C. Tangana: “Después de tanto follar, fardar y tanta ‘farlopa’, también hay mucho que fregar”
El artista, número uno con ‘Nunca estoy’, pasa el confinamiento con cuatro amigos en Madrid después de volver de su gira americana en pleno estado de alarma
Le entrevisté en su casa hace cinco años, en vísperas de unas elecciones en las que no iba a votar porque “es feo ser político y querer manejar lo que es de todos”, según me dijo. Hoy, aquel humildísimo piso alquilado con el salón invadido por el estudio del entonces rapero emergente, ha mutado en la confortable casa madrileña donde la estrella pasa el confinamiento con cuatro amigos después de regresar de su gira americana en pleno estado de alarma. Lo dice él mismo en los vídeos de Instagram donde relata su accidentada vuelta a casa sin su novia chilena, que no pudo acompañarle por problemas de visado. “Soy un imbécil que solo le daba importancia al arte y a los placeres carnales, pero tengo el cerebro justo para pisparme de lo que pasa”.
¿El virus le ha hecho caerse del guindo, digo del Lamborghini?
No ha sido por esto. Ahí lo que hago es intentar decirle a la gente “yo ya sé lo que tú piensas que soy”, pero igual si solo fuera ese tipo del Lamborghini no me daría la cabeza para esa reflexión. Hay que asumir la impresión que se tiene de ti. Uno es lo que cree que es, lo que es verdaderamente y lo que los otros piensan. Y si no tienes en cuenta todo no vas a poder explicar lo que eres de verdad.
¿Estamos madurando?
Me parece una forma muy aburrida de decirlo.
Vale: dígalo usted.
Siempre he tenido más partes. Ahora puede que esté llegando a un punto en el que tú te sientes atraída, pero hay otros momentos en el que otros, con un pensamiento más radical, también creían que estaba madurando. Creo, simplemente, que sigo evolucionando, mostrando otras capas, y dependiendo de la capa, coincido con unos u otros.
Supongo que para un ingeniero, o un juez, de cuyo trabajo depende la vida de otros, la humildad es algo bueno. Pero un artista excesivamente humilde siempre será un mal artista
¿No le chirrían ahora sus vídeos de cochazos, fiestones y excesos?
No, no me chirrían. Para mí la cuarentena sigue teniendo el espíritu del dominio capitalista. La mayoría de la gente no puede confinarse del todo y dedicarse a la alta cultura, a cuidar de la familia y a hacer yoga. La gente tiene que ir a buscar el alimento. Este confinamiento es una idea para que no se colapsen los sistemas de los ricos. Sigo pensando que el bling bling es una forma de reproducir el sistema neoliberal capitalista.
En el que usted participa a lo bestia.
Participo, sí. Supongo que para España sí es a lo bestia. Si me comparas con cualquier otro artista de mi nivel y superiores en el resto del mundo, no creo que nadie pensase que soy excesivamente derrochador ni exhibicionista.
¿Cuán alto es el concepto que tiene de sí mismo?
Como artista, muy alto, y no me interesa ningún artista que no lo tenga. Supongo que para un ingeniero, o un juez, de cuyo trabajo depende la vida de otros, la humildad es algo bueno. Para un artista no es un valor que tengas que tener siempre presente. Te va a venir bien para aprender, para encontrar tu sitio, para no medirte con quien no te debes. Pero un artista excesivamente humilde siempre será un mal artista.
Cuando le vetaron en Bilbao, después de contratarle, por sus letras presuntamente machistas, reaccionó dando un concierto gratis. ¿Cuánto le importa la opinión ajena?
Como artista siento que no debería importarme, pero es mentira. Me afecta. Trato de hacer pensar, hurgo en mis heridas, hago cosas controvertidas. Acepto el escarnio público a cambio de no tener que decir más que lo que digo en mis temas. Soy un artista, no tengo la misma responsabilidad que un político. Soy un tocapelotas, pero en los momentos de verdad no estoy por ahí tirao ni soy un loco que solo dice tonterías.
¿Qué le parece la imagen de los pijos del barrio de Salamanca pidiendo libertad?
Una escena de Black Mirror. Me cabrea y me da miedo por lo que puede venir. A mis amigos no les dejan juntarse en un parque y a estos les han dejado sin más. Es injusto y es peligroso porque a nadie le gusta que le traten distinto y ahí ha habido diferencia.
