Muere a los 65 años Les McKeown, cantante de Bay City Rollers, fenómeno pop de los setenta
El grupo escocés, pionero de las ‘boy band’, fue número uno en ventas en Reino Unido y Estados Unidos con temas como ‘I Only Wanna Be With You’ o ‘Saturday Night’
Fueron tan grandes que les llegaron a denominar “los nuevos Beatles”. Exagerado a todas luces, aunque el fervor que despertaron los Bay City Rollers a mediados de los setenta entre los adolescentes se acercó al que provocaron los de Liverpool. Incluso se acuñó el término rollermanía. El cantante de aquellos Bay City Rollers en la cumbre fue Les McKeown, que murió a los 65 años el pasado martes, informó en la noche del jueves su familia. El músico falleció “de forma súbita, en casa”, indicaron en la cuenta de Twitter oficial de McKeown su mujer, Keiko, y su hijo, Jubei, que pidieron “privacidad tras la conmoción por la profunda pérdida”.
Los Bay City Rollers tuvieron su propio programa de televisión y vendieron 120 millones de discos para convertirse en la banda escocesa más exitosa de todos los tiempos. Eran guapos, jóvenes, vestían ropas de colores y les fabricaron canciones de laboratorio para alcanzar el número uno. Seguramente fue la primera boy band (banda de chicos enfocada a arrasar entre los adolescentes) de la historia del pop.
McKeown (Edimburgo, 1955) dejó el colegio con 15 años, en 1970, para formar una primera banda a la que llamó Threshold. No fue el primer cantante de Bay City Rollers, que se llamó así porque los fundadores (los hermanos escoceses Alan y Derek Longmuir) querían que sonara americano: con los ojos cerrados clavaron una chincheta en el mapa de Estados Unidos y calló en Bay City, Michigan. Nobby Clark fue el elegido para cantar pero, en una decisión que seguramente lamentó toda su vida, decidió abandonar justo cuando iban a despegar. McKeown entró en 1973, con 18 años, para cantar la mayoría de los éxitos. El grupo de Edimburgo alcanzó la fama con temas como I Only Wanna Be With You, Bye Bye Baby, Saturday Night o Shang-a-Lang o Give a Little Love.
Las canciones tocaban varios palos: una versión pop del glam rock con cuidadas voces, guiños a la música de playa de los Beach Boys, ritmos disco o baladas almibaradas. Movía los hilos de la banda el turbio manager Tam Paton, un tipo a la caza de dinero fácil. Vio en aquellos muchachos adorables un posible filón y comenzó a moverlos. Como no se fiaba de sus escasos conocimientos instrumentales contrató a músicos profesionales para que tocasen en sus primeras grabaciones. Comenzaron a llegar los éxitos y la banda exigió tomar el control, tocar los instrumentos e incluso componer alguna canción.
En 1975 y con los Beatles disueltos hacía media década, Bay City Rollers era la banda más grande del Reino Unido. En el documental de 2015, Rollermania: Britains Biggest Ever Boy Band, se describe el alboroto de los adolescentes cuando el grupo aparecía: “Era como la carrera de cuádrigas de la película Ben Hur, pero con chicas vistiendo pantalones de campana”.
Encumbrados en el Reino Unido deciden focalizarse en el mercado estadounidense. Impulsados por la canción Saturday Night llegaron al número uno en 1976. En 1977 la presión era insoportable y las disputas económicas con Paton dominaban su día a día. El primero que dejó la banda fue Alan Longmuir. Coincide con la bajada de popularidad de una banda nacida para mantenerse en lo más alto. El grupo comenzó pronto un rosario de cambios.
McKeown abandonó en 1978. Volvió a unirse a ellos en diversas giras en las que rememoraron sus éxitos del pasado. También editó algún disco firmado con su nombre, pero de escasa repercusión. Recientemente anunció una serie de conciertos para julio de este año con el nombre de Les McKeown’s Bay City Rollers.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.