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EL HOMBRE QUE FUE JUEVES
Columna
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Las noches de Eva

Emma Vilarasau prepara una comedia inspirada en la película clásica ‘Eva al desnudo’, de Joseph L. Mankiewicz

Emma Vilarasau, en 'Eva contra Eva'.
Emma Vilarasau, en 'Eva contra Eva'.Sílvia Poch
Marcos Ordóñez

“Cuando la leí me quedé a cuadros”, dice Emma Vilarasau, “porque me encanta que me sorprendan”. Y eso que es la tercera obra que interpreta de Pau Miró, y las tres no pueden ser más distintas. En 2016 hicieron Victoria, una pieza casi coral que se montó en el TNC y el Goya, ambientada en la Barcelona de los 50. En la Beckett, en 2017, Un tret al cap, centrada en tres mujeres de distintas generaciones. Y el 20 de marzo estrena la nueva función escrita por Miró y dirigida por Silvia Munt, Eva contra Eva, que estará en el Romea hasta el 25 de mayo. “Es un placer trabajar con Munt”, dice la fenomenal Vilarasau, que ha hecho todo y puede con todo, “y con Miró porque realmente trabajamos juntos: hay pocos autores que vengan a los ensayos, estén dispuestos a cambiar elementos, a decir ‘esto funciona pero esto hay que cortarlo’… tanto al autor como a nosotros nos va muy bien”.

La actriz se divierte mucho jugando al escondite con el argumento. Obviamente, el título de Eva contra Eva es más que un guiño a la película de Mankiewicz. “Mi personaje es una actriz en crisis, o eso cree. Hay teatro dentro del teatro, hay elementos de comedia ácida y de thriller… Te cuento justo lo que te puedo contar: Nausicaa Bonnín tiene unas ganas locas de vivir en escena. Marissa Josa es una representante veterana que sabe mucho de sus representados. Eduard Farelo es actor y director con obra a punto de estreno. Y Andreu Benito hace también dos papeles, por razones que no puedo desvelar”. Me cuenta que la escena más difícil ha sido la última, “porque la sombra de Opening Night, de Cassavetes, es poderosa. Toda la obra va hacia esa escena que a la protagonista no le gusta, y al final Pau vuelve a sorprender con otro giro inesperado. Que en una obra te sorprendan una y otra vez hasta el final me parece estupendo”.

Lo me a mí me fastidia es que no se hayan podido repescar dos funciones de tronío, ambas dirigidas por Lluís Pasqual, con Emma Vilarasau encabezando reparto: Medea, que solo se vio en el Lliure, y El sueño de la vida, la versión ampliada de Comedia sin título, de Lorca, a cargo de Alberto Conejero. “Una doble pena”, dice la actriz. “El sueño gustó mucho en el Español, pero ni fue al Lliure, porque había pasado lo que pasó, ni giró como debía”. Vilarasau tiene un proyecto suculento para el próximo otoño, “pero de momento es secreto de sumario”, y un anhelo: “Me gusta mucho Chejov y quiero hacer Liuba de El jardín de los cerezos. Es un personaje vital, que por encima de todos los dramas que le rodean antepone la vida. Creo que es muy difícil de montar, y su humor un regalo. Evidentemente, también me gustaría hacer Arkadina de La gaviota. ¿Dirigir? Le tengo demasiado respeto. Soy muy feliz en el escenario. Y cada vez me cuesta más esfuerzo entender este oficio, que te ocupa la vida entera”.

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