Reformas en ‘La casa de las flores’
La serie mexicana de Netflix se enfrenta al reto de ser en su segunda temporada un éxito al menos tan monumental como en la primera
La familia De la Mora tiene ante sí un gran reto: la reinvención. En la ficción que protagonizan, La casa de las flores (Netflix), y también en la realidad. Después del éxito de la primera temporada en España y en América Latina —difícil de cuantificar, porque Netflix no proporciona datos de audiencia—, la serie vuelve a las pantallas este viernes, donde batallará por, al menos, mantener el listón a la altura que lo dejó. El momento de la verdad está cada vez más cerca para el director, Manolo Caro, (Guadalajara, México, 34 años) y el elenco de la serie. "No quiero hacer mucho spoiler, pero van a reinventar su estatus como familia", decía el cineasta a este periódico en abril, en la fabulosa localización que es la residencia de los De la Mora, en la periferia de Ciudad de México. "Después de los secretos que han salido a la luz, tendrán que ingeniárselas para reintegrarse en la sociedad", añade.
Los aplaudidos 13 primeros capítulos giraron en torno al clan encabezado por la matriarca Virginia de la Mora, interpretada por la leyenda de las telenovelas mexicanas Verónica Castro. La trama empezaba con un suicidio, continuaba con una temporada de cárcel y concluía con la bancarrota, aderezada por romances a diestro y siniestro, y mucha —¿demasiada?— familia.
Pero ya nada volverá a ser como antes. En el mundo real, porque la actriz Verónica Castro, gran atracción de la primera temporada, no formará parte del elenco en la segunda y tercera entrega (ya rodada y cuyo estreno está previsto para 2020) —"la echaremos de menos", confesaba entre escena y escena la actriz mexicana Cecilia Suárez durante el rodaje al que este periódico fue invitado por Netflix—. Y en la serie, el negocio familiar que da nombre a la serie, comprado por los malvados hermanos Corcuera, conocidos como Los Chiquis, se ha convertido en una tienda de peces. Sí, un comercio repleto de acuarios con especies exóticas llamado El imperio de los peces.
Silencio en el plató. Se rueda. "Listos. ¡Acción!". En el salón de la mansión ubicada en Ciudad de México, Paulina de la Mora (Cecilia Suárez) y su hijo, Bruno (Luis de la Rosa, también visto en Luis Miguel), están sentados al piano. Él toca —no hay playback— la melodía de La casa de las flores. Después conversan en tono serio. No se alcanza a escucharles, pero el ambiente es serio y melancólico. Para Suárez, el principal cambio que tendrá que enfrentar su personaje será "lidiar con la ausencia", mientras que para su hermano en la ficción, Dario Yazbek, será "un intento de madurez".
El personaje de Yazbek, el bisexual Julián, es una clara apuesta por la visibilización. "Mucha gente me ha dicho que les ha ayudado a salir del clóset", afirma el actor. "Gracias a la relación entre Diego y él, me di cuenta de que, al menos, lo vieron como una relación. Y esto, dada la situación tan homófoba que hay en México y en América Latina, obviamente es un avance". Yazbek, hermanastro de Gael García Bernal, explica que Julián ayuda a entender que "no necesariamente hay que elegir entre peras y manzanas, sino que depende mucho de la fruta en sí". En el mundo real, dicho sea de paso, el reparto protagonizó, a principios de este mes, una campaña por todo México a favor de la diversidad sexual.
El reparto de la segunda temporada cuenta con incorporaciones de actores españoles como la de María León, que representará a la hermana en la ficción de su hermano en la vida real, Paco León, conocido en la serie por ser María José, abogada transexual y expareja de Paulina. Los nuevos capítulos tendrán, además, apariciones estelares de Eduardo Casanova (el actor español conocido por dirigir Pieles y encarnar a Fidel en Aída) y de Eduardo Rosa (uno de los intérpretes de Presunto culpable), que hará de pareja de un miembro de la familia.
La casa de las flores será internacional: parte del elenco ha rodado escenas en Madrid. "Es un pequeño regalo que hace la serie a un país al que queremos tanto, para agradecerles que nos hayan dejado entrar en sus hogares y que estos personajes tengan cariño también en el otro lado", cierra Caro, entre los focos y los cables de la habitación, una más en la laberíntica casa de las flores.
Pistas en las redes sociales
Saben bien en La casa de las flores que sin reinvención no hay cielo. Y sus creadores se han puesto manos a la obra, adelantándose incluso al estreno. A través de sus cuentas en redes sociales, donde, por ejemplo, en Facebook la serie cuenta con medio millón de seguidores, frente a los casi dos de otro caso de éxito en Latinoamérica, La casa de papel. Allí, los actores (y su director) han publicado avances de la nueva temporada, como la muerte de la cabeza de familia, Virginia de la Mora, siguiendo la tendencia de las narrativas transmedia. A principios de este mes, la ficción aprovechó también la expectación para lanzar una campaña a favor de la diversidad sexual con eslóganes como: "Esto no es un hombre. Son dos".
Con su característica cadencia en las palabras, Paulina de la Mora, la primogénita de la familia, interpretada por Cecilia Suárez, aparecía con tono misterioso y amenazador en el primer vídeo de la segunda temporada, que vio la luz a mediados de agosto. "No sé dónde te escondes ni qué más quieres de nosotros. Tú sabes bien que ya no tengo dinero, pero lo que sí tengo son [...] habilidades que me convierten en una pesadilla para gente como tú. Gente que se mete con mi familia. [...] Te voy a encontrar y te voy a matar". Los dardos parecen apuntar a Diego Silvestre (Juan Pablo Medina), el fallido amor de su hermano, Julián de la Mora (Darío Yazbek), huido al final de la primera entrega con una gran suma de dinero de la familia. "[Historias] que, aunque parecían llegar a su final, eran solo el principio", desvelaba otro avance.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.