Diez discos para vestirse de gala
Repasamos los lanzamientos de clásica más interesantes desde la irrupción de la covid-19 en nuestras vidas
En Salvar a Mozart, de Raphaël Jerusalmy, el crítico musical Otto J. Steiner se vestía de gala para escuchar sus grabaciones favoritas. Vivía recluido en un sanatorio y redactaba un diario durante la celebración del Festival de Salzburgo de 1939, mientras la esvástica nazi lo infectaba todo. Pero tenía discos: “Puse El caballero de la rosa en el gramófono y cerré los ojos, imaginando el auditorio, los fracs, los uniformes, las mujeres con abanicos, adornadas con joyas, el murmullo de la orquesta afinando sus instrumentos. Incluso fingí fumar un puro con mi lápiz entre los dedos”. Era fácil acordarse de Steiner y la novela de Jerusalmy, mientras vivimos confinados y sin conciertos ni óperas. Pero teníamos discos. Y las novedades llegaban puntualmente, tanto a las tiendas de descarga como a las plataformas de streaming. Repasamos aquí los principales lanzamientos de clásica desde la irrupción de la pandemia.
Comenzamos, como Steiner, por Richard Strauss. Y por la grabación de su ópera La mujer sin sombra que publicó Orfeo en abril. Esa “hija del dolor” (Schmerzenskind), como la denominó el compositor. Una criatura cuya gestación se postergó ocho años, a consecuencia de la Gran Guerra. Pero que se estrenó, en octubre de 1919, coincidiendo con los últimos rebrotes de la pandemia de gripe en Viena. Esta grabación recoge la función del 25 de mayo de 2019, en la Ópera Estatal de la capital austriaca, que sirvió, tanto para la conmemoración del 150º aniversario de su edificio, como para celebrar el centenario de su estreno. Christian Thielemann da sentido al complejo simbolismo de la trama, sin renunciar a desentrañar cada hebra de su densa polifonía. Nunca escribió Strauss una ópera tan larga y compleja, ni tampoco utilizó una orquestación tan masiva y variada. En las dos parejas de protagonistas destacan ellas. Camilla Nylund recrea idealmente la progresiva humanización de la Emperatriz, del brillo del espíritu al fuego de la pasión. Y Nina Stemme es una sensacional Mujer del Tintorero, tan corrosiva como fogosa.
Erich Wolfgang Korngold cotiza al alza gracias a los discos de John Wilson. A finales de marzo, Chandos publicó su último CD con el Sexteto para cuerda y el Concierto para violín. La primera obra muestra su precocidad vienesa con 17 años, que admiró el propio Strauss, y la segunda demuestra que Korngold no suena a música de cine, sino que el sinfonismo cinematográfico de Hollywood terminó sonando a Korngold. En los tres movimientos del concierto reconocemos temas de bandas sonoras clásicas de los años treinta como Otro amanecer, Anthony Adverse y El príncipe y el mendigo. Pero, aparte del exquisito tapiz que aporta Wilson al frente de la RTÉ Concert Orchestra, el violinista Andrew Haveron es un narrador sensacional: canta, nos sonríe y hasta nos guiña un ojo al otro lado del altavoz con su instrumento.
Halina Czerny-Stefańska: el solista era ella
Aparte de las novedades, añadimos para terminar una interesante reedición. En 1966, EMI recuperó una antigua interpretación del legendario pianista rumano Dinu Lipatti del Concierto para piano núm. 1, de Chopin, por intercesión del productor Walter Legge. Era su única grabación de la obra y pronto se convirtió en una referencia. Pero, en 1981, un avezado oyente de la BBC detectó que se trataba de un engaño. El solista no era Lipatti, sino una pianista polaca llamada Halina Czerny-Stefańska (1922-2001). En realidad, esta excelente grabación había sido realizada por Supraphon, en 1955, con Václav Smetáček y la Filarmónica Checa. EMI retiró su disco y, poco después, se descubrió otro registro auténtico del pianista rumano. Pero la grabación de la pianista polaca fue postergada al olvido y tan sólo se publicó en el sello estatal Polskie Nagrania. Profil acaba de recuperarla dentro de un cuádruple CD que reúne todos los registros de Chopin realizados por Czerny-Stefańska, entre 1949 y 1960. Más de cuatro horas de interpretaciones plagadas de bravura, elegancia y musicalidad de esta descendiente directa de Carl Czerny que ganó, en 1949, el primer premio ex aequo en el Concurso Chopin de Varsovia. Una gran pianista por descubrir.
