Cinco artistas a los que seguir en Instagram
Seleccionamos distintas propuestas de creadores que exponen su trabajo en esta red social: Niño de Elche, Matthew Higgs, Jennifer Higgie, Geoffrey Farmer y Tiago de Abreu Pinto
Niño de Elche
En manos de Niño de Elche, la idea de memorándum alcanza una nueva acepción dentro del baile rítmico de las redes sociales. Mitad dietario y mitad confesionario, sus posts devienen notas al pie de página de un quehacer artístico que se contraen y se expanden igual que su música. Francisco Contreras Molina sabe de buen hacer literario y tira de píldora textual para hablar de un universo referencial que lo mismo abraza a Lorca que a la civilización esquimal. Voces de lo mundano, dice él. Igual que hace con el flamenco, se aferra a la tradición para desnudar pensamientos y obsesiones. Quitarse los nudos con los roces de otros. Arrancarle la cabeza a alguien para usar su cuerpo. Reivindicar la caricia por encima del codo. Analizar las miradas de desasosiego escondidas en la pintura del siglo XIX. Pensar el hoy como una nave de locos. Josep Pla preguntándose qué hay de nuevo. Dinamitar Instagram.
Matthew Higgs
La de Matthew Higgs es ese tipo de cuentas de Instagram que funcionan como radares. El director del White Columns de Nueva York, uno de los espacios independientes más antiguos e imponentes de la ciudad, focaliza en esa escena artística que justo emerge y que todavía no es asumida por el sistema del arte. Eso es: artistas que todavía no están afiliados a galerías. Una tarea nada desdeñable y que avala el buen ojo de este comisario, artista y editor muy poco convencional. Hace años que creó su propia editorial, Imprint 93, y que sus obras enriquecen los fondos de la Tate de Londres. Un perfil sobre el que se ha volcado la galería de Harlem Triple Candie con el proyecto “sociedad de honor son membresía”, centrada en la vida y el trabajo de Higgs. Un archivo que incluye escritos, recortes de prensa y reproducciones de sus obras, pero también todas esas referencias que componen cualquier ecosistema cultural de esa generación de los nacidos en los setenta. Las últimas: los discos de Talking Heads y Joy Division en formato camiseta.
Jennifer Higgie
Es la gran referente en reescribir la historia del arte desde una perspectiva feminista. Jennifer Higgie discurre discreta y con pseudónimo por Instragram (Bow Down), aunque su labor dentro del mundo del arte es una de las más conocidas. Editora junto a Dan Fox de la revista Frieze, esta australiana vive convencida de que la cultura sin arte dejaría al mundo moribundo. A evitar eso se dedican en la revista, que mezcla cultura visual y arte contemporáneo, bajo el mantra de que las ideas más complicadas pueden expresarse de manera simple y clara, y además con humor. Esa misma pedagogía la traslada a las redes sociales con uno de sus proyectos más ambiciosos: el rescate de la historia de miles de mujeres artistas al cabo de la historia, trabajo que ya ha llevado al campo del podcast invitando a otros profesionales del arte para recomendar nombres indispensables de la historia escrita por ellas. Fuente de conocimiento pero no sólo. Pocas personas como Jennifer Higgie reivindican el arte como un campo abierto a todo, pero sobre todo, a la imaginación. Los dos libros para niños que tiene editados son sólo el último punto y aparte.
Geoffrey Farmer
La comisaria Jessica Morgan lo etiquetó como “el artista enemigo del museo” por la facilidad que tiene de cambiar de opinión en el último segundo. El amor por la digresión y lo escurridizo de Geoffrey Farmer tiene que ver con la historia de la biblioteca del Instituto Warbug en los años veinte. Cuando pedías un libro te lo daban junto a tres o cuatro más que consideraban “amigos” del que habías elegido. Esa idea de algoritmo analógico rezuma por un trabajo artístico que se extiende también a Instagram bajo el nombre An Hour Before Sleep. Funciona como una gran coctelera de todo aquello que le inspira, especialmente breves videoclips de archivo de todo tipo de fuentes: películas raras, anuncios descatalogados, dibujos animados de serie B, todo acompañado de subtítulos con altas dosis de humor. Desde un hula-hoop en bucle a Medicine Fiddle bailando con su violín en un monte perdido. Una manera más que inteligente de utilizar la cultura popular como punto de partida para pensar el arte contemporáneo y para recordarnos que, pese a las distancias de intereses, todos estamos conectados por algún cabo de este mapa cultural.
Tiago de Abreu Pinto
El formato de Instagram como sala de exposiciones encuentra una nueva dimensión en manos del comisario independiente Tiago de Abreu Pinto, sin necesidad de atarse a definiciones. Pocas cuentas hay tan minuciosas a la hora de elegir trabajos de artistas. Le avala un trabajo con el arte que siempre dialoga con la literatura y la filosofía, ensanchando los pulmones del sistema artístico. Un ejemplo es su último proyecto, Al aire libre, desarrollado el 16 y 17 de mayo: más de 70 artistas y colectivos chilenos reunidos en una exposición efímera en pleno confinamiento. Ese gesto aludía a lo público, algo que se perdió con el aislamiento. Por otro lado, reflexionaba sobre el sentido de comunidad en tiempos de distancia social. Ahora el proyecto se puede ver online.
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