El género negro lo da todo para la temporada otoño-invierno
Clásicos reeditados, efemérides, 'thrillers' de todo tipo y apuestas tan arriesgadas como exitosas dominan los estantes del policial en este cambio de estación
Si en junio el género negro tiró la casa por la ventana para celebrar la vuelta de las librerías y lo que por entonces muchos quisieron ver como un alejamiento de la pandemia, ahora en otoño, en plena segunda oleada, el envite no es menor. Y las ganas con las que las editoriales han provisto novedades, relanzamientos, publicaciones antiguas pero inéditas en España y celebraciones de los clásicos es casi abrumadora.
Hay menos grandes nombres que en pasadas cosechas pero existen. John Grisham vuelve a las librerías con Los guardianes (Plaza y Janés), un drama judicial con hombre condenado injustamente incluido (materia en la que Grisham está muy metido. Vean o lean si no, El proyecto Williamson) y otros muchos ingredientes de los que han hecho al estadounidense el rey thriller judicial con más de 300 millones de libros vendidos. Desde el otro lado del océano nos llega Mañana no estás, una nueva entrega del empeño de la editorial argentina blatt & ríos por sacar toda la obra de Lee Child en español. En esta ocasión, Jack Reacher se mete de lleno en un caso con terroristas islámicos, el Pentágono y un senador de prometedora carrera implicados. Si no han leído nada del samurái Reacher, este es un buen momento. Si son fans, ya saben lo que le espera.
Un poco más adelante, el 22 de este mes, llega a las librerías Fuego nocturno (ADN), una nueva entrega de las aventuras de Harry Bosch, ahora perfectamente conjuntado con la agente Renée Ballard. Está creando Michael Connelly una gran historia de Los Ángeles y del crimen en EE UU a través de esta serie de novelas, una misión que tiene algo de Balzac y cuyo resultado nunca defrauda.
Philip Kerr al cuadrado
Pero si hay un nombre que va a campar a sus anchas por el género estas semanas es Philip Kerr. El escocés, que murió en 2018, es el creador de Berni Gunther, que ya sería bastante, pero no solo. RBA ha publicado El arte del crimen, una historia que gira en torno al asesinato de la mujer del autor más famoso y millonario del mundo: un escritor de best seller policiales en serie que ha anunciado que lo deja. Kerr aprovecha la trama, en la que todos los que vivían del éxito de John Huston son considerados sospechosos, para cargar contra la industria, los agentes, los editores, la publicidad, los lectores, Martin Amis, las tramas repetitivas, los escritores y, por supuesto, él mismo.
Menos radical pero igual de brillante está en Materia oscura (Black Salamandra) donde nos lleva al Londres de finales del siglo XVII para narrar la historia del joven Ellis, un golfo con ciertas habilidades que es enviado a la Torre de Londres para ayudar a Isaac Newton a dar caza, por encargo del Gobierno, a unos falsificadores que amenazan con hundirlo todo. Un libro a la altura de Una investigación filosófica, una pequeña maravilla que solo podemos celebrar que llegue a nuestras manos tras tantos años.
'Thrillers' de toda condición
Puede que quienes están detrás de todo el negocio hayan pensado que el verano, este verano tan raro, no ha sido el típico de sol, piscina o playa y un libro en forma de placer culpable y, por eso, el catálogo de thrillers viene particularmente cargado. Vuelve Luca D’Andrea con La muerte de Erika Knapp (Alfaguara), un libro con un escritor de éxito y vida monótona, un antiguo crimen y un pequeño pueblo donde se esconden misterios, mentiras y codicia. Demasiado parecido, quizás, a La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker, con quien tanto comparan al italiano.
De la mano de Elisabeth Kay, que empezó su carrera al otro lado de la barrera en Penguin Random House, nos llega Siete mentiras (Planeta), un thriller psicológico que está construido para tener todo lo que un lector de este género pueda querer. Es el negro un género de modas y pasó hace unos meses la del domestic noir como un rayo y este que llega ahora es un buen ejemplo de lo mejor que puede dar. Por el lado nórdico, moda o no, siempre incombustible, ahora que llega el frío Seix Barral apuesta por La sombra del miedo, de Ragnar Jonasson, la primera de una serie de cinco novelas ambientadas en un pequeño pueblo del norte de Islandia, accesible solo por un túnel y donde todo es, al parecer, idílico. Allí llega destinado un joven policía que deja la vida en la capital y su llegada coincide con el fin de la vida plácida del lugar. Muertes, investigaciones y misterios se suceden en una narración lastrada por un tono naif.
Nada de ingenuo tiene el inspector P. T. Marsh, clásico detective alcoholizado, perturbado por la muerte de su mujer y su hijo y nada proclive a respetar las normas. Así nos lo presenta John McMahon en una novela, Un policía del sur (RBA) que tiene lo mejor del policial duro y clásico, con narrador poco fiable incluido. Un thriller con ambiciones literarias, un estreno más que notable que ya tiene continuación.
La novela de espías reúne en los últimos tiempos algunos de los mejores ejemplos de narrativa de calidad en el género, siempre entendido en un sentido amplio. Con Leones muertos Mick Herron continúa la saga de Jack Lamb en una aventura de espionaje en el Londres actual que tiene los mismos ingredientes que la primera: buen ritmo, tramas brillantes, conocimiento desmitificador del mundo del espionaje y humor.