Jamás me hubiera imaginado conseguirlo absolutamente todo antes de los 30
Le supongo millonario. ¿Pagaría a gusto el 2% de su renta como tasa Covid, como propone Podemos?
Con gusto no. Creo que la gente que está gestionando ese dinero son unos ineptos y egoístas que solo quieren mantenerse en el poder. Su intención no es el bien público. Son ególatras, que es lo que es todo político. Entonces, no pago nada con gusto al Estado. Ahora, me parece una buena opción dada esta situación.
¿Hasta dónde está de que le preguntemos por su ex, Rosalía?
Me encanta. Estoy muy orgulloso de la cultura española, y de Rosalía muy especialmente.
Confiéseme algo que le da vergüenza que le guste.
Me encanta [el reality de Mediaset] La isla de las tentaciones. Pocas ficciones alcanzan esa tensión dramática. Hay que concederles que, a nivel técnico, dominan el drama. Me gusta el lado oscuro de la vida y no hay nada más oscuro que te guste ese tipo de cosas. Le estoy dando vueltas a hacer algo con todo eso.
“Follar, fardar, farlopa” era su lema. ¿Se le ha caído alguna ‘efe’ o se han añadido otras?
Espera que piense algo con efe... Ya. Después de tanto follar, fardar y tanta farlopa, también hay mucho que fregar.
¿Y eso?, ¿hay algo sucio?
Añado fregar porque era algo que hacía con 20 años para ganarme la vida y después de haber manchado muchas cosas, también tengo que hacerlo con 30.
En Instagram dice vivir el encierro como un monje del siglo XVI, pero entonces no había wifi.
Internet está muy bien, pero antes tenía la necesidad de estar constantemente haciendo girar la rueda, una necesidad de actividad y un estímulo continuo completamente ficticio. Y ahora te das cuenta de que no, de que el mundo se puede parar y no pasa nada, no te mueres.
¿Dónde está el torete que se pegaba con algún rival de escena?
No soy una persona distinta, creo que hay cosas más propias de los 20 que de los 30.
¿Los años le han domado?
Por el entorno, no. Por mí mismo, sí. Si esto hubiera sido el entrenamiento de un samurai, ahora soy un samurai. Sigo siendo un rebelde, pero ya no digo tonterías porque sí y por provocar, ahora lo que digo es con conocimiento de causa, que diría mi madre.
¿Tangana, zen?
No es mi época más zen. Eso fue cuando entrenaba tres horas diarias y no tenía Internet ni tele. Pero sí, es algo que me ha perseguido toda la vida, esa idea de que podemos entrenarnos a nosotros mismos hasta dominarnos. Jamás me hubiera imaginado conseguirlo absolutamente todo antes de los 30.
¿Y ahora, qué?
Eso es lo guapo. Llevo año y medio pensando qué quiero, qué pensaba de la gente cuando tenía 15 años y seguía haciendo lo mismo con treinta. Sin la ingenuidad de antes, tengo las mismas ganas. Ahora quiero focalizarme hacia los 40. Ver qué tipo de artista quiero ser desde una postura en la que estoy tranquilo, sin el nerviosismo de los 23, cuando necesitaba solucionar mi vida.
¿Es feliz?
Sí. Si no lo fuera, sería culpa mía, y tendría que ponerme las pilas y hacer algo al respecto.
Pues muchas gracias, señor ¿Pucho?, ¿Antón?, ¿Tangana?
De nada, lo repetimos en cinco años.
Tal como le oigo, igual hay un o una Tangana junior en plano.
A ver, a ver si Dios quiere.
¿Está en ello?
Obviamente, ahora no. Pero siempre he tenido en la cabeza la idea de que yo iba a tener críos.
PUCHO VUELVE A CASA
Antón Álvarez (Madrid, 29 años) gusta de los alias en la vida y en la escena. Pucho, Crema, El Madrileño son algunos, pero C. Tangana es con el que ha logrado gloria internacional como rapero y músico urbano, aunque él considera que en el fondo hace coplas y boleros. Filósofo de carrera y buscavidas callejero. la crónica de su vuelta a Madrid desde su gira americana, relatado por él mismo en Instagram, deja entrever un pulso narrativo que piensa explorar en el futuro. De momento, su nuevo tema 'Nunca estoy' es de lo más descargado en plataformas en España.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.