El musical que nació en los márgenes de Broadway y se expandió por el mundo
‘Un día cualquiera’, un espectáculo de pequeño formato, llega a Madrid después de traspasar las fronteras del circuito off neoyorquino
En Nueva York también se estrenan musicales lejos de Broadway. Ocurre en teatros pequeños donde bullen producciones más modestas en las que la creatividad y el riesgo compensan la falta de medios. Estos títulos de pequeño formato cuentan historias cotidianas, dramas o comedias complejas que tocan al público más de cerca que las extraordinarias aventuras de los grandes títulos que se ven en la gran avenida: hablan de las dificultades de la vida en pareja, del salto a la vida laboral o del complicado camino de los artistas que quieren hacerse un hueco. Sobre esas preocupaciones comunes y corrientes, pero universales, versa Un día cualquiera, la adaptación al castellano de Ordinary Days, uno de esos títulos off Broadway que durante el mes de marzo puede verse cada lunes en la sala 2 del Nuevo Teatro Alcalá.
"La obra es muy sencilla, cuatro personajes y un piano”, explica Ferrán Guiu, director de esta versión, la primera en castellano sobre la obra más popular del compositor estadounidense Adam Gwon, estrenada hace más de una década. “El libreto trata de la búsqueda belleza en las cosas cotidianas y cómo influimos en otras personas en el día a día”, añade el artista.“Hay comedia y emoción”, apunta Juanjo González, uno de los productores.
Esta historia neoyorquina está protagonizada por dos parejas de personajes separados por una generación. Claire y Jason son un par de treintañeros que se lanzan a vivir juntos y cuyo principal problema surge del afán de Jason en profundizar en la relación, mientras que Deb y Warren son dos veinteañeros con los problemas propios de dos jóvenes que empiezan sus carreras: un artista buscando su lugar y una estudiante de posgrado. “Hay algo que no funciona entre ellos”, argumenta Laura Enrech, actriz y cantante que interpreta a Deb. “Aunque son situaciones muy personales, los personajes cantan sobre problemas universales, como encontrar tu propio camino. A eso nos enfrentamos todos”, continua Enrech. Por eso, cree, los espectadores españoles también pueden identificarse con ellos. “Aunque el ritmo cotidiano de Nueva York es mucho mayor que el de aquí, Madrid es más amable”, añade.
Música y cuadros
El musical está lleno de referencias a la pintura. Uno de los temas se titula Sábado en el Met, que describe una visita de dos de los protagonistas a los impresionistas del Metropolitan Museum. Otra de las canciones juega con la idea de “big picture”, un concepto que hace referencia a esa visión global y definitiva que cada uno tiene de su vida profesional y personal. “Hay un paralelismo entre las pinceladas que daba Monet y las personas que habitan una gran ciudad: ellas son esas pinceladas”, detalla el director.
La obra llegó a España por Barcelona. Allí, Ferrán Guiu dirigió en 2015 la versión catalana titulada Dies normals. El director la conoció a la diva del musical Audra McDonald que incluyó en su repertorio I’ll be here. “Me enamoré de la partitura y compré los derechos”, recuerda Guiu. Las canciones de Adam Gwon para la obra desvelan su pasión por Stephen Sondheim, autor de Into the Woods o Sweeney Todd y por Andrew Lippa, creador de La familia Addams. Gwon, estadounidense, ha desarrollado su carrera siempre en su país, Ordinary Days, sin embargo, se estrenó en Londres en 2008 y un año después cruzó el charco. Desde entonces, además, se ha convertido en una de las favoritas de escuelas de teatro y grupos amateur. "Incluso se ha montado, hace poco en un bar de Londres", apunta González.
La producción madrileña de Un día cualquiera no es amateur, ni se ha programado en un pub. Los responsables son un grupo de profesionales del teatro musical que sacan un hueco en su día libre para seguir actuando. Por eso, precisamente, solo se programa los lunes. Durante un rato, estos artistas cambian sus papeles en El rey león, Anastasia o La jaula de las locas para meterse en la piel de los cuatro jóvenes neoyorquinos que buscan su lugar en el mundo. “Este proyecto nace de la ilusión y la pasión de un grupo de personas enamoradas de la obra y del teatro musical”, expresa el productor Juanjo González.
Babelia
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