Y no es un thriller en sentido estricto pero sí reúne varios elementos notables El largo río de las almas, de Liz Moore (ADN), una novela sobre la familia y sobre el poder destructor de las drogas en la Filadelfia del siglo XXI, que se mete de lleno –como harán muchos más en el futuro– en la pesadilla que ha vivido Estados Unidos durante la crisis de los opiáceos. Pero es, también, un sólido relato policial.
Corte clásico
Y de lo visceral a lo analítico con el noruego Hans Olav Lahlum, maestro nacional de ajedrez, historiador y escritor que inició con Moscas (RBA) una serie de éxito que ya va por la octava entrega en su país. En esta primera que llega ahora a las librerías españolas, un arrogante inspector se ve desbordado por un crimen de puerta cerrada, un asesinato imposible, vaya, hasta que una millonaria en silla de ruedas va en su auxilio. Divertida. Como divertida es también El club del crimen de los jueves (Espasa), la primera novela del presentador Richard Osman con la que ha batido en Reino Unido récords nunca vistos desde que J. K. Rowling debutara en 1997 con Harry Potter y la piedra filosofal. Se trata de una comedia negra protagonizada por un grupo de ancianos. Misterio clásico, humor y campiña inglesa para el éxito del año en Reino Unido.
Cosecha española
Llegan con fuerza los autores españoles capitaneados por Alicia Giménez Bartlett que en Sin muertos (Destino) nos cuenta todo lo que siempre quisimos saber sobre Petra Delicado, esa policía tan especial, pionera y única.
Y único en su aproximación al género es Alexis Ravelo que en Un tío con una bolsa en la cabeza (Siruela) ahonda en sus temas de siempre (la corrupción moral, los criminales de poca monta, la hipocresía de la sociedad, la miseria de la política) para retratar la historia de la España del pelotazo, del crimen de guante blanco, desde la mirada atrás de un alcalde de una localidad costera que se asfixia en su casa tras ser asaltado, maniatado y cubierto con una bolsa de plástico. Un punto de vista distinto y un uso arriesgado del tiempo narrativo que funcionan en todo momento. Como funciona La noche de plata (Roca Editorial), de Elia Barceló, (llega el 15 de octubre) donde una de las grandes de la ciencia ficción en español aprovecha todo su oficio para presentarnos un caso de secuestros de niñas y homicidios infantiles, un duro relato ambientado en Viena con varios giros y que juega de manera ágil con el lector que se deje. También hay que dejarse llevar, si así se desea, por la arriesgada primera persona que la juez y escritora Graziella Moreno usa en El salto de la araña (Alrevés), una narración de barrio, de la búsqueda de un sentido a todo que emprende Javier, un tipo que espera en el Carmel a que llegue la fecha del juicio contra él.
Y hablando de mirar atrás, vuelve Perry Mason. Aprovechando el tirón de la excelente serie de la HBO que sirve de antecedente a todo lo que vino después, Espasa ha aprovechado los cincuenta años de la muerte de Erle Stanley Gardner, uno de los autores más vendidos de la historia, para recuperar al mítico abogado que le dio la fama y el dinero. Las dos primeras -con traducciones nuevas, como el resto que están por llegar- son El caso de las garras de terciopelo y El caso del ojo de cristal.
Jack el Destripador sigue fascinando
Un cambio de aires para terminar. La variedad del género negro permite encontrarnos, por ejemplo, con Mapas del crimen (Siruela) en el que Drew Grey da una auténtica exhibición erudita sobre los crímenes más famosos del siglo XIX, cómo se resolvieron o cómo fue la policía incorporando innovaciones. Todo esto acompañado de mapas y una sólida información gráfica.
Y, para terminar, una buena dosis de Jack el Destripador, el asesino que más literatura ha generado en todos los tiempos sin saber, siquiera, de cuántas muertes es responsable. Londres 1888. Jack el Destripador. Mapa negro (Aventuras literarias) una pequeña carpeta que contiene información a raudales sobre uno de los criminales más famosos de la historia (si es que finalmente existió). Un mapa del Londres reconstruido como la gran capital del mundo tras el incendio de 1666 sirve de aperitivo a un desplegable enorme en el que, por un lado, se sitúan en el mapa de la urbe británica los crímenes de Jack y las últimas horas de sus víctimas y, por otro, un completísimo cuadro con teorías sobre los asesinatos, quiénes lo investigaron, cuántas víctimas hubo según unos y otros, los médicos que hicieron las autopsias y un pequeño perfil de una cuarentena de sospechosos, algunos de ellos realmente hilarantes. Un regalo para la vista y la mente.
Más duro pero igual de fascinante es Las cinco mujeres (Roca Editorial) en el que la historiadora Hallie Rubenhold (expera en sacar a la luz historias de mujeres menospreciadas durante siglos) pone el ojo en las cinco víctimas canónicas de Jack el Destripador no para lanzar teorías sobre su muerte, su carácter de víctimas y la identidad de su victimario sino para trazar un relato biográfico de cada una. Todas tenían en común su terrible muerte; también sus penosas condiciones de vida, su alcoholismo más o menos acentuado. Pero, y ahí es donde está la magia del libro, fueron mucho más que víctimas, fueron mujeres que tuvieron una vida.
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