Ha habido más excelentes discos de conciertos. A finales de mayo, Hyperion lanzó los dos de Shostakóvich con la violinista Alina Ibragimova acompañada por Vladímir Yurovski y la Orquesta Sinfónica Estatal de Rusia “Evgeny Svetlanov”. El Concierto núm. 1 suena a imponente retrato desde el abismo y se graba en su versión original, es decir, con el violín solista introduciendo el Burlesque final con todo ese bullicio judío que tanto habría molestado a Stalin, pues la obra no pudo estrenarse hasta después de su muerte. Warner Classics publicó, a principios de julio, Cuentos bohemios, un disco del violinista Augustin Hadelich con el Concierto para violín de Dvorak, junto a Jakub Hrůša y la Radio de Baviera. Lo convierten en un fascinante debate entre el solista y la orquesta, a medio camino entre el poema sinfónico y la danza eslava. Y también ha habido conciertos de creación actual, como el exquisito Concierto para piano de Thomas Adès, de 2018, que Deutsche Grammophon publicó a principios de marzo con el compositor a la batuta y Kirill Gerstein como solista. Una composición a medio camino entre el retrato de ese pianista ruso-americano y la mirada al pasado como proyección de futuro. No sólo escuchamos, al comienzo, una referencia a I Got Rhythm, de Gershwin, sino que la obra prosigue con guiños a Prokófiev, Bartók y Nancarrow, aunque destaca su bello y obsesivo movimiento central.
No han faltado tampoco novedades interesantes de música antigua. Como ese excelso retrato renacentista del infierno pintado con motetes tardíos y melancólicos de Orlando di Lasso, de la Cappella Amsterdam bajo la dirección de Daniel Reuss (Harmonia Mundi). Sin olvidar el exquisito y crepitante Vivaldi del violonchelista Asier Polo con la Orquesta Barroca de Sevilla y Andrés Gabetta (IBS). El mejor disco de música de cámara durante la pandemia es de The Nash Ensemble e incluye versiones de referencia de los maravillosos tríos con piano de Clara Schumann y Fanny Mendelssohn (Hyperion). Y, entre las novedades orquestales, sobresale la nueva grabación de Falstaff, de Elgar, de Daniel Barenboim y la Staatskapelle Berlín (Decca). Una orquesta alemana enamorada del compositor inglés y un director que ha regresado a su música con cuatro décadas más de sabiduría. Este quinto álbum dedicado a Elgar confirma el idilio.
Pero la grabación que, emulando a Steiner, habría que escuchar con un traje de gala es La Passione de la soprano y directora de orquesta Barbara Hannigan junto a la Ludwig Orchestra. Una propuesta conceptual, que Alpha publicó a finales de marzo, y donde la Sinfonía nº 49 “La Pasión”, de Haydn, adquiere otra dimensión entre obras contemporáneas. Entre el homenaje de Luigi Nono para soprano sola a la heroína de la independencia argelina Djamila Boupacha (1962) y los Cuatro Cantos para franquear el umbral para soprano y 15 instrumentos (1998), de Gérard Grisey, una composición espectral que permite conectar a Haydn con el más allá. Hannigan se toma la licencia de añadir un clave que suena extraviado en el extenso Adagio que abre la sinfonía. Se trata, según ella, del mismo ángel oscuro que nos acunará, al final de la obra de Grisey, y tras la muerte de la humanidad. Pero no suena a final, sino a nuevo comienzo para tiempos inciertos.
DIE FRAU OHNE SCHATTEN
Strauss.
Wiener Staatsoper.
Christian Thielemann.
Orfeo.
SEA PICTURES & FALSTAFF
Elgar.
Elina Garança & Daniel Barenboim.
Decca.
CONCIERTO PARA VIOLÍN & SEXTETO
Korngold.
Andrew Haveron & John Wilson.
Chandos.
BOHEMIAN TALES
Dvorak.
Augustin Hadelich & Jakub Hrusa.
Warner Classics.
CONCIERTOS PARA VIOLÍN
Shostakovich.
Alina Ibragimova & Vladímir Yurovski.
Hyperion.
CONCIERTO PARA PIANO
Adès.
Kirill Gerstein & Thomas Adès.
Deutsche Grammophon.
LA PASSIONE
Barbara Hannigan
Ludwig Orchestra.
Alpha.
INFERNO
Lasso.
Cappella Amsterdam & Daniel Reuss.
Harmonia Mundi.
CONCIERTOS PARA VIOLONCHELO
Vivaldi, Boccherini & Haydn.
Asier Polo & Andrés Gabetta.
Ibs.
MÚSICA DE CÁMARA
Clara Schumann & Fanny Mendelssohn.
Nash Ensemble.
Hyperion.
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