Cuarentena con el disco que nunca existió, por Fernando Trueba
Uno de los discos favoritos del director y productor musical es el 'missing album' de Hank Mobley, grabado en 1963 junto a Herbie Hancock y Donald Byrd, entre otros
Hank Mobley es un saxofonista por el que tengo debilidad. Nunca tuvo la exuberancia mística de John Coltrane ni la olímpica de Sonny Rollins. Pero tenía un sonido propio, una forma de frasear y de “decir” llena de modesta belleza, sin exhibicionismos, que probablemente tenía que ver con su personalidad. Parece ser que era tímido, discreto, apocado.
Su música representa la quintaesencia del sonido Blue Note. Tal vez sea el músico que más sesiones grabó como líder para el sello. Mobley era no sólo un gran instrumentista, también un prolífico compositor y arreglista.
Había comenzado su carrera en las dos escuelas de las que nació el Hard Bop (mi música favorita): el quinteto de Horace Silver y los Jazz Mesengers de Art Blakey.
El 7 de marzo de 1963, entró en el mítico estudio de Rudy Van Gelder en New Jersey para grabar un disco que nunca vería la luz. Le acompañaban un joven pianista de 22 años, Herbie Hancock, el gran trompetista Donald Byrd, Butch Warren en el bajo y Philly Joe Jones en la batería. Grabaron seis temas, cuatro de ellos originales de Mobley.
Los temas acabaron apareciendo repartidos en diferentes discos, dos de ellos póstumamente. Los fans de Mobley se referían a ese disco que nunca existió como el “missing album” o “the magic session”.
Ahora podemos oírlo integro tal como fue grabado, y en el orden en que se grabó. Es uno de mis discos favoritos, una joya del género.
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