le ha estigmatizado, se entiende como una debilidad de carácter. La psiquiatría ha estado siempre por detrás de la medicina porque es muy difícil entrar en el cerebro, saber cómo funciona, pero cada vez sabemos más sobre procesos psicológicos y cada día va mermando poco a poco ese estigma hacia el enfermo.
-P. Eso ayuda a que cada vez más personas hablen públicamente de su salud mental, pero hemos visto en los JJ OO, con la deportista Simone Biles renunciando públicamente a competir por su salud mental, que todavía hay prejuicios.
R. Hemos visto un ejemplo positivo sobre la conciencia de que he llegado a mi límite y tengo que volver atrás o tranquilizarme. Idealizar a una persona pensando que puede con todo no es realista. La vida nos da golpes y tenemos que decir “tengo un problema y necesito ayuda”. Eso que suena tan fácil es muy difícil. Ese primer paso de conciencia de enfermedad es un muy grande. El segundo paso se da cuando la persona está motivada para buscar ayuda. El caso de Biles además tiene una función de educación pública muy importante.
-P. Comentaba antes algunas diferencias entre EE UU y Europa. ¿La cultura influye en la manera en la enfrentamos las salud mental?
R. Tiene un impacto importante en cómo las personas evalúan su salud y en cómo la sociedad se aproxima a esas personas. La sociedad que tiene un nivel de formación mayor en las enfermedades físicas y mentales va a estar más predispuesta a buscar ayuda y esta será más acertada. Las sociedades se dividen en individualistas y colectivistas. EE UU y Europa son de cultura individualista. Si tienes éxito, se preguntan qué habrás hecho para tener éxito, pero si tienes un fracaso es igual: ¿qué habrás hecho tú para fracasar? En otras sociedades la pregunta es qué habrá hecho la sociedad para que hayas terminado así. Se espera que tu familia o grupo te ayuden.
Habrá personas que dirán que la pandemia fue terrible, pero descubrirán aspectos que no sabían que tenían
-P. Entonces, según lo que decía al principio de su respuesta ¿Podríamos decir que si contásemos con una educación en salud mental seríamos una sociedad más feliz?
R. Habría que definir felicidad, pero diría que sí. Está demostrado, y lo he visto, que cuando tenemos un problema, las personas que tienden a decir “que sea lo que dios quiera, es suerte” tienen menos posibilidades de sobrevivir que las personas que dicen “puedo hacer algo por superar este reto o buscar ayuda”. El estar bien formados nos va a ayudar a superar adversidades porque pones la motivación dentro de nosotros mismos, no lo dejas a factores externos.
-P. Con la pandemia incluso el más formado ha tenido momentos de ansiedad. Han aumentado las consultas en salud mental, los casos de depresión... ¿Qué va a ocurrir a largo plazo?
R. No tenemos una respuesta que se pueda aplicar a todos, pero hemos tenido otras pandemias, como una guerra mundial. El dolor agudo y el crónico son diferentes. Aquí el 11-S fue un día, una semana, pero esta pandemia lleva casi dos años. Eso tiene un impacto y va a llevar más tiempo, pero la mayoría de las personas lo van a superar. La memoria ayuda mucho porque recuerda más lo positivo que lo negativo. Va a haber personas que dirán que este proceso fue terrible, pero que descubrieron aspectos dentro de ellas que no sabía que tenían, como la tendencia a ayudar al vecino o a organizar su día incluso sin salir de casa. Están dentro de lo que denominamos crecimiento postraumático. Pero no hay más que ver las estadísticas: los suicidios han subido, las adicciones, la depresión, la ansiedad, los conflictos interpersonales en la familia, hay más violencia... eso es el impacto de una pandemia, que nos roba el sentido del futuro y nos atormenta con estrés.
P. A estos datos le sumo uno: España se ha situado a la cabeza de países del mundo con el mayor índice de consumo de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes por cada 100.000 habitantes. ¿Esto un fracaso como sociedad o es una consecuencia puntual de la pandemia?
R. El aspecto positivo es que hay personas que llegaron a su límite y decidieron ir al médico. Estaban necesitadas de ayuda. La segunda parte son los efectos secundarios. Hay un grupo de personas que ha creado una adicción y van a tener que tratar ese problema serio que interfiere con su bienestar. Tiene efectos secundarios indudablemente, pero hay que entenderlo también como la respuesta de las personas que quieren buscar una ayuda a esos momentos de angustia y miedo.
P. En septiembre muchas personas van a volver a una rutina que será la más próxima a la normalidad de los últimos dos años. Muchos sentirán otra vez incertidumbre, ansiedad. ¿Qué podemos hacer de manera individual para intentar sobrellevar este estado?
R. Es muy importante la información clara y fiable. El segundo consejo es organízate. Esto no es nuevo, ya lo hemos pasado. Ya hemos aprendido qué recursos tenemos si en septiembre la situación no ha mejorado al nivel que esperamos, pero creo que vamos a estar mucho mejor que el año pasado.
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