Los Bee Gees, más allá de la música disco
Un documental sobre el grupo muestra los altibajos de los hermanos Gibb, creadores del famoso ‘Stayin’ Alive’
Cada cual encuentra su fórmula para recuperarse tras una ruptura y los Bee Gees utilizaron la melodía de How Can You Mend a Broken Heart. La canción, que clama “por favor, ayúdame a reparar mi corazón quebrado y déjame vivir de nuevo”, es el título que ha elegido el director y productor Frank Marshall (California, 74 años) al documental del grupo de los hermanos Gibb, nacidos en Gran Bretaña y criados en Australia. “En algún momento se separaron y como gesto para invitar a Robin a volver al grupo, Barry escribió el tema y le dio el primer verso para que lo cantara”, explica Marshall por una videollamada. La película, que se puede adquirir desde este lunes en compra digital a través de Amazon Prime Video, Apple TV y Google Play, está formada en gran parte por material de archivo de los músicos y colaboradores, intercalado con entrevistas actuales, con la intención de plasmar los altibajos de la banda en una cronología de la música de los sesenta, setenta y ochenta.
Barry Gibb, Robin Gibb y Maurice Gibb crearon el sonido inimitable de melodías como Stayin’ Alive, que hasta se ha utilizado como reanimación cardiopulmonar para salvar vidas, y que, junto con Night Fever y How Deep Is Your Love, fue la banda sonora de Fiebre del sábado noche. Marshall aclara que trabajaron muchos estilos, pero se vieron atrapados en el movimiento disco de finales de los setenta, en parte por la película protagonizada por John Travolta. “Y eso que las canciones ni siquiera fueron escritas para el filme. Les etiquetaron, luego se les juzgó por ello y fue muy injusto”, defiende el estadounidense, que en The Bee Gees: How Can You Mend a Broken Heart (2020) se detiene en el impacto de la Disco Demolition Night en 1979, un partido de béisbol en el que se quemaron miles de ejemplares de álbumes durante el descanso como muestra de odio a la música disco.
La intención del director es deshacerse de la superficialidad y la trivialidad con la que se etiquetó al estilo y llegar a un relato íntimo a través del testimonio nostálgico de Barry Gibb (74 años), el único de los hermanos que sigue con vida, y de compañeros de profesión como Eric Clapton, Mark Ronson o Noel Gallagher. “Es una especie de reintroducción de nuevos y viejos fans al extraordinario grupo. Es para gente que conoce las canciones, pero no sabe que fueron escritas por ellos, pero también para los que conocen la fiebre de los setenta”, comenta sobre la década en la que se vivió un apogeo de la cultura pop que no se había visto desde el fenómeno Beatles en los sesenta.
Marshall expone que por aquel entonces había muchos grupos que eran populares y exitosos localmente, pero que ellos sufrieron una respuesta global, un cambio en el inconsciente colectivo y se vieron afectados sin saber lo que estaba sucediendo. “Este era su sueño de la infancia, pero no entendían que muchas veces cuando llegas a la cima, te derriban. Eso es solo una parte del negocio, pero estaba cambiando, y fueron capaces de adaptarse. A pesar de todo, se convirtieron en compositores para otras personas y las canciones siguieron llegando. Fue una época interesante para ellos”. A lo largo de los años cambian sus peinados, eligen otras ropas extravagantes y encuentran nuevas formas de componer. “Barry era el hermano mayor, así que él guiaba, pero los tres hacían su contribución”, añade el productor de éxitos de taquilla como Indiana Jones, Regreso al futuro, El Sexto Sentido (1999), que también tiene un historial de dirección ocasional que incluye Aracnofobia (1990), Bajo Cero (2006) y Alive (1993).
Además de esbozar la personalidad de los músicos, se muestra una mirada sobre el proceso de hacer y comercializar música, como cuando Barry habla de cuando encontró su falsete, esa voz agudísima. Uno de los entrevistados, Chris Martin ―el cantante de Coldplay―, reconoce que cuando escribe las canciones, no las crea; simplemente vienen a él. “Eso es lo que encontré cuando estaba hablando con Barry. Le pregunté de dónde sacaba sus ideas y me respondió: ‘No sé, simplemente llegan’. Un ejemplo es Jive Talkin’. Ellos solían viajar desde su casa al estudio de grabación por un puente, y había un sonido que el coche hacía cuando los neumáticos pasaban por encima de los baches en la carretera que le inspiró a escribir esa canción”, recuerda Marshall.
El dinamismo del productor se atenúa cuando habla de la situación actual de las salas de cine: “Estoy decepcionado porque esto es un largometraje y adoro ir a estos espacios, me encantaría estar con 500 personas viendo la película y escuchándola porque creo que la banda sonora es genial. Pero estamos en una pandemia y tenemos que tratar de mantenernos seguros y cuidarnos mutuamente”. Marshall no pierde la esperanza y espera que en algún momento de 2021 vuelvan las proyecciones: “Nada va a reemplazar el ir al cine. Realmente es un gran evento social y las películas volverán”. Termina con un tono tranquilizador: “No se preocupen, volveremos”.
Babelia
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