La ficción criminal busca espectáculo, clásicos e historia para agosto
Los estrenos de las editoriales se centran en el híbrido entre novela histórica y criminal, que tantos réditos está dando, y en algún rescate notable
Después de agotar buena parte de su artillería pesada tras el fin del confinamiento, que no de la pandemia, las editoriales se han guardado poco material, aunque en algunas ocasiones muy interesante, para la segunda mitad este verano particular. Ya repasamos la eclosión de títulos y nombres de junio, todos válidos para pasar un gran rato este agosto, pero veamos qué queda. Hay algún gran nombre (sobre todo, el de Don Winslow), recuperaciones de clásicos (Charles Willeford o Edgard Allan Poe) alguna sorpresa francesa y una constante apuesta por el híbrido novela histórica-novela negra que tantos réditos ha dado. No hablamos ahora de clásicos contemporáneos como Philip Kerr o Ben Pastor y sus procedimentales ambientados en la época nazi (tan diferentes y tan extraordinarios en los dos casos) sino de una mirada aún más histórica. El año empezó bien con Niklas Natt Och Dag y su 1793 (Salamandra) —¡qué debut!— o el clásico francés Hervé Le Corre y su Bajo las llamas (Reservoir Books) y continúa a buen ritmo.
Ambrose Barry es el pseudónimo del matrimonio vital y ahora artístico formado Chris Brookmyre y Marisa Haetman —escritor él, anestesista e investigadora ella— que elaboran en La corrupción de la carne (Salamandra, traducción de Catalina Martínez) un ilustrador thriller histórico ambientado en Edimburgo a mediados del siglo XIX. Juega a favor de la novela toda la información que hay sobre el desarrollo médico de la época, con rigor y sin abrumar. También el ritmo y el argumento, entretenidísimo. Y la descripción cruda de la brutalidad de la Ciudad Vieja le da el ingrediente final.
Tan en boga está la mirada hacia el pasado en el género criminal, y hay tanto donde elegir, que Alianza rescata La mala mujer, de Marc Pastor (no confundir con Ben, en realidad María Verbena Volpi, italoamericana), un libro publicado en 2009 por RBA y que retrocede hasta principios del siglo XX en el Raval barcelonés para contarnos un caso de desapariciones de hijos de prostitutas. Investigado por la pareja formada por Moisés Corvo y Juan Malsano, el libro incide en el tema clásico de la red de pederastas para nutrir a poderosos pervertidos pero tiene un giro poderoso.
Podemos decir que El ángel de Munich es uno de los thrillers del año. El libro de Fabiano Massimi (Alfaguara, traducción de Xavier González) es el resultado de años de investigación del autor sobre un episodio decisivo de la historia pero no muy abordado: el asesinato en 1931 de la sobrina de Hitler. Con esta premisa, Massimi monta una novela con elementos clásicos —la pareja de detectives que lo investigan, que toman de los reales los nombres pero que son la parte que entra más de lleno en la ficción pura—, giros brillantes y una ambientación histórica impecable a través de la que retrata las tensiones que se vivían en Alemania en los albores del ascenso nazi al poder y las disputas en el entorno de Hitler que terminaron con la laminación de las SA y la eliminación de líderes —¿casualidad?— que podrían tener la clave del caso.
Un gran nombre
Don Winslow es la gran figura de la mesa de novedades de estas últimas semanas. El autor de La frontera (Harper Collins) llega a las librerías con Rotos (traducción de Victoria Horrillo), un conjunto de seis novelas breves desiguales pero con excelentes ejemplos de buena literatura policial. Siempre resulta interesante ver a un autor tan aficionado al gran formato desenvolverse en caminos más cortos.
Repasemos los tres más interesantes. La historia que da título al libro y que lo abre es una intensa trama de policías y venganzas en Nueva Orleans con todos los ingredientes de una película de acción: ritmo, violencia y espectáculo. Aquí no hay sitio para las disquisiciones morales de los protagonistas de la trilogía abierta por El poder del perro, pero el resultado es notable. La segunda historia es un cambio de registro total. En Código 101 tenemos a un ladrón hábil y carismático, discreto y atractivo, que programa su vida en torno a sus golpes perfectos. Pero algo tiene que fallar, claro, porque hay pocos buenos relatos de robos que no sean el relato de un robo que termina mal. Y toda historia de un ladrón lo es también de quien lo persigue. Merece la pena comprar el libro solo por esta pequeña muestra de género impecable de principio a fin. El tercero es La última carrera, en el que Winslow, que ha descrito el mundo del narco como nadie, vuelve al territorio de la frontera, el que mejor conoce y controla (vive en San Diego y estuvo 12 años investigando para La frontera) para darnos el relato más crudo y político de todos, una pequeña novela dentro del género que, ahora sí, tiene alcance moral.
Clásicos recuperados y un par de sorpresas
Charles Willeford (1919-1988) es un clásico de la novela negra estadounidense. Creador de Hoke Moseley, el inolvidable protagonista de Miami Blues, el resto de su obra negrocriminal no ha sido muy promocionada en España (Sajalín sí ha publicado, por ejemplo, la cruda Gallo de pelea). Ahora llega de la mano de RBA, con traducción de Pilar de la Peña, Una obra maestra. Se trata de una historia de robos y arte que tiene mucho más detrás. La capacidad de Willeford para crear personajes con conflictos morales se ve aquí en toda su expresión en el periodista que tiene la oportunidad de su vida si hace lo correcto y la oportunidad de una vida mucho más rica y glamurosa si se inclina por violar la ley.
El otro clásico que vuelve de manera recurrente a las librerías es Edgard Allan Poe, el padre del detective moderno, con sus historias de Dupin. En este caso son los de Periférica quienes apuestan en Los misterios de Auguste Dupin, el primer detective, que incluye sus tres primeros casos. No atiendan tanto al mítico Los asesinatos de la rue Morgue, como a la genial La carta robada o a El misterio de Marie Rôget, donde está ya parte de nuestra fascinación contemporánea por el true crime.
En el ámbito de las sorpresas, a modo de coda de esta breve relación de novedades podemos incluir La madrina de Hannelore Cayre (Siruela, traducción de Susana Prieto), auténtico fenómeno en Francia. Protagonizada por Paciencia Cienfuegos (traductora del árabe para el ministerio de justicia francés, dueña de un perro, madre de dos hijas, novia de un policía y así) que harta de ser definida por lo que es en relación con otros cruza la línea y se convierte en traficante. El presupuesto, arriesgado por inverosímil, está resuelto con gracia y arrogancia.
Terminamos con Último suspiro, de Robert Bryndza (Roca, traducción de Santiago del Rey), thriller playero del autor del éxito Te veré bajo el hielo que tiene jóvenes víctimas, mujer policía aguerrida, cuenta atrás para salvar a la última secuestrada por el malo y todos los ingredientes de un thriller que da todo lo que promete y perfecto para los que busquen un pasa páginas sin complicaciones.
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